Virtualidad social

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Todo el mundo sabe que Twitter es una plataforma global para la opinión y conversación pública en tiempo real. Muchos piensan que esta forma de comunicación ha democratizado, al no disponer de filtros, el envío de mensajes. Disponible en 35 idiomas, cuenta con más de 302 millones de usuarios activos por mes.

Este año electoral en España esta poniendo de manifiesto la importancia de este canal. De hecho, un estudio reciente refleja que el interés hacia la política es el 23% superior entre los usuarios de Twitter respecto al total de la población internauta. Para conocer con mayor detalle el volumen de conversación política en la plataforma y el papel que Twitter tiene en las elecciones, la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) ha llevado a cabo una investigación, comisionada por Twitter, que analiza durante el periodo de las elecciones andaluzas, el papel de Twitter en la decisión de voto. Sorprendentemente, entre los resultados del estudio se ha observado que hay una gran relación entre el volumen de conversación en la plataforma y el resultado electoral final. «Si bien no es una relación causal y no podemos de ninguna manera hablar de predicción, ha sido muy interesante encontrar que hay una fuerte relación entre la distribución de la conversación política por partidos, y el resultado real de las elecciones tras analizar un total de 84.378 cuentas de usuarios que hablan de política”, afirman Esteban Moro y Alejandro Llorente, responsables del estudio. En líneas generales en él se pone de manifiesto que todos los segmentos demográficos e ideologías participan de la conversación política en Twitter.

“CUANDO SE HABLA DE ECONOMÍA, LOS GRANDES AMOS DEL MUNDO DIGITAL PARECE QUE LO TIENEN CLARO, TODO SON VENTAJAS; CUANDO HABLAMOS DE LOS SERES HUMANOS TODO SE VUELVE MÁS COMPLEJO Y DIFÍCIL DE ANALIZAR”

Que estamos viviendo cambios profundos en nuestros comportamientos es evidente. Los estudios sobre la influencia de Internet o de las redes sociales se multiplican para analizar su repercusión. Se habla mucho de dominios, amos virtuales y élites que quieren decidir no solo lo que consumimos, sino también cómo vivimos. Quién ganará o quién perderá con este nuevo orden global y social está por definir, pero la pelea ya ha comenzado.


Mark Zuckerberg, creador de la mayor red social, que es Facebook, ya no se conforma solo con los resultados actuales de su influencia. Con la creación de Internet.org, un consorcio de empresas tecnológicas que incluye Ericsson, Qualcomm, Nokia y Samsung, su objetivo es aumentar la conectividad de los países en desarrollo empleando drones. Google no se quiere quedar atrás en este tipo de iniciativas con su Proyect Loon, una red mundial de globos de helio a gran altitud en órbita geosincrónica que transmitan una señal para dar acceso mediante wifi a lugares remotos. Los escépticos ven todos estos proyectos como los nuevos asaltos para el control económico. Sus promotores, la forma de acabar con el subdesarrollo y la pobreza.

Pero no solo eso nos deparará el futuro. Para Ray Kurzweill, director de ingeniería de Google en su libro Cómo crear una mente (Lola Books, 2013) expone su teoría denominada singularidad, en la cual máquinas y hombres se fusionarán para dar una nueva forma de civilización. Toda la vida humana se transformará. En una entrevista concedida al diario El Mundo, Kurzweill expresaba así sus ideas: «Los adultos tenemos la mitad de conexiones que un recién nacido porque aquellas que no usamos desaparecen.

Nuestra intención es que el ordenador actúe como un ser humano, que primero comprende una frase en el idioma original y luego la articula en el segundo idioma. Nuestro objetivo es moldear todos los productos de Google comprendiendo mejor el lenguaje”.

Confiemos que el lenguaje humano se mantenga con cierta calidad así como nuestra capacidad de comprensión. Ya que estas cualidades humanas se están viendo afectadas, según la neurociencia, por nuestra constante exposición a las pantallas. Nuestra concentración también está disminuyendo, así que da un poco de miedo la conjunción de unos seres humanos con cada vez menos capacidades y unas máquinas manejadas por ellos. “Leemos mucho pero de manera superficial, estamos perdiendo la capacidad de formular ideas profundas y complejas. Corremos el riesgo de de estar atontados, de pensar de manera simplista y fragmentada. Tenemos que dar a la mente la oportunidad de manejar ideas complejas”, opina Andrew Dillon, catedrático de la Información de la Universidad de Austin, Texas.

Cuando se habla de economía, los grandes amos del mundo digital parece que lo tienen claro, todo son ventajas, los números parecen no engañar, pero cuando hablamos de los seres humanos todo se vuelve más complejo y difícil de analizar. Una de las preocupaciones de Kurzweill es la longevidad de la vida. Él confía en que las máquinas alargarán la vida. Como nada sabemos del futuro, no le llevaremos la contraria, pero tal vez debería leer el libro Reflexiones del señor Z, de Hans Magnus Enzensberger. Recientemente expresaba: “Los industriales dicen que hay que digitalizar lo más posible… ¿No te parece que se muere también analógicamente, no digitalmente?, le preguntaba y le respondía a la vez al periodista Juan Cruz.

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