Plan español para la transformación digital
La digitalización del sector industrial, promovida por un ambicioso plan del Gobierno español, se perfila como un requisito imprescindible para que la recuperación económica se consolide en España
Aunque con unos años de retraso, parece que por fin España se ha tomado en serio la digitalización de la industria y ha comenzado a sentar las bases para que este sector aproveche oportunidades y retos que plantean los nuevos desarrollos tecnológicos, la hiperconectividad y un mercado cada vez más global.
No es nada nuevo que sin industria y su capacidad exportadora es muy difícil que la recuperación económica se consolide. Pero tampoco lo es, como señalan distintos expertos, que o las empresas se digitalizan o el futuro no será todo lo halagüeño que podría ser para ellas. De hecho, la Unión Europea lleva tiempo apuntando que las compañías que explotan de manera eficiente las ventajas competitivas de la digitalización presentan mejores condiciones para crecer y generar empleo. En esta línea, Bruselas ha fijado como objetivo, en el marco de la política industrial europea, que la contribución de la industria al PIB europeo alcance el 20% en el año 2020.
Por eso, si España, que aún se encuentra lejos de alcanzar ese porcentaje –en la actualidad, la industria representa el 13% y emplea al 11% de la población ocupada–, no quiere perder este tren europeo debe darse prisa o, de lo contrario, corre el riesgo de quedarse rezagada en esta nueva revolución industrial. Así lo recoge el informe Industria conectada 4.0. La transformación digital de la industria española, un proyecto que ambiciona devolver al sector industrial el protagonismo que reclama la UE y fomentar la incorporación de las nuevas tecnologías digitales en las pequeñas y medianas empresas.
Cambio de procesos y modelos
Presentado a mediados de octubre por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, este plan prevé destinar 758 millones de euros a esta transformación que posibilita que dispositivos y sistemas colaboren entre ellos y con otros, permitiendo modificar los productos, los procesos y los modelos de negocio.
En síntesis, este programa público y privado –en esta iniciativa participan, además de Industria, el Banco Santander, Telefónica e Indra– persigue poder afrontar con éxito los desafíos de la digitalización de la sociedad y de la industria y generar un nuevo modelo industrial en el que la innovación sea colaborativa, los medios productivos estén conectados y sean completamente flexibles, las cadenas de suministro estén integradas y los canales de distribución y atención al cliente sean digitales. Todo ello, gestionando un producto inteligente, personalizado y que permita, a su vez, la generación de nuevos modelos de negocio; en definitiva, un modelo de industria inteligente y conectada.
La iniciativa española, dotada con 100 millones de euros para 2016, define las líneas estratégicas para el salto a la industria conectada
A partir de un diagnóstico basado en un análisis, el plan establece unas recomendaciones y unas líneas estratégicas como punto de partida para la adopción de actuaciones que permitan facilitar la transformación digital de la industria.
Estas grandes líneas maestras pasan, en primer lugar, por garantizar el conocimiento y desarrollo de competencias de Industria Conectada 4.0 mediante, una adecuada formación académica y laboral, y por fomentar la colaboración interdisciplinar con universidades, centros tecnológicos, empresas y agentes sociales, entre otros entornos.
Habilitadores digitales
Además, el programa propone impulsar el desarrollo de una oferta de habilitadores digitales –conjunto de tecnologías que hacen posible explotar el potencial del Internet de las cosas y la hibridación entre el mundo físico y el digital– y el apoyo a empresas tecnológicas para que sean más fuertes, más internacionalizadas y de mayor tamaño.Finalmente, el proyecto apuesta por un marco homogéneo a nivel europeo y por ayudar a su adopción por el sector industrial con una partida de 100 millones de euros para 2016.
Al final, según reconocía no hace mucho el doctor en economía y empresa, Luis Lombardero, se trata de actuar diferente, de no pensar en una empresa como un sitio físico al que se va a trabajar. Para el autor del libro Trabajar en la era digital, en el futuro no habrá despachos, ni paredes ni tabiques y solo habrá puestos de trabajo fijos para los directivos. El resto de los trabajadores, llegará, cogerá su ordenador y se buscará una silla disponible. Cuando termine, recogerá sus cosas y se irá para su casa.