Actualmente varios organismos en el mundo investigan la desalación del agua marina por energías renovables, y en concreto por energía eólica. El Instituto Tecnológico de Canarias es uno de los organismos que trabajan en este sentido. En las islas ya existen plantas desaladoras de entre 5 y 20 metros cúbicos al día. A pesar del alto coste de estas instalaciones, desalar el agua del Mediterráneo, como tiene previsto el Plan Hidrológico Nacional, es técnicamente viable. Además es medioambientalmente más aconsejable por no haber emisiones de dióxido de carbono. En estos momentos existen diversas líneas de investigación. Desde molinos que almacenan su propia agua dulce, a otros que se instalan en el mar. Su versatilidad permite además hacer una desalación modular y descentralizada y adaptarse a la demanda local.
