El resurgir de la marca ‘made in Sheffield’

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La apuesta por la innovación y la colaboración entre entidades públicas y privadas han hecho posible la diversificación productiva y el renacimiento de una antigua región metalúrgica

Sheffield La ciudad inglesa de Sheffield, situada en el centro del norte de Inglaterra, puede presumir de tener el club de fútbol más antiguo del mundo, el Sheffield Football Club, tal y como reconoce la FIFA. Pero la ciudad, con poco más de medio millón de habitantes, es conocida sobre todo por su impresionante pasado manufacturero e industrial. Desde el siglo XIV es famosa por la producción de cuchillos y cubiertos de calidad made in Sheffield. Y desde la Revolución Industrial ha sido uno de los enclaves de referencia de la metalurgia, con numerosas plantas de producción de acero y manufacturas diversas.

En una de esas factorías, la compañía Brown Firth Research Laboratories (actualmente integrada en la Sheffield Forgemasters), el metalúrgico inglés Harry Brearly inventó el acero inoxidable en 1912. En plena I Guerra Mundial, con el objetivo de proteger mejor los cilindros de los cañones, Brearly descubrió en Sheffield –mientras otros industriales conseguían algo parecido en Alemania– que añadiendo a los aceros una pequeña cantidad de cromo (poco más del 10%) se conseguía una aleación resistente a las manchas (stainless) o resistentes a la oxidación.

Reconversión tras la crisis

Antes de que empezara la crisis de la década de 1970, las forjas y los talleres metalúrgicos de Sheffield daban empleo directo a casi el 20% de la población laboral. Sus industrias, además de una larga tradición, disponían de la más avanzada maquinaría para producir el acero de más alta calidad del mundo, desde cubiertos de acero inoxidable hasta gigantescas y resistentes vigas de acero. Pero todo cambió y, al igual que otras regiones metalúrgicas, la reconversión industrial afectó a todo el tejido empresarial y social.

La precariedad laboral, la degradación urbana y la falta de horizontes hicieron mella en la región, como refleja la película de Peter Cattaneo The full monty (1997), en la que un grupo de parados de Sheffield deciden echarle imaginación y hacer un espectáculo de striptease para salir adelante. La película ha hecho cierto daño a la ciudad pues mostraba su declive justo cuando estaba intentando salir de la crisis, regenerando su tejido industrial y apostando por la innovación, según reconoce el ingeniero Steve Wainwright, gerente de Creativesheffield, una compañía con participación pública y privada creada para transformar la economía de la zona.

Creativesheffield pasa por ser la primera compañía británica creada para el desarrollo económico de una ciudad. Su actividad se centra, entre otros puntos, en fomentar la innovación, atraer inversiones de calidad, dar apoyo a las empresas, desarrollar las infraestructuras y aprovechar su esplendoroso pasado industrial para consolidarse como un foco industrial de referencia internacional. Su mensaje, apoyado por el Ayuntamiento de la ciudad y una larga serie de entidades públicas y privadas, parece haber calado y hoy la región está experimentando un ejemplar renacimiento industrial.

En 2010, la región de Sheffield generó un valor añadido bruto de 26.600 millones de euros, de los cuales el 16% corresponde a la manufactura industrial , que da empleo al 10% de la población laboral.

“Muchas de las antiguas acerías y empresas metalúrgicas se han transformado en compañías basadas en la innovación tecnológica, que fabrican componentes hechos de aleaciones de níquel, de titanio , de superaleaciones y, cada vez más, de composites”, explica Richard Wright, director de la Cámara de Comercio de Sheffield.

Proyección internacional

La producción industrial de Sheffield abarca ahora los principales sectores en el ámbito internacional, incluyendo el aeroespacial (aeronaves y motores), el médico y quirúrgico, el energético (nuclear, renovables y energías tradicionales), el de la automoción, y el gasístico y petrolero. El entramado industrial está sembrado de empresas de todas las dimensiones, desde las grandes como las acerías Firth Rixson y Sheffield Forgemasters, las de tamaño medio como la de componentes para automoción Kos-tal, a las más pequeñas, pero con un alto componente de innovación, como la Independent Forgings & Alloys o Magtec.

Los orígenes de Firth Rixson se remontan a mediados del siglo XIX, cuando se creó en Sheffield tras la fusión de diversas acerías y tuvo un papel protagonista en el desarrollo industrial de la región. Su evolución es muy representativa de la capacidad de adaptación basada en la innovación experimentada en la zona. Ahora es parte de una gran multinacional especializada en la producción de componentes metálicos para empresas aeroespaciales (es el primer fabricante mundial de anillos para aviones) y de automoción.

Por su parte, Kostal está totalmente especializada en componentes electrónicos para el sector automovilístico. Produce sistemas electrónicos para prácticamente todos los grandes fabricantes de automóviles: Porsche, Audi, Jaguar, grupo PSA, Daimler, BMW, Rolls Royce, Ford, Honda, General Motors, Volvo, Fiat y otros.

La compañía Magtec, dedicada al desarrollo y fabricación de motores altamente eficientes, es un ejemplo de pequeña empresa internacional innovadora y competitiva. Con poco más de una veintena de trabajadores, diseña y produce motores diésel híbridos o totalmente eléctricos para camiones y autobuses, además de para vehículos militares de altas prestaciones. Como destaca Marcus Jenkins, director gerente de la empresa, esto se consigue gracias al dinamismo y capacidad de innovación de un pequeño grupo de siete ingenieros de diferentes especialidades.

La innovación, la colaboración con la universidad, el trabajo en red, el compromiso con la excelencia y la proyección exterior son hoy las señas de identidad del renacimiento industrial de la zona. Orgullosas de su pasado industrial, la empresas de Sheffield, todo un ejemplo de renovación para otras regiones industriales, enarbolan hoy la nueva marca Made in Sheffield como un símbolo del renovado compromiso de la ciudad con la producción industrial de calidad.

Un ejemplo de colaboración universidad-empresa

El Advanced Manufacturing Research Centre (AMRC) es un consorcio de referencia en el ámbito de la ingeniería aerospacial, la demostración palpable de que la colaboración entre la excelencia investigadora, las calidad productiva y la innovación tecnológica es un buen modelo. Creado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Sheffield y la compañía aeroespacial Boeing, con el apoyo de las autoridades británicas, este centro de investigación de primera fila mundial desarrolla soluciones innovadoras con materiales avanzados en el sector aerospacial. Fue fundado con un capital de 115 millones de euros y cuenta, entre otras instalaciones, con la Rolls-Royce Factory of the Future, donde conviven laboratorios de investigación y plantas de producción y se fabrican algunos de los componentes de los motores Boeing.

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