Manuel Campo Vidal
“En España no le damos a la comunicación el lugar destacado que ocupa en el trabajo”
Manuel Campo Vidal ha sido la imagen viva de los informativos de Televisión Española durante años. Su voz serena y clara se colaba diariamente en nuestros hogares, a través de la pantalla, para darnos a conocer las noticias desde su particular modo de hacer y entender el periodismo. Una profesión en la que ha sabido hacerse un importante hueco y en la que, según sus palabras, le ha sido de gran ayuda la formación técnica que adquirió al realizar los estudios de ingeniero técnico industrial. Autor del libro ¿Por qué los profesionales no comunicamos mejor?, Campo Vidal considera que la comunicación es fundamental para ganar competitividad en cualquier empresa y él sabe lo que dice.
Conocido profesionalmente como periodista, es también ingeniero técnico industrial. ¿Qué le llevó a realizar estos estudios? ¿Qué recuerdos guarda de su paso por la Universidad Politécnica de Cataluña, donde cursó esta carrera?
Mi padre trabajaba en el sector de la electrónica, en el área comercial, y pensó que para sus hijos varones lo mejor era estudiar una ingeniería técnica, y así lo hicimos mi hermano y yo. Yo ya quería ser periodista, pero terminé mis estudios de ingeniería técnica y luego continué con periodismo. Años después, he comprendido que aquella formación técnica de base me ha sido enormemente útil para mi vida profesional. Hice buenos amigos en la Escola y guardo muy buen recuerdo de algunos profesores.
¿Cómo describiría el papel que han tenido los ingenieros técnicos industriales en el desarrollo económico de nuestro país y cuál piensa que será su futuro?
Los ingenieros técnicos han tenido un papel decisivo porque en una España que quería industrializarse era imprescindible con-tar con esa pieza en el engranaje. Esa pieza resultaba esencial para conectar los proyectos empresariales con la realidad técnica. Creo que los ingenieros técnicos siguen siendo imprescindibles porque hay mucho por industrializar en nuestro país y ahora nos damos cuenta de que aquellas regiones con mayor solidez industrial como el País Vasco, Navarra y amplios sectores de Cataluña son los que mejor han resistido los embates de la crisis.
“LOS INGENIEROS TÉCNICOS INDUSTRIALES SIGUEN SIENDO IMPRESCINDIBLES PORQUE HAY MUCHO POR INDUSTRIALIZAR EN NUESTRO PAÍS”
¿Continúa vinculado con esta profesión?
Continúo vinculado, sobre todo, porque las nuevas tecnologías me han permitido tener contacto con muchos ingenieros y, además, porque de entre todas las asignaturas que estudié la que más me interesó fue la de Organización Industrial, en la que adquirí conocimientos que he podido aplicar en Antena 3 TV, cuando fui nombrado director, y en la creación de otras empresas posteriores. Y por último, la Universidad Politécnica de Cataluña tuvo la amabilidad de invitarme a formar parte del consejo ejecutivo de los alumnos (antiguos alumnos) y he agradecido mucho esa propuesta.
En su trayectoria como periodista, ¿qué hechos han marcado su vida, tanto en el terreno profesional como personal? El periodismo te permite el lujo de poder conocer a algunos de esos personajes de relevancia con los que a cualquier ciudadano le gustaría conversar y conocer personalmente. Me ha permitido viajar y tener algunos momentos muy especiales y muy únicos, de forma muy particular los debates electorales entre los candidatos a la presidencia del Gobierno: Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Estoy enormemente satisfecho de haber podido tener esa oportunidad.
Todos le recordamos del Telediario. ¿Cuál fue la mejor y la peor noticia que le ha tocado comunicarnos?
Las peores noticias siempre eran las de terrorismo. De forma especial, recuerdo un día en el que teníamos que dar la noticia de la muerte por bomba de un niño que se llamaba Alfonso, en la calle de la Estafeta de Pamplona. El niño tocó el timbre del portero automático de su casa y en aquel momento estalló la bomba, que al parecer iba destinada a un policía nacional que vivía en el mismo edificio. Algunos presentadores tuvimos grandes dificultades para contener las lágrimas al dar la noticia. Y en cuanto a la mejor, sin duda me hubiera gustado dar la noticia del final de terrorismo, pero no llegó. Sin embargo, el 1 de enero de 1986 en el Telediario de las tres de la tarde pude dar la noticia de que, desde ese día, España formaba parte de la Unión Europea.
De todas las personas a las que ha entrevistado ¿hacia quién ha sentido mayor admiración y por qué?
He tenido la suerte de sentarme frente a personajes muy singulares: Adolfo Suárez, en Felipe González, en el general Jaruzelski, presidente de Polonia, o en Giulio Andreotti. Es difícil elegir, pero no hay duda de que la capacidad de seducción de personajes como Suárez o como Felipe González es bastante especial, como admiten también algunos de mis compañeros.
Usted moderó el primer debate electoral televisado en 1993 y el último que vimos el pasado año. ¿Qué diferencias destacaría entre uno y otro?
Sobre todo, los personajes y la relación entre ellos. Es evidente que entre González y Aznar había una tensión manifiesta, incluso en privado, que no tenía nada que ver con la cordialidad entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. El primer debate fue muy especial porque no había referente, y el último fue muy interesante porque no se producía en una situación de empate técnico en las encuestas entre los candidatos. Yo quiero agradecer a todas estas personas citadas y a otros con los que he podido organizar debates electorales –entre ellos Manuel Fraga, Miquel Roca, Pasqual Maragall, etcétera– la confianza depositada, porque un debate es una suma de confianzas y el moderador es un eslabón importante en esa cadena.
¿Por qué los españoles comunicamos tan mal? es el título de uno de sus libros. A través de sus páginas ¿viene a decir que otros países saben comunicar mejor que nosotros?
Creo que es absolutamente cierto. Los ingleses tienen una asignatura especial en las escuelas, los americanos también y, sobre todo, hay una gran presencia de la comunicación, le conceden el papel que merece en todos los ámbitos de la vida profesional, de ahí esas diferencias. Un factor claro es que en el sistema educativo español la comunicación no estuvo presente, a diferencia de otras latitudes. Los niños españoles no salíamos a la pizarra, no hacíamos exámenes orales y, en consecuencia, no vencimos el miedo escénico desde la infancia y eso es bastante determinante. El sistema educativo es uno de los factores, pero también el hecho de que en España no se le concede a la comunicación, a mi juicio, el lugar destacado que después ocupa en la vida profesional, nos dediquemos a lo que nos dediquemos.
La difícil situación atual hace que, casi a diario, los políticos y gobernantes de nuestro país solo anuncien malas noticias. ¿Cree que la comunicación tiene el poder de hacerlas menos malas?
No creo que la comunicación tenga el poder de convertir las noticias en menos malas. Lo que creo es que junto a las malas noticias también los medios de comunicación, los políticos, los economistas y los empresarios deberían difundir las buenas noticias porque también las hay. Creo que si no lo hacemos así contribuiremos todos a crear una crisis psicológica superpuesta a la económica y a la financiera que ya son suficientemente graves.
Quizá la respuesta se encuentre en su último libro, pero ¿por qué los profesionales no comunicamos mejor? ¿Podría sintetizarnos su contenido?
La idea es que cualquier profesional debe aliarse con la comunicación. Los ingenieros franceses estudian lo mismo que los españoles, pero ellos tienen mayor capacidad para contar las cosas. Eso les hace mucho más competitivos.
¿Qué persigue al frente del Instituto de Comunicación Empresarial?
Lo que pretendemos es que esa asignatura que no estudiamos en la escuela y en la universidad se apruebe, porque nunca es tarde. Cualquier profesional que pueda dedicar un par de días de su vida a seguir cursos de comunicación notará los efectos ganando en competitividad comercial, en asentamiento de su propia marca profesional y, desde luego, en liderazgo interno en sus empresas.
¿Y con su dedicación a la Academia de la Televisión?
Bueno, yo toda mi vida he hecho algún trabajo social, colaboro con diferentes ONG y en la Academia de la Televisión soy presidente, un cargo que no es retribuido. Para mí representa un honor el tener la confianza de tantos profesionales del mundo de la televisión. Perseguimos defender la dignidad de la televisión como medio y la dignidad de los profesionales que la hacen cada día.
Blogs, redes sociales, encuentros digitales… ¿Alguna vez se imaginó metido en todo este berenjenal? ¿Cuál cree que ha sido la aportación de la tecnología a los medios de comunicación y cómo describiría su influencia?
Todo eso responde a que hemos tenido la inmensa fortuna histórica de estar aquí cuando ha nacido un nuevo medio de comunicación y estamos todos aprendiendo a manejarlo, a encajarlo y a intentar la convivencia entre los medios de comunicación convencionales –prensa, radio y televisión– y los medios emergentes, que son todos aquellos que tienen Internet como base de difusión. La tecnología es absolutamente determinante para el nacimiento de todos los medios de comunicación y, después, para saltar de una fase a otra en su desarrollo. Lo estamos viviendo ahora, por ejemplo, con el paso de la televisión analógica a la digital.
¿Cómo ve el futuro de los medios de comunicación?
Yo creo que los medios de comunicación están pasando una transición muy dura. Probablemente, también existía en España una burbuja mediática, del mismo modo que existía una burbuja inmobiliaria, pero terminarán asentándose, sobre todo si son capaces de entender los nuevos tiempos y de aprender a compartir su espacio con los nuevos medios que ahora llegan, de modo especial las redes sociales.