Formación on line para profesionales

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Siempre que abordamos el tema de la formación, a cualquier nivel, llegamos a unos puntos de coincidencia: la formación de los técnicos, cuando terminan los estudios, es más teórica que práctica; la universidad no adapta sus enseñanzas técnicas a las necesidades reales del mundo empresarial; las carreras de tres años, se terminan en seis o siete años de media, y las de cinco años en nueve o diez.

Y así podríamos seguir añadiendo incoherencias entre lo que se pretende conseguir, como producto final, y lo que realmente se consigue. Con este panorama las preguntas son obvias: ¿Qué está pasando entonces con la formación técnica en nuestro país? ¿Cómo se puede permitir ese exceso de gasto para la formación de un técnico, sea del nivel que sea?

Aunque la universidad parece ser consciente de esos desfases y parece querer arreglarlo, la realidad es que hace años que todo sigue igual y todo queda en declaraciones y buenas intenciones.

Ante tal realidad, los Colegios Profesionales estamos realizando una labor formativa individualizada, que pocas veces es reconocida por la universidad y menos aún por el ministerio de Educación. Esta labor formativa que está recogida en nuestros estatutos trata de solucionar los problemas de adaptación que un estudiante recién terminado tiene con la realidad del día a día en el trabajo, y también con el reciclaje y puesta al día de los colegiados, en sus distintos campos de trabajo. Para solucionar problemas de tiempos, desplazamientos, y compatibilizar trabajo y estudio, se hace necesario el método on line, también denominado teleformación, que algunos colegios ya tenemos establecido y que hemos ofrecido a todos para homogeneizar la formación de nuestros técnicos.

Además de los cursos programados, que podrían ser anuales para los nuevos colegiados a nivel nacional, con lo que cada colegio, grande o pequeño, tendría cubierta una parte importante de su programa de formación, incluso sin infraestructura, el sistema estará abierto a la incorporación de nuevos cursos, publicaciones técnicas, reglamentos…, que cada colegio quiera incorporar, lo que enriquecería enormemente nuestra aportación como colectivo a la Ingeniería Técnica Industrial. Para los que aún no confían en este método de enseñanza o piensan en lo complicado del sistema, me gustaría darles más información respondiendo a esta pregunta, que podríamos hacernos todos.

¿Qué aporta la teleformación a un ingeniero? Ésta es una de las preguntas que con mayor desasosiego suelen plantearse nuestros alumnos, en muchos casos colegiados e ingenieros técnicos industriales, y cualquier otro tipo de usuario que inicia una de nuestras actividades formativas a través de Internet, sin haber tenido ningún tipo de experiencia previa.

La respuesta, por el contrario, no puede ser más sencilla y tranquilizadora, aporta libertad para el aprendizaje y un modelo formativo casi a medida de cualquiera en base al soporte tecnológico y un método muy estudiado de formación, teniendo en cuenta, además, que los recursos necesarios no son más que un ordenador, un navegador al uso y saber cómo se accede a un sitio web (en nuestro caso, www.copiticc.org); todos ellos, elementos presentes en casi todos los hogares y empresas de nuestro país.

La plataforma de teleformación que nuestros alumnos y clientes utilizan para formarse y formar, eso sí, está diseñada con criterios formativos y metodológicos, basados en principios de navegación intuitivos, por tanto, sin la exigencia para el usuario de superar ningún tipo de hándicap importante a la hora de moverse entre los diversos recursos de nuestro Centro Virtual de Formación. En último extremo, a todos ellos les facilitamos antes de iniciar la actividad formativa, y durante la misma, una guía didáctica, junto con la recomendación de su lectura reposada, en aras de solventar aquellas situaciones en las que el usuario entienda como complejas.

La teleformación la podemos definir como una metodología específica, modelada sobre la formación a distancia, y basada en las posibilidades de comunicación y gestión que ofrece Internet. En este sentido, nuestro modelo tiene algunos puntos de contacto con la formación a distancia clásica, dado que en ambos casos el perfil del alumno debe ser el de una persona madura, que toma decisiones y gestiona su tiempo como mejor le conviene a sus intereses o como mejor responda a sus necesidades o posibilidades, incluido el destinado al reciclaje continuo y de actualización de competencias técnicas y profesionales, al margen de las horas dedicadas al trabajo profesional. Esa autogestión del tiempo de formación y el no tener contacto físico con otros formandos y con el equipo docente, son algunos otros elementos que pueden considerarse comunes a ambas metodologías.

Pero, a partir de ahí, nuestros alumnos se sumergen en un método de adquisición de conocimientos absolutamente novedoso, flexible y adaptable a sus circunstancias profesionales y personales. El tiempo y el espacio, como elementos restrictivos de la adquisición de conocimientos, quedan superados, y el alumnado es libre para adaptar su tempus de aprendizaje al formato que mejor se adapte a sus necesidades o a las limitaciones de cualquier tipo, que le harían imposible asistir a una secuencia formativa tradicional, tanto presencial como a distancia, entendida ésta desde un punto de vista clásico.

Por otro lado, hemos de estar de acuerdo en que la necesidad de actualización de conocimientos hoy corre pareja a la velocidad de los cambios que la sociedad moderna produce. Estos cambios vertiginosos suelen tener que ver con la aparición de nuevos saberes, de nuevos conocimientos, de nuevas técnicas y métodos científicos que requieren ser aplicados en la práctica profesional diaria con la misma velocidad con que son producidos, muy especialmente en lo que a la carrera profesional de nuestros colegiados se refiere; de lo contrario, el profesional o el trabajador, el individuo en definitiva, que no asuma estos retos corre el riesgo de situarse en los márgenes cercanos de la exclusión socioprofesional. Pues bien, en este sentido la teleformación que desarrollamos, como metodología flexible y de rápida y cómoda actualización, se constituye en una ventana abierta de modo permanente al devenir de esos cambios y ofrece la posibilidad de una renovación continua de conocimientos placentera y adaptable a las circunstancias de cada profesional, trabajador, estudiante, opositor…

El tipo de formación establecido para el desarrollo de la formación en nuestra plataforma, sobre la base de criterios pedagógicos y económicos, que en ocasiones se acompaña con una secuencia mínima de tipo presencial, conjuga el autoestudio del alumno con el uso de las herramientas virtuales como los foros, chat y correo electrónico. Un alto porcentaje de los objetivos de aprendizaje tienen un componente mayoritariamente teórico y de práctica formativa, y pueden ser estudiados de forma individual por cada alumno con ayuda de un material de carácter autoinstructivo apoyado por un régimen tutorial.

En cualquier caso, ser una buena entidad teleformadora no es nada fácil, requiere que los profesionales que conforman nuestros equipos docentes posean las virtudes de los buenos formadores presenciales, además de otras habilidades propias a las que obliga la distancia, la asincronía, la falta de algunos medios presenciales, etc. Si tenemos unos contenidos excelentes, por otra parte, es más que fundamental, si disponemos de una plataforma correcta, ¿tenemos todo lo necesario para teleformar? Pues no, el aspecto humano es un requisito imprescindible también en la formación vía Internet para solventar este aspecto, en nuestra casa, tenemos un excelente equipo, aunque quizás no sea yo quien deba decirlo, capacitado sobradamente en tecnologías que nos sirven de soporte, en la metodología docente a aplicar y los conocimientos a impartir; además, su carácter determina el éxito, y para ello podemos destacar y reconocer que son dinámicos, activos, empáticos, voluntariosos, flexibles y prácticos en el desempeño de sus tareas.

Por todo ello, la teleformación es una herramienta compleja pero útil y sencilla teniendo en cuenta lo expuesto, la experiencia y el esfuerzo realizado, porque es mucho más que una idea, que la formación a distancia o que una web. Si queremos conseguir los objetivos de ser aceptados como complemento formativo a la universidad, con el valor añadido que ello supondría para nuestras instituciones colegiales y asociaciones, deberíamos trabajar aunando esfuerzos en la dirección adecuada a la realidad actual de las nuevas tecnologías, demostrándonos y demostrando a la sociedad lo que somos y lo que podemos aportar con nuestro potencial técnico.

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