Rainer Maria Rilke (El vidente y lo oculto)

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Pensar es conversar. Diálogo entre dos filósofos.

CONTRASEÑAS Gabriel Rodríguez


Manuel Cruz, Emilio Lledó

RBA, Barcelona, 2015, 144 págs. ISBN: 978-84-905-6634-3

Una idea de la belleza

Desde Platón el diálogo ha sido una de las formas de expresión en las que más vivamente se ejercita el pensamiento, como lo demuestran en este libro dos grandes pensadores españoles, Manuel Cruz y Emilio Lledó, en un diálogo que primero fue oral antes de ser transcrito. Mediante la conversación, los dos filósofos intercambian ideas, opiniones

y recuerdos, al mismo tiempo que reflexionan sobre la educación, el amor, la felicidad y el uso de las nuevas tecnologías, porque pensar es también conversar desde la amistad y con el amor por la verdad. Es un libro que nos puede despertar la pasión por pensar.

Rainer Maria Rilke
(El vidente y lo oculto)

Mauricio Wiesenthal

El Acantilado, Barcelona, 2015, 1.168 págs. ISBN: 978-84-16011-78-0

Diez años después de su Libro de réquiems, en el que Mauricio Wiesenthal nos presentaba su memoria de lector a través de una serie de personajes “fetiche” que han marcado su trayectoria vital y literaria, ahora nos ofrece una visión personal y rigurosa de uno de los grandes poetas del siglo, Rainer María Rilke. El lector está ante una obra enorme

y ambiciosa, hecha desde la pasión que se puede tener en la madurez, llena de erudición pero al servicio de una narración que nos ofrece el fresco de una época fascinante, ese “mundo de ayer” que tan bien conoce Wiesenthal, uno de los escritores actuales más portentosos e inclasificables.

Una de las muchas cosas curiosas de la visión humana es que nuestros ojos, mientras estamos despiertos, parpadean continuamente, cada 15 segundos aproximadamente, aunque hay gente que parpadea incluso más veces. Sin embargo, no tenemos la sensación de que nuestra vista, aunque sea una fracción de segundo, haga como en el cine un “fundido en negro”, esos cortes que separaban las secuencias. Y eso es así porque nuestro cerebro reconstruye en esa fracción de segundo todo lo que ha visto. Puede que se pierda algún detalle, pero no nos damos cuenta.

Con esto quiero decir que lo que percibimos con los ojos no deja de ser un “engaño visual”, como la técnica pictórica del trompe-l’œil (literalmente «engaña al ojo»), que crea ilusiones ópticas para dar la sensación de realidad. Cuatro veces

práctico: es bello lo que nos es útil, y más bello todavía lo que es escaso.

“Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos”. De la rosa primitiva queda el nombre, tenemos los nombres desnudos. La belleza de la rosa empieza en su nombre. Hay quien dice, creo que Chateubriand, que no podríamos sentirnos enamorados si no conociéramos el significado de la palabra “amor”, porque el idioma también es forjador del carácter, y las palabras encierran nuestra visión de la realidad. Lo curioso de esa frase –para añadir más error a la confusión–, que dio título a la famosa novela de Umberto Eco El nombre de la rosa, es que procede de un equívoco o error. Se trata del verso, un hexámetro, de un poeta menor del siglo XII, Bernardo de Morlas, que en su obra De contemptu mundi, reflexionaba sobre la caducidad

del poder y la fama

por minuto, “vemos” lo que recordamos haber visto. Esto “La ‘american beaUty’ es Una variedad de la Roma antigua. Alguien se debió de equivocar al copiar y
debería ser un jarro de rosa cULtivada cambió “Roma pris
de agua fría para los que creen que exisartificiaLmente, tina” por “rosa pristina”.
te una “realidad” ahí mediante injertos, para La American beau
fuera, clara, nítida, una y solo una, que nosotros pasivamentener Una apariencia perfecta. es hermosa y ty es una variedad de rosa cultivada artificialmente, mediante
te recogemos. El fragante, pero banaL, injertos, para tener
acto de ver engloba muchas más cosas como Las frUtas de Los una apariencia perfecta. Es hermosa y
que un mero reflejo sUpermercados, qUe fragante, pero banal,
fotográfico. “Nada hay más hermoso que una son aparentes, pero qUe no tienen sabor” como las frutas de los supermercados, que son aparentes
flor”, dice un poeta. a la vista, pero que

¿Dice bien? No. Porque está dotando luego no tiene sabor. Es una rosa culde valor a la naturaleza, jerarquizando, tivada para ser vendida en serie, a gran organizando, enjuiciando. Y en la natu-escala; la belleza que surge de la socieraleza no existen los valores ni los jui-dad capitalista industrial. Sin embargo, cios. La naturaleza no se puede explicar: la belleza no es algo dado exteriormente

o si se prefiere, se explica por sí mis-ni se puede fabricar. La belleza se des-ma. “Una rosa es una rosa es una rosa” cubre. Y lo mismo ocurre con la belleza (Gertrude Stein), pero una rosa no es humana, cuando decimos “esta mujer más bella que un árbol, porque no es un es más guapa que aquella” le estamos árbol. O que una piedra, o que un pája-hurtando a la belleza el carácter de lo ro, o que un rostro de mujer. Nos equi-singular, lo único, lo gratuito, y le damos vocamos al hacer esta valoración, algo un valor, una utilidad, que es justo lo específicamente humano, que en reali-más ajeno que se pueda imaginar a la dad tiene un sentido fundamentalmente naturaleza.

Técnica Industrial 312, diciembre 2015

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