Programa de evaluación de fugas de aire comprimido
La toma de decisiones sobre la reparación de fugas requiere información de calidad. En un sistema de aire comprimido ideal se reducirá la potencia en proporción directa a una disminución de la demanda. Ingersoll Rand con el fin de ser más exacto en su valoración de los ahorros, considera que los sistemas estándar reducen la potencia sólo del 3 al 7% de cada 10% de disminución, por este motivo los ahorros estimados por Ingersoll Rand son reales y no teóricos.
El sistema de detección de fugas ha sido desarrollado por el equipo de auditorías, que ayudan día a día a los clientes a mejorar en eficiencia, fiabilidad y calidad. El primer paso es la detección y etiquetado de las fugas, aplicando los procedimientos más eficaces y con equipos de pruebas avanzados se localiza y señaliza el origen de cada fuga. Más tarde se evalúan sus características, basándose en los datos concretos del sistema como las horas de servicio, los costes, la electricidad consumida y los tipos de compresores, así se puede determinar el volumen de aire perdido, así como el coste de cada fuga que no se repara a medida que pasa el tiempo.
Las fugas se clasifican según el cálculo de su tamaño y se les asigna niveles de prioridad dependiendo de los ahorros derivados de su reparación. Se registra la dimensión y ubicación de cada fuga estando estos datos disponibles para futuras consultas. Reparar correctamente las fugas de aire no sirve solamente para ahorrar dinero, también ayuda a proteger al medio ambiente. Un sistema de aire comprimido con menos fugas es más eficiente en el consumo de energía, lo que a su vez reduce las emisiones de CO2.