Espíritu grupal

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Cuando se accede electoralmente a una organización como nuestro Consejo General de Colegios de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales, se elaboran programas electorales, planes estratégicos, presupuestos, memorias de actuación… Se dan charlas y se conoce la trayectoria profesional de una persona o de un grupo en cuyas manos se ha de poner la gestión de la institución. Pero los objetivos que se plantean no siempre son tangibles, medibles y ni siquiera materiales. En algunos de ellos se definen otras cuestiones, como ocurre en los partidos políticos con las ideologías. Es el caso también de las religiones, los idearios, los documentos sagrados, las tradiciones y otros numerosos ejemplos.

Sin querer abusar de mi desconocimiento de la sociología, enseguida se nota en nuestras instituciones una falta considerable de espíritu tribal o grupal, es decir, solidaridad del individuo hacia su grupo. ¡Pero qué difícil resulta referirse a la tribu sin parecer un retrógrado! Mejor sería hablar de organización del trabajo en grupo; como pudiera ser la disciplina de los citados partidos políticos, o la militar, o la conventual, o cualquiera otra propia de instituciones que pretenden funcionar adecuadamente de acuerdo con sus objetivos.

En nuestro grupo concreto, nos hace falta además un nivel de exigencia tribal muy importante. Se supone que alguna solidaridad debe de existir en un colectivo de 49 colegios y cerca de 80.000 asociados: «Un individuo vale en tanto que miembro de una comunidad. Es ella la que existe y vive, mientras que él no existe ni vive nada más que por ella, y en gran parte para ella». Tal vez esta afirmación sea exagerada, pero nos puede ayudar para explicar hacia donde creo que hay que apuntar.

En nuestras instituciones, las opiniones personales no deberían tener mucha importancia. Sin embargo, todos sabemos que sí la tienen en virtud de una serie de factores, a saber: tamaño del colegio, liderazgo de ciertas personas, pasividad de la masa crítica de colegiados, escasez de información que se transmite, etc.

“¡QUÉ DIFÍCIL RESULTA REFERIRSE A LA TRIBU SIN PARECER UN RETRÓGRADO! MEJOR SERÍA HABLAR DE ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO EN GRUPO”
“DEBEMOS HACER UN ESFUERZO DE APROXIMACIÓN AL RETO DE UNA SOLA VOZ, QUE NO UNA SOLA OPINIÓN, PUES SI NO, NO VALEMOS NADA”

Las opiniones deberían ser, sencillamente, acuerdos colegiales y no criterios tan personalistas. Nos queda mucho que andar por este camino, pero al menos debemos empezar a recorrerlo.

En juego está la opinión individual frente a la opinión del grupo. El que las cosas no se hagan en nombre de ningún “yo”, sino en nombre de un «nosotros». Ello implica en cierto modo un conformismo obligatorio que tiende a asemejar a todos los individuos de un mismo grupo. Difícil cuestión, sin duda.

Nuestros nuevos Estatutos, de este mismo año, pretenden agrupar nuestra diversidad colegial de acuerdo con el sistema autonómico vigente en España. ¿Significa esto que se pierde la voz de los pequeños frente a la de los grandes? Ni mucho menos. Pero hay que ser pragmáticos; hay que trasladar los debates y decisiones a los Consejos Autonómicos y simplificar la toma de decisiones en el Consejo General en momentos de extrema delicadeza respecto a las cuestiones que nos afectan. Tenemos que hacer, por tanto, un esfuerzo de aproximación al reto de una sola voz, que no una sola opinión, pues de otra manera no valemos nada.

Este sentido de grupo nos permitirá, por otro lado, gestionar valores potenciales que nos afectan sobremanera como ingenieros técnicos industriales y como personas, que actualmente estamos derrochando en beneficio de terceros que nos debilitan y torpedean. Nuestras instituciones o grupo social deben tener una solidaridad íntima y orgánica que nos permita ser fuertes, pues en caso contrario no llegaremos a ningún sitio que merezca la pena.

Pese a todo, tenemos que reconocer que, en la práctica, el instinto de conservación nos hace ser algo grupales con el silencio positivo, como otras instituciones colegiales españolas. Sólo en alguna ocasión salen voces esperpénticas a las que, con un ego ciego y fácilmente detestable, no les importa hacer daño a sus propios compañeros.

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