Pere Palacín i Farré: «Los ingenieros técnicos industriales son un buen activo para la Administración pública»

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Dar el salto desde la empresa privada y la educación a la función pública no fue ningún obstáculo para Pere Palacín, director general de Energía, Minas y Seguridad Industrial de la Generalitat de Cataluña desde 2013. Palacín considera necesario que la Administración se nutra de más profesionales con formación en ingeniería técnica industrial, dado que su capacidad multidisciplinar y dedicación al trabajo bien hecho son rasgos fundamentales en la función pública.

Como ingeniero técnico industrial eléctrico, entre otras formaciones, Pere Palacín suspira por desarrollar una sociedad en la que el propio ciudadano no sea un mero consumidor de energía, sino un productor activo. Defiende un mix energético diversificado en el que la energía nuclear, de una forma más racional, siga teniendo su papel. Por algo conoce bien el sector, que lo ha escudriñado minuciosamente, y también participó en la liberalización del mercado eléctrico español. Este catedrático de la Universitat Ramon Llull (URL) en IQS, dentro del Departamento de Ingeniería Industrial, es el autor de la obra de referencia El sector eléctrico español de 1880 a 2005, su liberalización. Comparativa internacional, un estudio comparativo de las transformaciones en España, Europa y América del sector eléctrico. En la actualidad, desde la dirección general coordina las actuaciones en materia de régimen energético, minero y de seguridad industrial, planifica las infraestructuras energéticas, diseña las políticas energéticas que aplicar en Cataluña y las iniciativas normativas que elaborar, en el marco de las competencias de la Administración de la Generalitat de Catalunya en materia de energía eléctrica, hidrocarburos, eficiencia energética, minería y seguridad industrial, Así mismo, dirige el modelo de seguridad industrial y las competencias de la Generalitat en materia de metrología, entre otras.

Ha trabajado en el ámbito privado y en la educación. ¿Qué le sedujo de la función pública para incorporarse a su actual puesto?

No había pensado nunca en ello y lo que me sedujo era hacer un servicio a la sociedad. Como tenía conocimiento del sector, en el que había trabajado, y también había realizado una tesis doctoral, conocía las actividades para las que me propusieron. Puedo aportar conocimientos que mejoren la calidad y la atención que se merecen los ciudadanos.

Su formación en ingeniería eléctrica y su dilatado pasado laboral en Enher y Red Eléctrica, entre otras, ¿le permiten abordar con mayor realismo las decisiones en política energética que debe realizar desde el ámbito de la función pública?

Mi formación me aporta realismo, porque conozco el sector y lo he estudiado, e independencia, al provenir del ámbito universitario como catedrático. Los ingenieros somos multidisciplinares, personas con mucha dedicación, sacrificados, y es algo bueno para la función pública. Este conocimiento multidisciplinar nos permite analizar un problema desde diferentes puntos de vista. Unido a la formación específica como ingeniero eléctrico o energético, es muy importante en el campo en el que estoy trabajando.

Pero, ¿es útil esta capacitación técnica para las decisiones que debe tomar un funcionario con su cargo?

Son decisiones políticas, pero en el campo de la energía en España (que es deficitaria), tenemos que ser coherentes con los principios físicos de la energía, aprovechar bien las fuentes, optimizar bien el consumo. En el fondo sí hay decisiones políticas, pero detrás hay un gran componente técnico-económico.

Tras cuatro años al frente de la Dirección General de Energía, ¿cuál es su balance? ¿Qué actuaciones tiene pendientes ante un futuro energético que parece bastante complicado?

El balance es enriquecedor, he aportado lo que he podido y he aprendido mucho dentro de la Administración pública, que es una maquinaria que funciona, pero que tiene muchos campos abiertos. [La función pública] ayuda mucho a la ciudadanía, hace que las cosas sean mejores. Ahora estamos trabajando en el Pacto Nacional para la transición energética. Me gustaría comenzar a cambiar el modelo energético, desde un modelo de combustibles fósiles a otro más sostenible y renovable, y que sea mejor para las generaciones futuras.

«Los ingenieros somos multidisciplinares, personas dedicadas y sacrificadas, y esto es bueno para la función pública»

Venimos de un modelo energético muy complejo, como indicaba en su libro.

Complejo y controlado por unos grandes operadores, con escasa competencia y que debe romperse un poco para que todo el mundo pueda producir su propia energía, más respetuosa con el medio ambiente, y hacer un uso más racional de la energía. Y promueve un mix de energías: nuclear, alternativas… Hace años que escribí el libro, me anticipaba. Todas las fuentes son necesarias. Para alcanzar un modelo más limpio, también hemos de contar con las energías clásicas, hacer un proceso de transición ordenado, diseñado entre todos, ciudadanos y Gobiernos. Por ello, la necesidad de este Pacto Nacional para la Transición Energética. Entre todos, hemos de decidir qué modelo queremos y qué hemos de hacer.

¿Está a favor de que profesionales con su formación se incorporen en puestos de alta responsabilidad dentro de la Administración pública? ¿Qué relevancia tienen los ingenieros técnicos industriales en este ámbito?

Sí, los ingenieros son muy importantes en la Administración pública. Y, por ejemplo, una dirección general [como la que ocupa] la ha de llevar un ingeniero técnico, y así ha sido en el pasado. Aquí hacemos de autoridad administrativa, en energía, minas, seguridad industrial, autorizamos, inspeccionamos instalaciones de muchos campos reglamentarios (desde ascensores a los aparatos de alta presión, almacén de productos químicos, automóviles, metrología, autorizamos líneas eléctricas de alta y media tensión, centros de transformación y de distribución, subestaciones, centrales eléctricas, instalaciones de suministro de carburante para vehículos, etc. Son instalaciones que tienen mucha temática técnica y para las que es necesario tener formación en estos campos, porque en caso contrario difícilmente podría hacerse una función óptima en el cargo.

¿Qué opina de la situación de los ingenieros técnicos industriales? ¿Se les reconoce suficientemente su labor como profesionales? ¿Necesitan mejorar en algún sentido su formación?

Los ingenieros técnicos son un cuerpo específico dentro de los funcionarios de la Generalitat de Cataluña. Ejercen funciones como la docencia, ejecución de instalación de infraestructuras, mantenimiento de instalaciones, etc. Nuestro departamento es quizá el que más ingenieros técnicos industriales tiene, por algo es heredero del antiguo departamento de Industria. Los ingenieros técnicos están reglamentados por la función pública según la orden del estado, son carreras profesionales de los cuerpos de funcionarios.

¿En qué sector considera que puede tener mayores aportaciones profesionales? ¿En el sector privado, que conoce muy bien, en educación o en la función pública?

Una reflexión rápida: desde fuera, maldecimos mucho de la Administración pública y hay una mala imagen del funcionariado, pero desde que estoy trabajando me ha sorprendido gratamente la actitud que existe. El funcionariado es un gran activo de este país y funciona tan bien como la empresa privada. Y es gracias a los funcionarios, a los ingenieros técnicos industriales, a la actitud de estas personas. El paso por la empresa privada y la educación me ayudan a tomar decisiones en la actualidad. Y la función pública me ha enriquecido mucho y he podido ver el otro lado que no había visto.

¿Cuáles son sus siguientes pasos profesionales? ¿Se ve continuando su labor en la función pública?

No depende completamente de mí. Pero [en el futuro] puedo volver a mi puesto de catedrático, que me apasiona.

«Harán falta centrales nucleares, pero podemos hacer mucho reduciendo el consumo y las importaciones de energía»

¿Y qué es lo que más le motiva en el mundo de la investigación universitaria?

Todo lo que tiene que ver con las redes de energía eléctrica, diseñar y potenciar la generación distribuida mejorando su eficiencia para llegar a las redes inteligentes. El objetivo es conseguir que cada ciudadano pueda tener su generación energética, que pueda cubrir una parte importante de su consumo.

Pero eso choca con trabas legislativas.

El real decreto sobre el autoconsumo energético se ha llevado al Tribunal Constitucional, que nos ha dado la razón en una serie de reclamaciones. Por ejemplo, una en concreto que puede ser de gran utilidad para los ciudadanos es que el real decreto impedía el autoconsumo colectivo (en un bloque de pisos) y ahora esto es legal.

¿Cuál es su visión de futuro del sector energético?

Se resume en una frase: las leyes físicas no pueden ser dificultadas por un redactado en el BOE. Harán falta centrales nucleares, pero sí podemos hacer mucho reduciendo el consumo, reducir las importaciones de energía y, si cada uno se puede producir el 3%, el 20% o el 50% de la energía que consuma, será un gran avance para la sociedad y la humanidad, una gran contribución a las generaciones futuras.

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