Teresa López
Presidenta de FADEMUR (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales)
“En Fademur abrimos oportunidades de formación, trabajo, comercialización y financiación de proyectos a las emprendedoras rurales”
Las mujeres que viven en medio rural son determinantes para su vertebración territorial y social. Sin embargo, en este ámbito es habitual que todavía se mantengan escenarios bien diferenciados entre mujeres y hombres, en un grado más acusado de lo que ocurre en el medio urbano. Así se recoge en el “Diagnóstico de la igualdad de género en el medio rural” (2021), elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que se indica que la sociedad rural continúa registrando elevadas tasas de envejecimiento poblacional, masculinización de las edades laboralmente activas y pérdida de natalidad, lo que pone en peligro la sostenibilidad demográfica de muchos núcleos poblacionales rurales.
El éxodo rural sigue siendo mayoritariamente femenino, lo que provoca la masculinización de las edades laboralmente activas (en estas zonas hay 111,7 hombres por cada 100 mujeres en edades comprendidas entre 30 y 49 años). Asimismo, se observa el aumento de la participación de las mujeres en el empleo, con una tasa de empleo femenina del 51,6%, frente al 49% registrado en 2011, cuando se realizó el anterior estudio del entonces Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, y la reducción de la brecha laboral de género con respecto a hace una década, que en la actualidad es de 9 puntos porcentuales.
Según el último informe, el empleo femenino, tradicionalmente centrado casi en exclusiva en el sector servicios, gana cotas de diversificación y cobra importancia también en el sector industrial (debido al peso del empleo femenino en la industria manufacturera).
Apoyar el fomento y la promoción de las mujeres rurales y sus familias, especialmente en el desarrollo de acciones formativas (presenciales, online, a distancia, formación para el empleo, etc.), que permitan a las receptoras de las mismas mejorar su cualificación laboral y profesional, es uno de los principales objetivos de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR). Teresa López, ingeniera agrónoma, es su presidenta.
¿Cuándo se creó FADEMUR? ¿Cómo se estructura y cuáles son sus principales objetivos?
Creamos FADEMUR en 2004 para aglutinar las fuerzas de las organizaciones de mujeres rurales locales, comarcales, provinciales y regionales. Éstas llevaban mucho tiempo trabajando en sus territorios, algunas de ellas varias décadas, y por ello sabían que compartían muchos problemas por ser mujeres y ser rurales. Por eso, desde que compartimos lucha en FADEMUR llevamos por bandera el lema “Juntas somos más fuertes”. Juntas somos más fuertes para avanzar en las tres principales áreas que nos preocupan: laboral, cuidados y violencia, todas relacionadas entre sí.
Sobre la primera, en FADEMUR denunciamos la brecha horizontal y vertical del mercado laboral entre hombres y mujeres. Es tan marcada que las mujeres rurales sufren una de las mayores tasas de inactividad de España. Por eso, en FADEMUR abrimos oportunidades de formación, trabajo, comercialización y financiación de proyectos.
En cuanto a los cuidados, sabemos que en los pueblos existe una menor corresponsabilidad y las mujeres asumen una sobrecarga de trabajos mayor. Esto está muy vinculado a la falta de servicios básicos que ellas suplen. Para combatirlo, mejoramos el envejecimiento saludable de la población mayor rural, avanzamos en la conciliación familiar y la corresponsabilidad dentro de los hogares e impulsamos iniciativas que devuelvan servicios de proximidad a las comunidades rurales.
Por último, avanzamos juntas contra la violencia machista en los pueblos, donde las mujeres víctimas son especialmente vulnerables. Para ello, analizamos y denunciamos esta situación y, en muchas ocasiones, acompañamos a quienes la padecen. Formamos a agentes que trabajan contra esta lacra en el medio rural, canalizamos la atención y recursos a víctimas de pequeños municipios, y ponemos el foco en los mecanismos específicos del maltrato ejercido en los pueblos.
Teniendo en cuenta las dificultades actuales, ¿es posible luchar contra la inercia de la despoblación y apostar por un futuro sostenible en el que las zonas rurales transformen la sociedad en una más próspera y sostenible?
Estamos convencidas de que sí, es posible cambiar el rumbo demográfico de los pueblos, y creemos que el camino es el que seguimos con todas las acciones que acabo de comentar. Y no solo es convencimiento, estamos viendo que se trata de una realidad. Durante los últimos años hemos visto un despegue de la población rural femenina en pueblos pequeños, precisamente, aquella población que, según los expertos y expertas, es clave para combatir el despoblamiento. Es fruto de años de trabajo y compromiso, y creemos que es indicador de que la dinámica está cambiando.
Desde FADEMUR, ¿qué medios tienen a su alcance para lograr estos objetivos?
Somos una red de mujeres muy extendida por todo el territorio, llegamos donde nadie más llega. Por eso, el recurso fundamental para nosotras es el humano. Sensibilizamos a la sociedad, denunciamos las desigualdades estructurales y la importancia de que nosotras estemos. Pero esto no es lo único que hacemos, impulsamos proyectos de emprendimiento, cooperativas de mujeres y todo tipo de iniciativas, empoderando a las mujeres rurales para que éstas tomen las riendas de su propio destino. Si bajamos a terreno, todo esto se traduce en el día a día de nuestros programas, como es la lanzadera de emprendimiento rural ‘Ruraltivity’, el ‘Plan Allen Rural’ para la dinamización de las mujeres en el sector agroalimentario, la lucha ‘Cultivando Igualdad’ contra la violencia machista o ‘Cuidándonos para un futuro mejor’ por el envejecimiento saludable.
Dentro del emprendimiento rural, ¿qué porcentaje está representado por las mujeres?
Según los datos del informe “Las mujeres en el emprendimiento verde y rural”, elaborado por el MITECO y basado en la EPA de 2022, las mujeres representan un tercio del emprendimiento en el ámbito rural, el 33,3%. En el rural, las mujeres emprenden más que en ámbitos urbanos, porque en muchos casos el empleo asalariado es escaso y emprender es la única posibilidad de incorporarse al mercado laboral y tener ingresos propios.
¿Cuáles son los principales ámbitos o sectores de actuación?
Sobre todo, las mujeres emprenden en el sector consumo (53%). Por detrás están los negocios impulsados en los sectores industriales (16%) y aquellos extractivos (15%). Hay que destacar que el 91% de sus empresas son empresas familiares.
En su opinión, ¿qué valores y capacidades aportan las mujeres emprendedoras del ámbito rural?
Las mujeres destacan por su responsabilidad en todos los sentidos. Por un lado, está demostrado que tienen una menor tasa de morosidad, son prudentes y organizadas. Por otro, son responsables con su entorno, por lo que dan preferencia a proyectos más igualitarios, con mayor compromiso ambiental o que potencian el desarrollo de sus comunidades.
De las muchas experiencias e iniciativas que se están llevando a cabo en el ámbito rural, ¿cuáles destacaría entre las más novedosas e innovadoras?
Es difícil elegir, las mujeres son muy dinámicas y especialmente innovadoras, pero destacaría que suelen vincular sus iniciativas a la sostenibilidad y el logro de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Y si tengo que elegir, pondría en valor los emprendimientos en dos sectores. Por un lado, el cultural. Hay que señalar que ellas están detrás de muchas iniciativas culturales, demostrando que España no es la tierra vaciada de cultura que muchas personas creen y, además, contribuyendo de manera inmensurable a la necesaria vertebración del territorio. Por otro lado, destacaría los proyectos emprendedores vinculados a los cuidados. Estos son importantísimos porque sacan a la luz un trabajo muchas veces invisible, a la vez que aportan reconocimiento, remuneración y derechos a quienes los desarrollan, y servicios a una población que los necesita para quedarse a vivir en sus pueblos.
¿Cuáles son los principales retos y obstáculos a los que tienen que enfrentarse?
Las mujeres tienen un menor acceso a la financiación. No lo decimos nosotras, lo dice el Banco de España. Además, éste reconoce que las entidades bancarias no aplican este sesgo por una razón objetiva, puesto que las mujeres son mejores pagadoras.
La visión patriarcal imperante también está detrás de la falta de corresponsabilidad en los hogares, es decir, del desigual reparto de las tareas. Cuando te tienes que ocupar de toda la logística y el cuidado familiar, eres la taxista, la cuidadora, la limpiadora, etc., de toda la familia, tienes menos tiempo y energía para tu vida laboral.
Otro de los problemas es la burocracia. Es muy lenta y, en demasiadas ocasiones, no adecuada a la realidad del medio rural o de cada sector. Por último, señalaría que al emprender en el medio rural enfrentas las mismas trabas que al vivir en un pueblo. Es decir, sufres la misma ausencia de servicios básicos, el menor acceso a oportunidades, las peores infraestructuras y conexión, aunque en este punto hemos avanzado muchísimo, el aislamiento…
Desde FADEMUR, han puesto en marcha una iniciativa denominada Ruraltivity, ¿cómo surgió la idea? ¿En qué consiste?
Ruraltivity es la lanzadera de emprendimiento rural que pusimos en marcha en 2018, para impulsar los proyectos creados en el medio rural. Surgió fruto de nuestra experiencia acompañando a mujeres que se encontraban con las trabas que hemos comentado, lo que nos motivó a diseñar una metodología que diera respuesta a las necesidades de las mujeres que viven en los pueblos más pequeños. Nuestro objetivo es que triunfen porque creemos que el impacto se multiplica y su éxito también será el éxito de sus comunidades. Para ello, ofrecemos formación, asesoramiento y apertura de oportunidades de comercialización, financiación, etc., con un acompañamiento personalizado. Y lo más importante: creamos una red en la que las emprendedoras rurales se reconocen y colaboran, se comparten buenas prácticas, se refuerzan y se empoderan.
¿Cómo está siendo su repercusión?
Buenísima. Hoy superamos los 350 proyectos inscritos, el 70% de los cuales se desarrollan en pueblos de menos de 5.000 habitantes y el 40% tienen mujeres jóvenes al frente. Los resultados son tan buenos que en 2021 una fundación, la Fundación Pepsico, estaba buscando cómo contribuir a mejorar la vida de las mujeres rurales de nuestro país, y escogió hacerlo a través de Ruraltivity. Además de su apoyo, también contamos con el del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Estamos viviendo un momento de transformación, en el que el uso de las tecnologías juega un papel fundamental en el campo de la sostenibilidad, ¿cómo se está viviendo ese proceso en el ámbito rural?
Con entusiasmo, especialmente por parte de las mujeres, porque son ellas las que primero apuestan por la sostenibilidad. Uno de los últimos estudios revela que dos de cada tres emprendedoras rurales anteponen el logro de objetivos sociales y/o medioambientales a conseguir una mayor rentabilidad o buscar un crecimiento del negocio.
¿Cómo cree que será la tendencia a medio y largo plazo en materia tecnológica?
Para nosotras, la digitalización es la oportunidad de reducir muchas brechas entre hombres y mujeres. Desde FADEMUR, estamos viviendo este momento con intensidad, trabajando para que las mujeres accedan a estas tecnologías y se formen en su uso. De esta forma, por ejemplo, creemos que podremos reducir la brecha en rentabilidad de las explotaciones de unos y otras, la que se deriva de que las mujeres tengan explotaciones más pequeñas de media.
El pasado mes de febrero, Unión Profesional celebró su III Congreso Nacional de Profesiones en torno a tres ejes estratégicos: compromiso, progreso y futuro. José Antonio Galdón, vicepresidente de UP y presidente de COGITI, introdujo y moderó la mesa del bloque de “Compromiso”, bajo el lema “Profesiones comprometidas e implicadas en los retos sociales”, en la que usted participó como ponente. Una de las conclusiones fue que la sociedad ha de evitar desvincularse de los problemas, y las profesiones tienen que esforzarse por ser parte de la solución. ¿Cómo pueden responder de forma competente y solidaria?
En FADEMUR creemos mucho en las redes de personas. Los grandes retos a los que nos enfrentamos en el mundo rural, en la lucha contra la despoblación, exigen avanzar en igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y para ello necesitamos crear alianzas.
El rural es un medio innovador y rompedor, pero también con problemas estructurales que resolver, en el que necesitamos la implicación de todos y todas. Un lugar al que dirigir la mirada y prestar atención, en el que a veces surgen temas muy complejos que requieren una intervención multidisciplinar. Para dar respuesta, resulta crucial el compromiso de las profesiones, que son referente en nuestro día a día, y que atesoran el conocimiento pegado al terreno. Por ello, nos gustaría aliarnos con las profesiones para que nos ayudéis a acelerar los cambios, a mejorar la vida y las oportunidades de las mujeres, a afianzar los derechos, como camino para construir el futuro sostenible del mundo rural.
Como presidenta de FADEMUR, ¿cuáles son los próximos proyectos que tiene en mente?
Nuestra red es muy creativa, identifica las prioridades de las mujeres para quedarse a vivir en sus pueblos y las transforma en proyectos de intervención. Ahora, además de los proyectos de continuidad, estamos trabajando en iniciativas de dinamización cultural, de construcción y fortalecimiento de comunidad, con la perspectiva de las mujeres; y estamos poniendo en marcha el “Plan Allen Rural”, un proyecto de FADEMUR con la colaboración de IKEA, que pretende empoderar a las mujeres del sector agroalimentario, potenciando el desarrollo de la producción sostenible, incorporando la digitalización y ayudando en la diversificación.