Trabajo inteligente

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El debate del futuro del empleo va a pasar inevitablemente por las
puertas que abre o cierra la aplicación de los sistemas inteligentes.
La relación entre tecnología y trabajo siempre ha conllevado
un grado de complejidad. A pesar de las opiniones favorables al
impacto positivo de la tecnología en la productividad, en algunos
países con un alto nivel de paro, el análisis sobre el futuro se
hace complicado cuando irrumpen nuevos sistemas de trabajo o
una economía que centra sus esperanzas en lo digital o en una
«inteligencia mecanizada», como le gusta llamarla al economista
estadounidense Tyler Cowen, basada en cualquier proceso de
gestión susceptible a ser codificado en instrucciones y ejecutado
por un ordenador.

El trabajo visto, no solo como medio económico, sino también
como forma de inserción social y necesario para que una sociedad
funcione, preocupa a todas las personas. Los cambios de
paradigmas y de producción generan, a distintas generaciones,
las mismas incertidumbres. Hasta ahora las máquinas ampliaban
las capacidades cognitivas de los seres humanos, pero ¿qué pasará
cuando estas puedan asumir estas capacidades más ampliamente
en los ámbitos laborales? Las preguntas son inevitables.
¿Serán las tecnologías capaces de crear trabajo a largo plazo?
¿Cuál será el papel del trabajador en un mundo en el que el trabajo
cognitivo se llega a automatizar? Estas son algunas de las preguntas
que trata de analizar un estudio reciente de la Fundación
Telefónica titulado El trabajo en un mundo inteligente.

LOS NUEVOS TRABAJOS SURGIRáN EN UN
MUNDO DE MáQUINAS INTELIGENTES,
CONECTIVIDAD PERSONAL PERMANENTE,
LONGEVIDAD, ESTRUCTURAS
SUPRAORGANIZATIVAS FOMENTADAS
POR LAS REDES SOCIALES Y UN ENTORNO
GLOBALIZADO Y MULTIMEDIA

Según los expertos de este informe: «Nadie duda ahora de que
la utilización masiva de las tecnologías tanto en el campo como en
las industrias ha supuesto a medio y largo plazo una mayor capacidad
adquisitiva por parte de los usuarios, lo que ha impulsado
la productividad y la calidad de vida de una forma global. De esta
manera, los beneficios se repartieron entre los trabajadores más
cualificados, los menos cualificados, los propietarios de capital y
los consumidores. Históricamente, la destrucción de puestos de
trabajo a manos de una tecnología viene a suponer la creación a
medio y largo plazo de un número mayor de puestos de trabajo en
otros sectores y tipo de actividades».

La automatización ha llegado ya a todos los ámbitos. Pero en
el próximo peldaño todo será inteligente o eso nos dicen, maquinas
ampliando funciones que estaban reservadas a los trabajadores
humanos. Todos los sectores industriales así como el sector
servicios se están llenando de máquinas pioneras: mayordomos,
recepcionistas o asistentes personales robóticos. En esta nueva
era tecnológica se prevé que el desplazamiento de trabajadores
será más acusado que en cualquier otra anterior, ya que afectará
a la sociedad de una forma más amplia. Este fenómeno está captando
la atención de los académicos dado el gran impacto que
puede llegar a tener.


Y estos nos dicen que en el futuro aparecerán nuevas profesiones,
radicalmente distintas a las actuales. Algunas de ellas podrían
ser pilotos de drones; coordinadores de la relación hombre-máquina
en el ámbito laboral; científicos de datos; auditores de bienes
compartibles en la economía colaborativa, diseñadores de moda,
comida, etc., con impresión 3D; arquitectos de realidad aumentada;
diseñadores de gamificación; telecirujanos; coaches virtuales;
asesores en dinero digital; gestores personales de presencia online;
expertos en simplificación; restauradores de entornos salvajes;
entrenadores de robots, o analistas de conocimiento.

Según el experto en emprendimiento Abel Linares: «El 70%
de los niños que hoy van a la guardería, cuando sean mayores
trabajarán en profesiones que aún no se han inventado». Un estudio
de 2011 estimaba que en el año 2015 en Estados Unidos
el 60% de los nuevos puestos de trabajo requerirían perfiles que
solo tendrían el 20% de la población, y esa tendencia continúa
creciendo. Ambas previsiones indican la necesidad de desarrollar
nuevas competencias para los nuevos puestos de trabajo.

«Estos surgirán en un mundo de máquinas inteligentes, conectividad
personal permanente, longevidad, estructuras supraorganizativas
fomentadas por las redes sociales y un entorno globalizado
y multimedia. Estos puestos requerirán, sin duda, nuevas
capacidades y competencias, como un enfoque multidisciplinar
y multicultural, un pensamiento adaptativo e innovador, una inteligencia
social, un pensamiento crítico, capacidad de interactuar
con las máquinas, capacidad de análisis de datos e información,
una cultura multimedia y trabajar en entornos virtuales», nos dicen
los expertos.

En un estudio reciente de la Universidad de Oxford (Reino Unido)
sobre la automatización, los investigadores intentaron cuantificar
la probabilidad de que se digitalicen determinados trabajos
al evaluar el nivel de creatividad, inteligencia social y habilidad
física que requieren. Los coreógrafos, profesores y los asistentes
sociales psiquiátricos están probablemente a salvo, según su
análisis, mientras que los trabadores de telemarketing y los contables
tienen más probabilidades de verse reemplazados.

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