José Francisco Cutillas
Por muchos motivos, 2009 es el año de Irán. Se han cumplido 30 años de la revolución islámica que depuso al Sah; se han celebrado las elecciones más polémicas en las que las sospechas de fraude han roto la aparente uniformidad de la población iraní y han lanzado a la calle a miles de opositores al gobierno de Ahmadineyad; y, por último, se ha creado el Instituto Español de Iranología, una institución que pretende convertirse en centro dinamizador de los estudios sobre Persia en nuestro país. Uno de sus promotores y fundadores es José Francisco Cutillas (Alicante, 1962), un psicólogo que, por caprichos del destino, ha terminado dirigiendo su carrera hacia el estudio de la lengua persa y la cultura iraní. Uno de los objetivos del Instituto será la de dar a conocer una visión más completa de esta región de Oriente Medio, alejada de los estereotipos reduccionistas difundidos en Occidente.
“NO CREO QUE LOS IRANÍES ESTÉN A FAVOR DE UN CAMBIO GENERAL DE RUMBO”
¿Con qué objetivo nace el recién creado Instituto Español nales. En definitiva, a las nuevas generaciones aquel movimiento de Iranología? Nace como el primer intento de aglutinar
a profesores e investigadores cuyo campo de trabajo es el Irán tanto preislámico como islámico. En España no hemos tenido una tradición de estudios orientales y, concretamente, sobre Irán. Por ello, es necesario potenciar e ir configurando los estudios de iranología en la universidad española.
Este año se cumplen tres décadas de la revolución islámica de Jomeini. ¿Qué queda hoy de esa revolución en la sociedad iraní? Han pasado 30 años de aquella revolución y su herencia todavía está patente en las instituciones, pero las circunstancias no son las mismas y la realidad social y política de Irán se ha ido ajustando a los momentos posteriores a la revolución de 1979 hasta llegar a la realidad actual, donde un porcentaje muy alto de la población que nació tras aquella revolución, e incluso tras la guerra forzada contra Irak, no ven aceptable la realidad actual exigen cambios desde dentro del régimen para ajustarlo a las necesidades sociales e internacionales. En definitiva, a las nuevas generaciones aquel movimiento
revolucionario que dio lugar a la revolución de 1979 les resulta un tanto alejado de sus vivencias y sus necesidades.
¿Cuál es esa nueva realidad iraní? Los intereses y las inquietudes de la mayoría de la sociedad van en una línea diferente a lo que son los intereses del Gobierno y de las estructuras
de poder en la República Islámica de Irán. Y la nueva realidad, no es de ahora, es la que estamos viendo en las reacciones de la ciudadanía; una ciudadanía que desde Occidente se ha identificado con los intereses del régimen, pero que no es así.
El filósofo iraní Ramin Jahanbegloo ha comparado el Irán actual con la Unión Soviética de sus últimos días: la ideología revolucionaria se ha agotado, los jóvenes están desencantados, el movimiento reformista no ha logrado responder a las demandas populares. ¿Cree que el destino final del país puede ser el mismo? No lo creo. Siempre he pensado que cualquier cambio, si es que lo hay, tendrá que venir desde dentro del mismo aparato del régimen provocando no tanto un cambio de sistema político, como un reajuste de las estructuras políticas del Estado haciéndolo más adaptado a la realidad social del país. Los iraníes, en líneas generales, no creo que estén a favor de un cambio radical de rumbo. Es cierto que hay descontento, pero como en cualquier país que se enfrenta a una crisis económica, más si tenemos en cuenta que esta situa-ción está en cierta medida provocada por un bloqueo económico y una marginalización internacional que provoca un desarro-llo económico lastrado.
¿Qué queda en el Irán actual de la antigua cultura persa?
Pese a los estereotipos simplistas que todos tenemos en la cabeza sobre Irán y los comentarios que se oyen en los medios de comu-nicación, la sociedad iraní no representa ese mal, materializado en un islam radicalizado que nos quieren vender. Es una sociedad mayoritariamente musulmana, pero que resulta sor-prendentemente flexible para cualquiera que haya visitado el país. Los turistas españoles, y de otras nacionalidades, lo pri-mero que te comentan cuando están allí o han vuelto de su viaje es que la realidad que han visto no tiene nada que ver con la idea que les habían forzado a creer del pueblo iraní. Es un pueblo generalmente culto, educado y con una idea muy viva de su pasado preislámico; un pasado preislámico que no entra en con-tradicción con la realidad singular de ser un país musulmán chií. Sienten tan vivo el glorioso pasado de los persas aqueménidas como el de la dinastía sasánida, que se entremezclan tradicio-nes preislámicas con las islámicas sin ningún problema. Son musulmanes chiíes pero se sienten herederos de aquellos gran-des imperios que, si no fuera por nuestro etnocentrismo, también deberían formar parte integrante de nuestro origen como civilización.
“A LAS NUEVAS GENERACIONES AQUEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO QUE DIO LUGAR A LA REVOLUCIÓN DE 1979 LES RESULTA UN TANTO ALEJADO DE SUS VIVENCIAS Y SUS NECESIDADES”
¿Qué recuerdo queda en el sentimiento nacional del pasado preislámico del gran imperio persa? La presencia preislámica de la gran Persia está presente sin presentar o significar un elemento de fricción con el islam. Por ejemplo, el año nuevo iraní, Nowruz, era la festividad oficial preislámica que ya se celebraba 2.500 años atrás el día de Año Nuevo. Hoy día sigue siendo la misma festividad. Esto, junto con otros elementos que sería muy extenso exponer aquí, indican que no hay un corte con la conquista árabe islámica. Sí que produjeron algunos cambios importantes, pero la concien-cia de continuidad está presente en muchos elementos, como este que acabo de comentar. No olvidemos que los árabes conquistaron vastos territorios y casi todos, excepto en algu-nas bolsas del Norte de África, el árabe se convirtió en la nueva lengua oficial y del pueblo. En Irán no fue así, se intentó forzar el cambio al árabe, pero fue imposible. La gente siguió manteniendo su lengua.
Irán recurre una y otra vez a la teoría del complot para explicar la desventura del país. ¿Qué hay en la historia del país para que sea así? ¿De dónde nace esa retórica de la discriminación y del victimismo? Es muy complejo, pero hay que pensar que desde la revolución de 1979 el país se ha visto forzado, primero, a una guerra contra su vecino Irak, una guerra impuesta, en la que todos los países occidentales estaban a favor de Irak; lo mismo pasaba con los países árabes, salvo alguna excepción. Después, el bloqueo económico y político por parte de Estados Unidos ha sido implacable y ha dejado unas secuelas muy graves, si bien esto no implica deficiencias alimenticias, pero si tecnológicas. Por otro lado, la mentalidad del islam chií con esa supuesta retórica del victimismo no es artificial, es fruto de muchos siglos de persecuciones y de sentir que eran denostados y casi repudiados por la comunidad musulmana mayoritaria, la suní, lo que ha provocado un sentimiento de supervivencia y de unidad frente a la adversidad, que es la constante a lo largo de su historia, como por ejemplo Ashura, que conmemora el asesinato del imán Huseyn, el nieto del profeta Muhammad y el tercer imán de la shía a manos del califa omeya al-Yazid.
La mayoría de la población de Irán vive en las ciudades. El 60% de los iraníes tienen menos de 25 años. La mayoría de esos jóvenes no han tenido jamás ni una pizca de conciencia revolucionaria, muchos le han dado la espalda a las prácticas religiosas. Están expuestos a las influencias externas y manifiestan una marcada inclinación hacia el ocio y el consumo. ¿Cómo es posible que ese cambio generacional no impidiera que el presidente Ahmadineyad fuera elegido en 2005 y reelegido ahora para un segundo mandato? El problema es la capacidad de reacción que tiene ese 60% de la población frente a un sentimiento de que nada se puede hacer frente al régimen. Esto provoca un fuerte índice de abstención que es lo que ocurrió en las últimas elec-ciones, que el índice de participación fue muy bajo. Es verdad que los jóvenes iraníes son muy vitalistas y están abocados hacia las mismas tendencias que podemos ver en las sociedades occi-dentales, pero la problemática social y política está muy presente en sus comentarios y no hay día en todos los ámbitos, yo conozco más el medio universitario, que no se comenten los acontecimientos políticos o sociales que afectan al país. Desde las nucleares hasta el paro, pasando por la situación internacional, todo está presente en las conversaciones de los jóvenes. Por otro lado, no es cierto que los jóvenes hayan dado la espalda a la religión, tal vez la vivencia religiosa no sea tan manifiestamente abierta como durante los tiempos poste-riores a la revolución islámica, pero la vivencia interior de la religión está muy presente entre los jóvenes. Pero vuelvo a insistir, esto no quiere decir que hayan dado la espalda a la religión.
La jurista iraní Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz, dice que los males de Irán no provienen del islam sino de una sociedad patriarcal de la que beben todos los regímenes
opresores del mundo islámico. ¿Está de acuerdo con ese análisis? Pues me temo que tiene algo de razón. El problema es que el islam se asentó sobre estructuras sociales complejamente interiorizadas en los individuos y, pese a los intentos de cambio, muchos elementos de ese sistema patriar-cal semítico se metamorfosearon y pasaron a convertirse en elementos propios del islam, en este caso, pero también del resto de las religiones semíticas.
Occidente suele reducir el islam a conservadurismo social y cultural, y acostumbra a identificarlo con la violencia. ¿Por qué no podemos reconocer la existencia de un islamismo reformista? Pues porque no se da mucha difusión de unas élites culturales que desde dentro del islam intentan provocar un cambio reformista. Esto pasa en Marruecos o en Irán o Indo-nesia. Vende más la imagen de un burka en Afganistán o de un chador en Irán o la imagen de un islam exótico. La realidad social y de importantes grupos de pensadores que dentro del mundo islámico están repensando el islam no interesa. No hay “Alianza de Civilizaciones” posible si lo único que nos interesa desde Occidente es comprender al otro pero como inferior. Sin entender que las mismas preocupaciones que nosotros tenemos en Europa están presentes en los países de mayoría musulmana: los problemas económicos, sociales, la violencia, etc. Es más fácil, definitivamente, reducir al otro a un esquema estereotipado para así atacarlo. El mundo islámico es muy complejo y variado y, al igual que existen muchos países dentro del mundo islámico, existen muchas formas de islam, no hay un islam único, como no hay dos seres idénticos.
¿Existen en Irán movimientos sociales de renovación intelectual y de contestación sociopolítica? ¿Por qué los medios occidentales hablan tanto del programa nuclear de Irán y no dicen nada de la existencia de estos movimientos?
Pues claro que existen, pero vuelvo a repetir que lo único que nos interesa es el reduccionismo. Antes era el radicalismo, después fue el tema del chador y ahora son las nucleares, sin entender que eso son estereotipos reduccionistas que no tienen nada que ver con la verdadera realidad social ni política. Existen ayatolás de una visión muy interesante con respecto a temas sensibles en la sociedad iraní como existen políticos reformistas y esto muy pocas veces nos llega. No sé de quién será la culpa, pero lo cierto es que la realidad sociopolítica iraní es mucho más compleja y no se puede reducir ahora únicamente al tema del programa nuclear.
¿Es posible algo parecido a una democracia islámica?
Yo creo que sí. Cuando se creó la República Islámica de Irán el sistema adoptado fue el occidental en algunos de sus ele-mentos básicos, como el parlamentarismo, y de ahí que exista un parlamento en Irán cuyos miembros son elegidos mediante sufragio. Tal vez el problema que presente actualmente cualquier país islámico es que necesita desembarazarse de algunos lastres sin miedo, para realizar su propio sistema político ya sea islámico o no, pero democrático, y esto es posible. Lo necesario es que los dejemos evolucionar sin estar continuamente comparándolos y sin marcarles el listón al que nosotros hemos llegado. También los sistemas occidentales presentan imperfecciones, pero aglutinan más elementos positivos que negativos. Y determinados países islámicos han de llegar por sus propias vías y desde planteamientos propios a sistemas democráticos que no necesariamente han de ser idénticos a los nuestros. Sus vivencias y visión del mundo son diferentes a los nuestros, pero los valores más profundos son los mismos.
“EL MUNDO ISLÁMICO ES MUY COMPLEJO Y VARIADO Y, AL IGUAL QUE EXISTEN MUCHOS PAÍSES DENTRO DEL MUNDO ISLÁMICO, EXISTEN MUCHAS FORMAS DE ISLAM, NO HAY UN ISLAM ÚNICO, COMO NO HAY DOS SERES IDÉNTICOS”
Algunos occidentales atribuyen el déficit de democracia en los estados musulmanes a factores inmutables de la cultura árabe o islámica (la religión básicamente), dejando de lado el valor explicativo de las experiencias históricas y los factores sociopolíticos. ¿Subyace todavía el tópico del Oriente espiritual frente al Occidente materialista? Es una visión muy simplista. No hay que olvidar que nosotros hemos pasado por procesos históricos a los que algunos países islámicos están llegando y que, por causas achacables a los mismos países occidentales colonizadores de parte del mundo islámico, se ha provocado un retraso económico y social, además de su estancamiento en un determinado momento de la historia; todo ha provocado, aunque no quiero decirlo así, un retraso en algunos aspectos. Pero la religión únicamente no es la responsable del estado actual de los países islámicos. Existen muchos factores, la realidad de los países islámicos en los años 50 o 60 era muy diferente a lo que son muchos países islá-micos en la actualidad.
¿Cómo fue el proceso de generación de esa imagen tópica, reduccionista y esencialmente exótica de Oriente que hoy podría explicar la simplicidad de los análisis que se hacen sobre esa región? Yo creo que se reduce todo al proceso de colonización y de intentar reducir su mundo a factores fácilmente conceptualizables como inferiores. El mundo islámico era más fácilmente atacable como una realidad exótica que como una realidad social real. El proceso, por lo tanto, benefició a las potencias colonizadoras que necesitaban salva-guardar su conciencia al crear un mundo artificial al que salvar como civilización superior.
Del mismo modo, ¿qué imagen se formó en Persia sobre Europa y cómo fue ese proceso? Persia, durante el siglo XIX, no fue colonizada, lo que sí que hubo fue un juego de intereses en el que potencias como Francia, Inglaterra, Rusia, Alemania y, finalmente, Estados Unidos intentaron dirigir los intereses del país. En cada momento cada uno de ellos dejó su impronta y eso todavía se puede ver en muchos ámbitos de la sociedad iraní. Europa siempre fue un referente a todos los niveles; es lógico pensar que durante el siglo XX el liderazgo lo estableció EE.UU. En líneas generales se puede decir que la imagen de Europa en Irán ha estado mediatizada por la potencia que en cada momento tenía la capacidad de influir en la política del país.
Pero ¿qué idea se tenía de Occidente antes de la colonización? El Occidente islámico siempre ha sido el referente iniciático para los persas hasta fechas muy recientes. En época moderna los persas ya habían realizado muchos viajes y embajadas a países europeos. Concretamente el siglo XVII fue un momento clave para las relaciones de la dinastía hispánica con la Persia de sah Abbas. Posteriormente estas relaciones tan intensas pasaron a serlo con Inglaterra y, en general, ya en el siglo XIX y XX Occidente se ha visto como una meta o como un ejemplo a seguir, de ahí las misiones universitarias que existieron a diversos países europeos por parte de iraníes y que fueron el núcleo de las élites intelectuales en Irán.
Uno de los persas que realizaron su viaje iniciático hacia Occidente fue Uruch Bech, que a principios del siglo XVI viajó a España y acabó convirtiéndose al cristianismo y adoptando el nombre de Juan de Persia. ¿Lo podemos considerar el Marco Polo persa? ¿Cuál fue la importancia de sus textos para la época? Es un personaje interesantísimo y cuya obra representa una buena fuente para conocer la sociedad de la dinastía safaví en el siglo XVII. Hay que pensar que, además de un gran viajero, lo más importante para la sociedad de Felipe III es que se convirtió al cristianismo en Salamanca y que sus padrinos fueron los reyes. En definitiva, es un gran personaje y su libro es una fuente muy interesante para entender un poco más la sociedad de la dinastía safaví.
“NO HAY ALIANZA DE CIVILIZACIONES POSIBLE SI LO ÚNICO QUE NOS INTERESA DESDE OCCIDENTE ES COMPRENDER AL OTRO PERO COMO INFERIOR”
¿Cómo era esa sociedad de la dinastía safaví que dibuja Juan de Persia? Usted habla en su trabajo de una “imagen exótica de Persia” No es que fuera una sociedad idealizada. Existían graves problemas sociales y políticos, pero en líneas generales, sobre todo en los primeros tiempos de la dinastía safaví, la sociedad persa era muy refinada y culta. Los patrones de comportamiento eran diferentes a los europeos, por supuesto, pero los viajeros nos han dado una visión muy refinada de esa sociedad. Verdaderamente, cualquiera que haya estado en Isfahán, sin profundizar mucho, se habrá llevado una grata impresión. Insisto, problemas hubo y muy importantes: inestabilidad política, enfrentamientos con los turcos otomanos, fuerte inflación, represión religiosa e ideológica. Pese a todo, es un momento de gran creatividad y hedonismo. Tal vez el último estertor de una cultura que se negaba a desaparecer.
MUY PERSONAL
¿Cómo un licenciado en Psicología acaba doctorándose en Filología Árabe?
Cosas del destino. Estaba estudiando también Pedagogía y tuve que hacer un trabajo de investigación sobre la pedagogía y la enseñanza en al-Andalus. Ahí empezó todo. Después tuve la suerte de tener a dos de los mejores ara-bistas españoles en la Universidad de Alicante, que me animaron a seguir y a doctorarme: Mikel de Epalza y María Jesús Rubiera. Se lo debo todo a ellos.
Recomiéndenos una película del renombrado cine iraní.
El sabor de las cerezas y A través de los olivos.
Cuando viaja a Irán, ¿cuál es la sensación que tiene cuando pisa por primera vez el país?
Ahora no es tan fuerte, pero en 1992, cuando pisé por primera vez el aeropuerto de Mehrabad, estaba muy asustado y me quedé desconcertado al ver desde la escalera del avión una foto gigantesca, redonda, del imán Jomeyni, junto a otra de Coca-Cola. Tanta mujer velada me impactó. Hoy, en el aeropuerto del Imam Jomeyni la sensación es como en cualquier aeropuerto del mundo moderno.
¿Qué es para usted la buena vida?
Estudiar, viajar y dedicarme a lo que me gusta.
Si pudiera, ¿qué consejo le daría al presidente Obama para manejar sus relaciones con Irán?
Ahora está la situación muy mal, pero le animaría a que hablaran ya, sobre lo que fuera; pero que hablaran. El pueblo iraní lleva mucho esperando una señal para volver a sentirse seres respetados. No olvidemos que antes de la revolución tenían, sobre todo las élites sociales y culturales, unas relaciones muy próximas con EE. UU. y los países europeos, no necesita-ban visado para ningún país (únicamente la Unión Soviética). Las mejores universidades norteamericanas tenían delegaciones en Teherán, Isfahán y Shiraz, y cualquier bien de consumo se podía encontrar fácilmente en Irán.
¿Con qué vicio o actitud es menos indulgente?
La mentira.
¿Qué hace para divertirse? ¿Puede hacerlo también cuando está en Irán?
Viajar y leer. En Irán viajo y leo, por supuesto. Otras cosas también he oído que se hacen. Todo depende de la edad que tenga uno y lo que desee hacer. Pero en Irán hay de todo. Al ser un país islámico no se pueden vender bebidas alcohólicas y no hay discotecas públicas. Pero hay cosas más importantes en la vida que éstas. La amistad y disfrutar de la belleza y de los viajes son algunas de ellas.