Las baldosas del futuro

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Las baldosas del proyecto Plactherm permiten crear de forma independiente distintas zonas térmicas en una oficina, dando la posibilidad a cada trabajador de configurar su temperatura

«Imagínese que está delante de su encimera y va a freír un huevo. ¿Encendería los cuatro fogones? No, porque no es eficiente. Esto es lo que estamos haciendo a día de hoy en nuestras oficinas. Independientemente de cuánta gente haya, calentamos todo el espacio… y a la misma temperatura», explica Lluc Martí, CEO y fundador de Exploded View, con sede en Madrid. Su solución ha sido crear un suelo radiante inteligente, Plactherm.

Con padres autónomos, a los 15 años Lluc Martí ya leía libros de emprendedores y crecimiento personal. Su sueño eran los coches. Antes de terminar la carrera consiguió un contrato de consultor de Catia en Seat. Fue su primer paso en el mundo de la fibra de carbono. Con 25 años hizo su primer intento emprendedor, después de haber sido responsable del diseño de un chasis de un GT2 de fibra de carbono. Tenía el sueño de diseñar y crear cosas nuevas, nuevos proyectos. «Después de casi tres años locos en el mundo laboral, creía contar con experiencia suficiente para lanzarme. No funcionó. Fallaron muchas cosas», entre otras, experiencia en financiación y gestión.

Formación continua, pero con matices. «Un máster o posgrado se aprovecha muchísimo más cuando tiene una aplicación directa en tu día a día. No creo en la formación teórica». Hincar los codos. Completa su ingeniería técnica en diseño industrial con un máster en el automóvil de competición, otro en dirección de proyecto en La Salle y un posgrado financiero en Esade, sin olvidar cursos menores y charlas motivacionales.

Comunicar y enamorar

Carencias comunes al crear una startup son el desconocimiento financiero y legal y la gestión empresarial, reconoce. «En un proyecto solemos gestionar un presupuesto y unos tiempos conocidos; en una startup todo es incertidumbre y uno tiene que jugar con muchos sombreros distintos», explica Martí. Y lo más importante: aprender a comunicar bien, a transmitir, a enamorar a un cofundador, a un trabajador, a un inversor, a un cliente. «Es crucial».

Los ingenieros pueden ser muy buenos emprendedores, asegura, «aunque emprender se basa más en el carácter personal, en la actitud más que en la aptitud y la formación». La base analítica les permite ser muy buenos con las métricas, algo positivo teniendo en cuenta que los perfiles técnicos interesan cada vez más al marketing o al área comercial, por ejemplo. «¿Saben que Brian Chesky, fundador de Airbnb, es ingeniero técnico en diseño industrial?».

«Lo que se aprende en una startup en un año no lo consigues en cuatro o cinco años en una empresa como trabajador»

El emprendedor no nace, se hace aprendiendo, asegura Lluc Martí. Antes de lanzarse a la piscina, recomienda leer mucho, observar errores de terceros para no repetirlos y enfocarse con metodologías como Lean Startup. Entonces sí, a nadar y a luchar por los sueños. «¿O siempre estará trabajando y ayudando a otros a cumplir los suyos?», se pregunta.

Siempre hay sectores oportunos para emprender. Desde el internet de las cosas (IoT), la realidad virtual, la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la biotecnología, eHealth o CleanTech, pero siempre siguiendo la pasión personal, recomienda. «Se nota en el resultado».

Aprender de los errores

Emprender es increíble, uno crece muchísimo, afirma Lluc. «Lo que se aprende en una startup en un año no lo consigues en cuatro o cinco años en una empresa como trabajador», asegura. Eso sí, es un camino «muy duro y con desafíos constantes. Las trabas aparecen día tras día y cometes muchos errores, necesarios para aprender», añade.

Como es habitual en el sector, obtener financiación es una entelequia. Y a pesar de los ejemplos de compras multimillonarias de startups, es mejor ser realista: «Cerca del 90% de las startups mueren antes de los primeros cuatro años», afirma. Se trata de aprender a vivir con la tensión de tener dinero para seis meses. Lluc Martí lo vivió en su proyecto Plactherm, «en el que hay un producto físico y mucho I + D; son proyectos muy intensivos en capital y los resultados no son inmediatos». Y eso que su invención promete. Cada una de sus baldosas puede calentar y sensorizar de manera independiente. Ello permite crear distintas zonas térmicas en una oficina, dando la posibilidad a cada trabajador de configurar su temperatura de confort, a la vez que desciende la temperatura en las zonas de paso o no ocupación. El ahorro energético es del 30%.

«¿Saben que Brian Chesky, fundador de Airbnb, es ingeniero técnico en diseño industrial?»

«Hay muchos inversores especializados en el mundo digital, pero pocos en hardware. En digital uno puede ofrecer crecimientos exponenciales con poco crecimiento de estructura. Con un producto físico, la escalabilidad requiere mucho dinero, inversiones en maquinaria, moldes, stock y más tiempo». Siempre que sea posible, y para no depender del dinero de terceros, el mejor inversor es el cliente: «Es nuestra obsesión: mercado, mercado, mercado». El gran objetivo de su firma es tener producto comercial en septiembre «y vender y vender». Dispone de un equipo de I + D excepcional, «seis jóvenes luchadores entregadísimos», que ya están evolucionando la tecnología para estar un paso por delante de los competidores y llevarla más allá de Fran-cia y Alemania.

Lluc Martí no se considera directivo: «Me gusta más hablar de gestor», por algo su pasión continúa siendo crear. Muy a su pesar, cada vez pasa menos horas en el área de ingeniería, y aunque sigue aportando al equipo de I + D, sabe que lo mejor para su empresa es que la gestione, conseguir clientes que quieran el producto, ganarse la confianza del consejo de administración y de los inversores, definir la ruta en todo momento, asegurar el salario de todos los compañeros y aportarles lo necesario «para que sean lo más felices y productivos posibles», asegura. Tras Plactherm, Martí no descarta dentro de cinco años regresar al deporte del motor y lanzar una startup con gran impacto social.

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