Entrevista al decano del Colegio de Aragón sobre el problema del fuego y los incendios

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Esta sección de la revista se viene haciendo eco de las importantes y variadas actividades, tanto de carácter técnico, humanista como social desarrolladas por el Colegio de Aragón. En esta ocasión nos parece interesante destacar algunos aspectos de la entre-vista realizada por el periodista Miguel Ángel Coloma al compañero y decano del Colegio de Aragón, Juan Ignacio Larraz Plo, publicada en El Heraldo de Aragón el día 1 de agosto de 2005, por su dilatada experiencia de más de 30 años al frente de los bomberos de la Diputación de Zaragoza. Por el interés que tiene la prevención y la extinción del fuego, se reproducen a continuación algunos pasajes de la entrevista:

– ¿Cuando no se deja apagar un fuego?


– En horas clave, como entre las tres y las cinco de la tarde, y en los momentos tormentosos, es prácticamente imposible atajar el fuego.
 
– Imagino que el vecino que ve quemarse su monte no entenderá que nadie haga nada.
 
– A la opinión pública es muy difícil hacerle comprender que hay un momento de espera necesario para preparar la estrategia. Resulta complicado explicarlo a la gente, pero es una cuestión de eficacia y pragmatismo. Algunas zonas hay que darlas por quemadas, para ir a otra línea de ataque donde sea más posible atajar las llamas. Se trata de una decisión difícil, pero los estrategas de los incendios deben tomarla.
 
– Las tormentas en general y los rayos en particular aparecen siempre como principales enemigos del monte. Pero supongo que no son los únicos. Hay dos conceptos que se tratan poco y son importantísimos, porque están ocasionando muchos incendios. Por un lado, las cosechadoras. En estas fechas, debían regularse de alguna forma los trabajos agrícolas en zonas forestales. Las cosechadoras generan fuego por sí mismas. Por otro lado, aparecen las líneas eléctricas. Cuando no se revisan, los árboles crecen y de un año para otro pueden llegar a tocar las fases. Y esto hay que vigilarlo, porque generan incendios espontáneos.
 
– ¿Qué opinión le merecen las medidas de urgencia decretadas por el Gobierno tras el incendio de Guadalajara?
 
– Yo siempre digo que en el monte no se puede hacer fuego. Nada, nada de fuego. Cuando me preguntan bajo que condiciones se puede autorizar, yo digo que bajo ninguna. ¿Y que hacemos? Pues mire usted, no lleve costillas al monte, cómaselas en su casa o en el jardín. – ¿Estará entonces en contra de los asadores?
 
– Los asadores deberían haber sido retirados del monte hace años. Una cosa es un lugar con mesas y bancos para sentarse y estar, y otra bien distinta las barbacoas y fogones. La cultura de salir al monte a oxigenarse hay que acondicionarla a la realidad.
 
– Se demanda tolerancia cero en las carreteras. ¿Seria partidario de algo parecido para el monte?
 
– Esta clarísimo, debe imponerse la tolerancia cero. Pero hay cuestiones que se tienen que valorar. En las zonas forestales como tales, el rigor debe ser absoluto. Sin embargo, en las zonas agrícolas, hay que ser consciente de la maleza que genera el campo. Y en determinadas condiciones, hay que autorizar las quemas.

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