Los ingenieros en el centro de los ODS

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Estamos asistiendo a un cambio de paradigma. A una nueva realidad que pone en el centro de todas las conversaciones temas que antes estaban relegados a ámbitos técnicos. La sostenibilidad, la ciberseguridad, el consumo energético y la movilidad eléctrica, entre otros asuntos, ocupan titulares de periódicos de tirada nacional, televisión, conversaciones en puertas de colegios y preocupaciones en distintos ámbitos familiares y sociales.

Ana Jáuregui Ramírez

El creciente interés por estos temas eleva a la ingeniería a profesión esencial y en el punto de mira. De pronto, y al fin, la gente empieza a saber qué hace un ingeniero. Empieza a ponérsele nombre a la profesión y la formación que hay detrás de un tren, una industria o un nuevo avance de aparatología médica. La pandemia y la crisis sanitaria, así como los preocupantes datos de la crisis climática, han creado una situación de clímax de emergencia, pero también de comunidad, en la que problemas superiores a los personales son compartidos por la comunidad internacional, donde compartimos problemas y compartimos responsabilidad.

Vivimos en un mundo hiperconectado, en el que cada vez las profesiones y los profesionales tienen que estar no solo más formados, sino también más integrados en equipos multidisciplinares para poder dar respuesta de manera eficaz a los retos actuales. Los proyectos de carácter privado y empresarial han comenzado a tomar un matiz de interés común integrándose en cadenas de valor, en las que las empresas tienen que responder ante los alarmantes datos de emisión de gases de efecto invernadero. Lo tienen que hacer porque sin ellas no hay futuro y porque también así lo exigen las directrices europeas y, por lo tanto, los países miembros. Así, y ante esta nueva realidad que nos acompaña desde hace unos años y que ya veníamos anunciando desde nuestro Consejo General, Cogiti, en cualquier tejido empresarial tiene cabida un ingeniero. Su figura es crucial durante los procesos de mitigación y adaptación frente al cambio climático. Estos asuntos han sido abordados recientemente en la Cumbre del Clima de Glasgow, en la que se ha puesto de manifiesto que es `la última oportunidad para salvar el planeta´.

El mundo, tal y como lo conocemos ahora, va a cambiar. Ya está cambiando. A todo esto, se le une la Quinta Revolución industrial que tenemos por delante, y que, junto a las dificultades de conservación del medio ambiente, la crisis energética y los problemas de seguridad, que plantea la ciberconectividad, conforman una extensa batería de retos a los que hay que hacer frente de manera decidida y directa, sin fisuras. En este punto, cabe destacar la importancia no solo de nuestro colectivo para liderar esta transición, sino la de nuestro país. En España hay talento. Tenemos que aprovecharlo. Los políticos tienen que dar un paso adelante facilitando herramientas que permitan aprovechar nuestro potencial humano, y no permitir que nos quedemos a la cola de Europa. La formación y calidad de nuestros ingenieros es reconocida internacionalmente, y es ahí donde reside la clave para afincarnos en la vanguardia.

Los Colegios Profesionales por nuestra parte asumimos la responsabilidad de ser eje de distintos colectivos profesionales en continua transformación y crecimiento, que precisan de

nosotros ser guía, respaldo y referencia, ante un mundo laboral con normativas, legislaciones y objetivos que cambian a un ritmo vertiginoso. Nuestras funciones también se han multiplicado. Estar colegiado cada vez se aleja más de ser un simple trámite administrativo, para convertirse en una herramienta indispensable de trabajo, en un sello de calidad y en una garantía de formación continua y excelencia.

A su vez, los Colegios Profesionales también trabajamos entre nosotros para plantear acciones conjuntas entre colectivos necesarias para el progreso. Valga como ejemplo, el barómetro industrial que cada año nuestro Consejo General (COGITI) presenta junto al Consejo General de Economistas de España. El pasado año se centró en el impacto económico de la COVID-19 en las empresas. Ante nuevas situaciones, nuevas acciones y nuevas líneas de trabajo; contribuyendo así a mostrar cuál es la situación real de nuestro país de la mano de los profesionales.

Es cierto que nos encontramos ante una era convulsa, en cambio y con la suficiente dosis de incertidumbre como para no dejarnos descansar del todo ni un minuto. Pero también estamos viviendo un momento de oportunidad y de reconfiguración. Como dijo el presidente de COGITI, José Antonio Galdón, en el acto de entrega de Insignias a los nuevos colegiados de COGITISE: “Estamos de moda. Para todo se necesita un ingeniero. Los ingenieros estamos de moda y no podemos desaprovechar esta oportunidad”.

Pues precisamente ahí es donde decidimos qué papel jugamos, cuando estamos en el ojo del huracán. Decidir si estás ante una crisis o una oportunidad te definirá como persona, como profesional y como ingeniero. Y hoy, en este texto, como representante de los ingenieros técnicos industriales sevillano y como vicepresidenta de nuestro Consejo General, os emplazo a todos los lectores de este editorial a empoderarnos y disfrutar de estar en la profesión en el momento oportuno: este.

 

Ana Jáuregui Ramírez
Vicepresidenta del Consejo General de la Ingeniería Técnica
Industrial de España y de la Fundación Técnica Industrial, y decana de COGITISE

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