Materiales nuevos para reducir la energía incorporada de los edificios
Por ejemplo, el hormigón se puede obtener, parcialmente, a partir de materias primas secundarias como residuos municipales sólidos, plásticos usados, aparatos eléctricos y espuma de poliuretano, según ha demostrado uno de esos proyectos. En algunos casos, el hormigón se puede reemplazar con resinas y materiales compuestos de origen biológico que se obtienen de fuentes y residuos agrícolas, y también de tallos de plantas duras como el lino y el yute. Por otro lado, se están desarrollando tipos nuevos de cemento a partir de aglutinantes bajos en carbono que sustituyan a las variedades tradicionales, por ejemplo la Portland. CO2 con los nuevos aglutinantes son inferiores dado que contienen menos calcio y, en consecuencia, precisan menos piedra caliza. A partir de estos aglutinantes puede crearse una nueva generación de materiales de construcción basados en el hormigón que reduzcan en un 30% la energía incorporada, abaraten los costes en un 15% y mejoren en un 20% las propiedades aislantes.
Y las ventajas de estos nuevos componentes no se limitan a reducir la huella de carbono del sector de la construcción. Ofrecen mejores prestaciones que los materiales tradicionales y la misma resistencia y resultan más económicos. Hay indicios de que podrían ser más resistentes al fuego, poseer más impermeabilidad, ser mejores aislantes acústicos y térmicos y crear una atmósfera en interiores más saludable al no generar compuestos volátiles.