“TALES DE MILETO ATESTIGUÓ QUE PEQUEÑAS PARTÍCULAS DE HIERBA SECA ERAN ATRAÍDAS POR UN TROZO DE ÁMBAR QUE ANTES HABÍA FROTADO CON SU TÚNICA”
Cuentan que la primera observación sobre la electricidad la realizó Tales de Mileto en el año 600 a. C., cuando atestiguó que pequeñas partículas de hierba seca eran atraídas por un trozo de ámbar que antes había frotado con su túnica. Esta mezcla de hallazgo y fortuna es la primera referencia que se tiene sobre lo que más adelante se conocería como electrón. Sin embargo, fué el filósofo griego Theophrastus (374-287 a. C.) el primero que, en un tratado escrito tres siglos después, estableció que otras sustancias tienen este mismo poder, dejando así constancia del primer estudio científico sobre la electricidad.
Electrón, del griego ‘?’ ?e?t???, élektron, y su posterior variante latina electrum, significa ámbar. También da nombre a una moneda de la antigua Grecia. Plinio el Viejo comenta que el electro es una mezcla de cuatro partes de oro y una de plata, de lo que resulta el color dorado como el ámbar. La primera documentación en castellano, según el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas y J. A. Pascual, tiene fecha de 1555 en un texto de Andrés de Laguna. Se trata de una traducción, con interesantes comentarios y adiciones que doblan el texto original, de la Materia médica de Dioscórides: “Y en lugar de lágrimas lloraban de allí adelante perpetuamente el electro, que en castellano llamamos ámbar”. (Libro I, cap. 90).
De electrón se deriva eléctrico por la propiedad, como ya hemos apuntado, que tiene el ámbar de atraer eléctricamente al frotarlo, aunque la composición más antigua de la voz electricidad proviene de electric de la lengua inglesa. Mientras que electrodo, o la variante que recoge el Diccionario de la Real Academia Española, eléctrodo, proviene de electro- y el griego ?’d?’ç (hodós), que significa camino, más tarde forma el vocablo inglés electrode.
La palabra eléctrico fue acuñada por el físico y médico británico William Gilbert (1544-1603), usando la palabra griega’?’ ?e?t??? (electrón), pues descubrió su propiedad frotando partes del ámbar. Los autores del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico señalan que los compuestos como “electrificar”, “electrocución” provienen de las voces inglesas electrocute y electrocution, formadas a partir de electro- y la terminación execute, ejecutar, y execution. Esto nos lleva a consultar The Oxford English Dictionary para seguir desgranando los pormenores que llevan de electrodo a electricidad. La entrada de la acepción electro- confirma su origen en el étimo griego del cual por analogía deriva electric, eléctrico, aunque actúa como si significase electricity, electricidad. A partir de esta derivación se constituyen las combinaciones formales sin ningún tipo de restricción, como electrodinámica, electromecánico, electrodomésticos, etcétera.
Sin duda, la prehistoria de un descubrimiento científico tiende a estar llena de lagunas e inexactitudes hasta la corroboración de documentos de transmisión textual como el estudio sistemático de los fenómenos eléctricos de William Gilbert en el siglo XVII en Inglaterra. Este trabajo, publicado en 1600, está relacionado con el estudio del magnetismo (del latín magnestis, imán) bajo el título De Magnete, Magneticisque Corporibus, et de Magno Magnete Tellure (Sobre el magnetismo, cuerpos magnéticos y el gran imán telúrico o Tierra) y en el cual compila todas sus investigaciones sobre cuerpos magnéticos y atracciones eléctricas. Gilbert fue el primero en usar los términos atracción eléctrica y fuerza eléctrica, por lo que es considerado por muchos el padre de los estudios de fenómenos eléctricos. Fue uno de los primeros científicos de la era moderna en realizar experimentos con la electrostática y el magnetismo. Fue nombrado médico de la reina Isabel I en 1601, y cuando ésta falleció en 1603, Gilbert fue ratificado en este puesto por el rey Jaime I. En 1651, años más tarde de su muerte, su hermano publicó el trabajo no acabado de Gilbert sobre la estructura del universo bajo el título De Mundo Nostro Sublunari Philosophia Nostra (Nuestra filosofía de nuestro mundo sublunar). En esos escritos Gilbert coincide con Copérnico en que la Tierra tiene que rotar sobre su eje, las estrellas fijas no están todas a la misma distancia de ésta y los planetas se mantienen en sus órbitas por la acción de alguna forma de magnetismo.
La historia de la electricidad aún puede proporcionarnos sorpresas. Recientemente hemos sabido que el próximo mes de diciembre se subastará la colección de 22 bombillas que utilizó Thomas Alva Edison en 1890 en el juicio en el que defendió su patente número 223.898. La aportación al estudio de la electricidad proviene de una de las bombillas, la número 20, que constituye una prueba material de que Edison inventó, sin ser plenamente consciente de ello, un diodo veintiún años antes que John Ambrose Fleming. La lámpara de efecto de Edison fue utilizada por el inventor norteamericano en los experimentos que realizó en 1883 con el fin de atraer depósitos de hollín originados en el filamento. Así pues, aún pueden surgir valiosas aportaciones para la historia de la electricidad.