Estudio: Indicadores de circularidad del aluminio, pvc y madera
Este informe ha sido llevado a cabo por Diego Ruiz Amador, consultor de IDNÓVAM y Senior Research Fellow en la Unidad de Análisis Ambiental de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la Universidad Politécnica de Madrid.
El estudio se ha centrado en los indicadores pertenecientes a la certificación Cradle to Cradle y a la iniciativa de la Fundación Ellen MacArthur. Se complementa con el cálculo del indicador de circularidad propuesto por Cullen.
El estudio de IDNÓVAM parte de la premisa de que es necesario que la actividad económica y el uso de recursos vayan por el mismo camino para evitar el agotamiento de materias primas y, provocar, por ello, la subida de los precios.
Esta filosofía es compartida y desarrollada por Michael Braungart y Willians McDonough creando el concepto Cradle to Cradle en el que se elimina la idea de residuo al ser ajena a la naturaleza y se preconiza la conservación de los “nutrientes” de los ciclos biológicos y técnicos.
- Los ciclos técnicos deben gestionar las reservas de las materias primas finitas manteniendo su alto valor añadido sin la pérdida de sus propiedades. Estos ciclos de la tecnosfera deben reducir al mínimo posible cualquier interacción negativa con la biosfera.
Tenemos que sustituir el concepto de “consumo” por el de “uso” para recuperar y restaurar la mayor parte de los recursos no renovables.
- El ciclo biológico comprende los flujos de materiales renovables. En el diseño de estos ciclos también se ha de perseguir la renovación del capital natural y de los nutrientes.
La economía circular aglutina estas ideas teniendo como objetivos los siguientes:
- Preservar y restaurar el capital natural gestionando las reservas finitas y equilibrando los recursos renovables.
- Extender la vida útil y/o aumentar la posibilidad de uso de productos, componentes y materiales tanto en los ciclos técnicos como en los biológicos manteniendo, en la medida de lo posible, su máximo valor; cuanto menos tarden estos en retornar al mercado, mayor será el potencial de ahorro económico y ambiental.
- Minimizar los residuos, el uso del suelo, del aire y del agua o el vertido de sustancias tóxicas.
Indicadores de circularidad
Podemos medir los indicadores de circularidad, bien basándonos en cifras globales de flujos materiales, energéticos o económicos o bien partiendo de características específicas de los materiales o componentes que forman un producto. El estudio de IDNÓVAM se centra en los indicadores a nivel micro que son los que se refieren a los productos finales y a los materiales y componentes que los forman.
Se definen dos conceptos empleados habitualmente en varias de las metodologías de cálculo de indicadores de circularidad:
- Contenido de reciclado (R1): es el porcentaje de material secundario o material recuperado que está presente en una materia prima. Este material secundario sustituye al material primario en la composición de las materias primas.
- Tasa de reciclaje: se define como el porcentaje de residuo generado en el fin de vida de un producto que es reciclado para convertirse en materia prima para un nuevo uso o producto. Tiene en cuenta:
- la tasa de recuperación (R2): se refiere al material que puede ser recuperado de forma efectiva al final de la vida útil
- la eficiencia o rendimiento de las operaciones de reciclaje (ER): se refiere al rendimiento del proceso de reciclaje
Puntuación de reutilización de material (RPM)
Apoyándose en distintas fuentes especificadas en el estudio completo, se llega a las siguientes conclusiones sobre este indicador:
(I) 75% a tratamiento de residuos. De esta fracción el 45% se envía a reciclar y el 55% a valoración energética.
(II) Se recupera el 95%, pero todo se envía a incinerar. Ver norma UNE EN 17213.
(III) Reciclaje.
(IV) Este valor se aplica a productos fabricados con viruta de madera. Con madera maciza el valor es cero.
Indicador de circularidad material (ICM)
La Fundación Ellen MacArthur ha generado el Indicador de Circularidad Material (ICM). Esta iniciativa está respaldada por Granta Design, organización dedicada a la tecnología de información sobre materiales y recibió financiación mediante un proyecto LIFE de la Unión Europea.
El ICM se construye a partir de dos factores:
- El índice de flujo lineal: mide la proporción de material que procede de material virgen junto al que termina como residuo irrecuperable. Este factor tiene en cuenta:
– El porcentaje de materia prima reciclada (R1)
– El destino después del uso, distinguiendo entre tasa de recuperación (R2) y tasa de reutilización (RR)
– La eficiencia del proceso de reciclaje (ER).
- El factor de utilidad: representa la duración e intensidad de uso del producto o material en relación al de un producto promedio empleado para el mismo uso.
El ICM no tiene en cuenta la pérdida de circularidad por el infra reciclaje de los materiales, aunque según sus desarrolladores este aspecto será incluido en posteriores versiones del indicador.
Basándose en distintas fuentes, el estudio determina en años la vida de las ventanas, siendo la media de 46 en el caso del aluminio, de 26 en el del pvc y de 37 para la madera.
Índice de circularidad (IC)
Este indicador se calcula multiplicando estos dos parámetros:
TR: cantidad de material recuperado en el fin de vida de los productos.
TD: cantidad demandada.
ER: energía necesaria para la recuperación o el reciclaje.
EP: energía necesaria para la producción de material primario.
El parámetro a representa las pérdidas de material y se obtiene de valores macro de flujos materiales y el b el trecho energético entre el reciclaje del material hasta ser equivalente con el primario y la producción del mismo a partir de materia prima virgen.
Partiendo de distintas fuentes, especificadas en el informe completo:
El estudio analiza solo el aluminio y el pvc porque para la madera no se han obtenido datos macro de demanda y recuperación.
Conclusiones
- El aluminio presenta valores de circularidad entre el 65,9% para el ICM y el 75,3% del PRM. Cuando la vida útil de, por ejemplo, las ventanas, se incorpora al análisis, el ICM puede alcanzar el 81% para este material. Esto se debe a la extensión de la vida útil de las ventanas de aluminio con respecto a las de PVC y madera.
- En el caso del PVC los indicadores estudiados se encuentran entre el 10,1% para el IC y el 24,4% para el ICM.
- Para la madera los indicadores se encuentran entre el 35,5% del ICM y el 43,3% del PRM. Cuando se tiene en cuenta la vida útil de la ventana de madera, el ICM alcanza el valor de 54,9%.
En el caso del aluminio, los indicadores podrían parecer bajos, atendiendo a la alta tasa de recuperación y a la eficiencia en el reciclaje de este material. Esto se debe a que existe mucha demanda y el aluminio reciclado no es suficiente para satisfacerla. Se prevé que en los años siguientes aumente considerablemente el suministro de aluminio secundario.