Ignacio Esquivias Mascardó

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rable respecto a otros países, sobre todo en el sector industrial. Partíamos de un retraso aún mayor, con lo que ciertamente algo se ha avanzado, pero seguimos teniendo una tremenda dependencia del exterior. Nuestra capacidad de producción en componentes básicos electrónicos y ópticos sigue siendo casi nula, y parece que así seguiremos. Pienso que se perdió una oportunidad que otros países, como Irlanda, supieron aprovechar en su momento. En el sector de los servicios y aplicaciones, sin embargo, se han hecho grandes progresos y somos más competitivos.

El desarrollo de las telecomunicaciones está ligado a una serie de productos tecnológicamente avanzados, como el láser y los derivados de la optoelectrónica. ¿Cuenta nuestro país con investigadores y profesionales cualificados en este campo? ¿Hacia dónde se dirigen las últimas investigaciones?

En el ámbito universitario, y en el de los centros públicos de investigación en general, existe un gran número de investigadores de alto nivel. Y nuestros profesionales en el área tienen una alta cualificación, comparable a la de cualquier otro país tecnológicamente avanzado. En cuanto a su segunda pregunta, hay un gran número de nuevos temas de investigación en los que se realizan grandes progresos. Entre ellos destaco los cristales fotónicos, que han pasado en muy pocos años de la elucubración teórica a la aplicación real, y la computación cuántica, aunque está todavía lejos de ser utilizable en gran escala.

¿Qué papel juegan la investigación científica y el desarrollo tecnológico en el avance de la optoelectrónica y las comunicaciones ópticas? ¿Se invierte lo suficiente en esta área, tanto desde las instituciones públicas como desde el sector privado?

Es bien conocido que en estas áreas la investigación juega un papel básico, pues casi todo está aún por descubrir. Las grandes empresas multinacionales son muy conscientes de ello y dedican una gran parte de su esfuerzo a la investigación. En el caso español, la inversión pública es claramente insuficiente, pero al menos existe una cierta inversión.

La privada es simplemente inexistente, al no existir prácticamente industria nacional en microelectrónica y optoelectrónica.

A la hora de competir con el resto de los países europeos, ¿en qué posición parte España?

Siendo sinceros, no estoy seguro si en este caso partimos de la penúltima o antepenúltima posición, como suele ser habitual en temas de desarrollo tecnológico, pero seguro que no de más arriba. Por tanto es mejor no intentar competir, sino colaborar en el marco de la Unión Europea, y analizar el papel de Europa frente a Estados Unidos y Japón. En este entorno, como europeos, sí tenemos oportunidad de estar en una buena posición que debemos esforzarnos en mejorar.

En el tejido industrial, ¿qué aplicaciones de la optoelectrónica diría que ocupan un papel determinante?

Por supuesto, las comunicaciones por fibra óptica son determinantes en el tejido industrial y social, como ya comenté anteriormente. En la industria clásica existen un sinnúmero de aplicaciones en sensores, control y automatización de procesos, que continúan extendiéndose. Y, como es sabido, la optoelectrónica forma parte de un gran número de equipos de uso general, desde los CDs y las impresoras láser a las cámaras CCD.

Los avances en el mundo de las comunicaciones de alta velocidad a través de la fibra óptica no están siendo tan espectaculares como cabría esperar. ¿Qué factores impiden la introducción competitiva de la fibra en los hogares?

No estoy de acuerdo, los avances en el mundo de las comunicaciones de alta velocidad por fibra han sido aún más espectaculares de lo que se esperaba, a partir de la introducción de la tecnología WDM, multiplexado en longitud de onda. Lo que ha ocurrido es que estas altas velocidades se han reducido a las líneas troncales o a líneas de niveles altos de red, no habiéndose generalizado a los hogares. El principal factor que está retardando la llegada de la fibra al hogar es el coste de la instalación de nuevos tendidos, a la vez que se han mejorado mucho las prestaciones de los tendidos de cobre ya existentes mediante nuevas tecnologías. Creo que esta extensión sólo se dará cuando la necesidad de ancho de banda en los hogares sea mucho mayor que la actual, de manera que pueda compensar el coste de nuevas instalaciones.

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