La vida nos enseña

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En 325 ediciones de esta maravillosa revista nunca se había vivido una situación tan excepcional como la que estamos padeciendo con esta pandemia del coronavirus (COVID-19), que desgraciadamente ya pasará a formar parte de nuestras vidas.

Como muchos de vosotros, hoy me he levantado sobresaltado con el ingreso hospitalario de un buen amigo y compañero, que deseo esté totalmente recuperado cuando esta publicación vea la luz, pero poco después me ha llegado la alegría y la esperanza por el nacimiento de Ezequiel, el hijo de otro buen amigo, y son precisamente estos últimos sentimientos los que quiero que me acompañen en las siguientes líneas.

Los que me conocéis, sabéis que soy un optimista convencido de que el trabajo y el esfuerzo siempre tienen su recompensa, que a las dificultades no se les puede combatir con el desánimo o la inactividad, y que de cualquier situación de la vida, por mala que sea esta, se debe aprender y se pueden extraer, cosas positivas.

Si nos paramos a pensar un poco, hace unos meses mirábamos lo que estaba pasando en China con total indiferencia, y casi con un sentimiento de condescendencia, sumado a la seguridad de que esto aquí no nos podía pasar. Solo empezamos a ser más conscientes del problema, al conocer noticias sobre la falta de abastecimiento de materias primas o productos que nos llegaban de allí, porque esto ya, si nos afectaba directamente. En ese momento, surgió con fuerza la reflexión que nos lleva acompañando durante mucho tiempo, pero que no termina de afrontarse con rigor, que es la de la competitividad de nuestro sector industrial y los efectos de la deslocalización. (Quizás sea una oportunidad…)

Poco después, veíamos a otros países más cercanos que comenzaban a sufrir contagios y actuábamos igual que con China, pero con algo más de expectación. Pero es que cuando llegó a algunas zonas de España, en el resto se veía exactamente igual, como algo lejano que no nos afectaría, y aquí otra reflexión. ¿Quizás nos hemos convertido en seres tan egoístas que solo nos importamos nosotros mismos?

Al final y tras muchos intentos por esquivar la realidad, esta nos ha superado, y nos está dando dado una lección que posiblemente ninguno de nosotros olvidaremos, y es que lejos de individualismos y egocentrismos, para superar esta difícil situación tenemos no solo que actuar con responsabilidad, que de nada sirve, si los demás no hacen lo propio, sino que tenemos que ir todos al unísono. Y esta es la tercera reflexión, que cuando se comparten objetivos hay que unirse y coordinarse con el resto, y quizás este hecho, nos haga recapacitar a más de uno.

Pero esto no acaba aquí y la situación a estas alturas no está ni mucho menos controlada, así que si queremos salir airosos tenemos que haber aprendido primero la lección. Nuestro futuro va en ello, y lejos de hipotecarlo nos ha de servir para transformarlo y mejorarlo, y ahí es donde están depositadas nuestras expectativas como sociedad.

La Ingeniería Técnica Industrial es una profesión con 170 años de historia, y ahora más que nunca debemos seguir escribiendo páginas doradas, es el momento de dar lo mejor de nosotros mismos, de aflorar las esencias de nuestra profesión y de implicarnos al máximo para colaborar con el conjunto de la sociedad. Y todo ello hemos de hacerlo unidos y compartiendo objetivos, a través de los Colegios Profesionales, sumando esfuerzos y ejerciendo la solidaridad.

Nuestros retos pasan ahora más que nunca por fortalecer el tejido industrial, por hacerlo más competitivo, pero también ha de ser más sostenible e innovador. El mundo en general va a sufrir una transformación social, y la industria tiene que interiorizarla de forma rápida y adaptarse a sus necesidades. Pero ya no solo la industria como tal, sino el tejido productivo en su conjunto, y el resto de sectores van a sufrir importantes cambios para las que hay que estar más preparados que nunca, y ahí es donde debemos estar.

Los ingenieros tenemos una responsabilidad muy grande en esta nueva etapa que va a comenzar y hemos de estar a la altura, así que vamos a ponernos desde ya manos a la obra, primero a preparar el terreno, y acto seguido a cimentar una sólida y prós- pera recuperación.

Por tanto, nada de lamentos ni distracciones banales, hay que ponerse manos a la obra con entusiasmo y confianza en nuestras posibilidades, con la lección aprendida y aunando voluntades ha- cia objetivos compartidos.

La vida nos está poniendo a prueba y nuestro reto es supera la con éxito. ¡Ánimo y a seguir!

José Antonio Galdón Ruiz

Presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI)

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