La propuesta de patentes europea discrimina el idioma español
La utilización de sólo tres de las lenguas europeas, inglés, francés y alemán, no es aceptada por España e Italia
El Ejecutivo comunitario presentó el 14 de diciembre una propuesta, apoyada por 12 socios europeos, para constituir un sistema común de patentes válido en los países que lo deseen. Estos países se han acogido a la vía de la “cooperación reforzada”, que per-mite poner en marcha una medida con el respaldo de un número de mínimo de países (nueve) cuando no es posible un mayor consenso en un plazo de tiempo razonable.
El nuevo modelo es apoyado por países como Alemania, Dinamarca, Finlandia, Fran-cia, Holanda, Polonia, Suecia y el Reino Unido, mientras que España e Italia lo rechazan y demandan que haya unanimidad para poner en práctica la nueva patente. Dichos países, con el apoyo de la Comisión Euro-pea, pretenden crear un sistema de patentes de la Unión Europea en el que sólo se pueda utilizar el inglés, el francés y el alemán, lenguas a las que el comisario francés Michael Barnier calificó de históricas, discriminando al resto de lenguas oficiales de la Unión Europea, incluyendo el español.
Pérdida de competitividad
España opina que esto perjudica muy gravemente la competitividad de las empresas españolas en un sector tan estratégico como es el tecnológico, además de un notable encarecimiento para las empresas españolas. De las 51.969 patentes europeas que se concedieron en el 2009, 51.621, es decir, el 99,3%, pertenecen a solicitantes no españoles. Dichas empresas no españolas serían las que se ahorrarían traducir sus patentes al español; las empresas españolas tendrían que asumir este coste.
Para Vincent Van Quickenborne, ministro de Empresa y Simplificación de Bélgica, “el acuerdo alcanzado significa que en el futuro el coste de una patente comunitaria será 10 veces menor, de manera que la obtención de una patente en Europa tendrá un coste competitivo y comparable al de Estados Unidos y Japón. Sin duda, esto redundará muy positivamente en la competitividad de nuestra industria”.
La CEOE ha venido apoyando, y lo seguirá haciendo, la defensa que el Gobierno español, y en concreto el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, ha hecho de los intereses españoles en este ámbito, demostrando en sus intervenciones un reconocimiento notable de la importancia estratégica de este tema.
Una patente europea, en 13 países cuesta hasta 18.000 euros, de los que
10.000 corresponden únicamente a gastos de traducción. Una patente europea es 10 veces más cara que una estadounidense que suele costar unos 1.850 euros. Para López Garrido, no tiene sentido que la UE dé la espalda a un mercado de alrededor de 450 millones de hispanohablantes que hay en todo el mundo. También ha protestado por que esta cuestión se tramite con “prisas”, cuando lo positivo sería una “patente para los 27 socios europeos”.
Si España no participa en el nuevo modelo, las patentes que se registren en su territorio deberán traducirse al castellano para ser validadas y abonar el coste de la traducción. Para que la nueva patente entre en vigor debe ser aún aprobada por el Consejo de la UE y por el Parlamento Europeo.