Ya en 1996, el matemático y escritor norteamericano John Allen Paulos, en su libro Un matemático lee el periódico, se adelanta a los postulados actuales que resaltaremos en este artículo, al exponer en uno de los capítulos del citado libro, que si «el Chicago Tribune informase, por ejemplo, de que dos afinadores de piano murieron en circunstancias misteriosas el año pasado, necesitaríamos saber el número aproximado de afinadores de piano que hay en la ciudad para calcular el significado potencial del hecho. ¿Qué convincentes suposiciones habría que hacer para llegar a una estimación sensata de dicho número? Habría que responder a las siguientes preguntas: ¿Cuántos habitantes tiene Chicago? ¿Cuántas viviendas? ¿En cuántas hay piano? ¿Cuántos centros docentes hay? ¿Con qué frecuencia se afina el piano medio?… Basta con calcular por orden de magnitud estas cantidades… El inconveniente de incluir números redondos en las noticias es que pueden fosilizarse e inmunizarse ante las revisiones”. Al igual que en esta cita, en publicaciones más recientes se observa cómo con las variables tiempo y cantidad con las nuevas aplicaciones matemáticas podría predecirse, por ejemplo, el comportamiento de una plaga de mosquitos portadores de virus de enfermedades tropicales, así como las probabilidades de ser contagiado, pudiendo incluso llegar a determinarse el mejor momento para llevar a cabo una campaña de desinsectación masiva…
“EL MERCADO DE VALORES, LA COMBUSTIÓN DE UN MOTOR A LO LARGO DE LA VIDA DE UN VEHÍCULO, LOS INTERFACES DE NANOTECNOLOGÍA…CASI TODO PUEDE SER MEDIDO CON LA NUEVA MATEMÁTICA”
Todo esto se conduce mediante procesos matemáticos susceptibles de mejoras que introduzcan nuevas variables que con aplicaciones de ecuaciones diferenciales utilizadas como herramientas, pueden lograr probablemente soluciones más eficaces.
Este planteamiento lleva a los expertos en la materia a considerar que estas nuevas tendencias en la futura aplicación de las matemáticas bajo el prisma del cálculo a escala de tiempo, podría suponer una revolución similar a la que sería la creación de una gran teoría reunificada de la física. La capacidad de elaborar proyecciones sobre fenómenos de cierta complejidad podría dar apertura al cálculo total de los comportamientos naturales. Por otra parte, el mercado de valores, la combustión de un motor a lo largo de la vida de un vehículo, los interfaces de nanotecnología… casi todo puede ser medido bajo el aspecto de la nueva matemática.
Ante estas innovadoras aplicaciones de las matemáticas, se nos despierta la curiosidad y al mismo tiempo nos hace reflexionar en el principio ya plantado por los filósofos griegos, que decían: «Todo está en los números, o mejor dicho, los números están en todo”. Por ello, y desde la ingeniería se plantea la necesidad del conocimiento de las matemáticas y su aplicación, así como el estar alerta en todos aquellos campos en los que esta materia se va introduciendo, dado que las relevantes aportaciones de esta ciencia nos conducen a un apasionante futuro.
