Fallecimiento del ex presidente del Consejo y ex decano de Málaga José M. Alonso Pedreira

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En la tarde del pasado día 26 de enero se produjo un revulsivo entre muchos de nuestros compañeros que llamaban por teléfono a amigos y conocidos para dar la triste noticia de que había fallecido el entrañable compañero José María Alonso Pedreira. Con su pérdida, sentida con hondo pesar por toda la familia de la Ingeniería Técnica Industrial, desaparece una de las figuras importantes en el campo de la ingeniería, tanto en su labor docente como en el campo profesional.

José María Alonso Pedreira nació en Vigo (Pontevedra), el 23 de agosto de 1922. En 1938, inició en la Escuela Industrial de Vigo la carrera de técnico industrial, como se denominaba en la época a lo que posteriormente se le llamó perito industrial, y actualmente ingeniero técnico industrial, que según el Plan de Estudios de 1935 constaba de cinco cursos y una reválida. Una vez finalizada la carrera, comenzó a trabajar como proyectista en el Departamento de Electricidad del Consejo Ordenador de Construcciones Navales y Militares, más conocido como Empresa Nacional Bazán en la localidad coruñesa de El Ferrol.

Su amor al estudio y, en particular, a la docencia, le llevó a preparar en Madrid las oposiciones a la Cátedra de Mecánica General y Aplicada, que ganó en el año 1945 con el número uno de su promoción. Tenía entonces 23 años recién cumplidos. El 10 de enero de 1946, llegó a Málaga destinado como Catedrático de la Escuela de Peritos Industriales, compaginando su labor docente con su actividad técnica; desde 1948 hasta 1957 fue jefe de talleres de construcción y reparación de material ferroviario en la Sociedad Anónima VERS de Málaga.

Por aquellos años, concretamente en 1957, ingresó en la empresa Auxina, y participó en la dirección del montaje de la Central Térmica de Málaga, que supuso un importante avance en la generación de energía eléctrica, y que fue inaugurada en 1958. Aquel avance vino a coincidir con los inicios de un proceso de renovación y modernización de la industria en España, que en Málaga se plasmó con el establecimiento de una potente industria textil, de una moderna fábrica de abonos, consecuencia del Plan de Riegos de la vega del río Guadalhorce.

El 30 de octubre de 1964 fue elegido director de la Escuela de Peritos Industriales de Málaga, cargo que ejerció durante 23 años, con una extraordinaria dedicación durante este largo período. En innumerables ocasiones, en las sesiones de los claustros de la Escuela de Peritos Industriales, el compañero José María Alonso planteó la necesidad de que Málaga contara con una universidad.

Vino a coincidir por aquellas fechas el inicio de la masificación de la universidad española y también el comienzo de las reivindicaciones estudiantiles, que no tardarían en dar sus frutos. El 22 de mayo de 1968 el Consejo de Ministros creaba nuevas universidades en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, y facultades en San Sebastián, Santander y Extremadura.

La sociedad civil malagueña, indignada ante esta postergación, respondió a los estímulos de personas como Alonso y en el mismo año 1968 se constituyó la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga, que comenzó una campaña de movilizaciones populares y de gestiones en las más altas instancias. Como fruto de todo aquel trabajo y movimiento por la causa, se promulgó al fin el decreto de 18 de agosto de 1972, que daba luz verde a la creación de la Universidad de Málaga.

José María Alonso cesó como director de la ya Escuela Universitaria Politécnica en 1987, al cumplir los 65 años, tras 23 de fructífera y destacada labor docente. 41 promociones de peritos e ingenieros técnicos industriales recibieron sus enseñanzas. Y más de 3.500 titulados dan fe de su buen hacer y de su inolvidable magisterio.

En 1984, José María Alonso fue elegido decano del colegio, cargo que ha desempeñado durante 20 años, hasta su voluntaria retirada en abril de 2004. De su mano, durante esta larga trayectoria, el desarrollo colegial ha sido espectacular. Su gestión y buen quehacer en el colectivo de la Ingeniería Técnica de Málaga fue notable, logrando que el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga alcanzara el máximo prestigio ante la sociedad. Para ello, impulsó la formación permanente de los profesionales.

Respecto a actividades científicas o culturales no puede ser obviado que el colegio, por iniciativa de su decano José María Alonso, comenzó a publicar en el mes de diciembre del año 1991 la revista Pendvulo, que con una gran tirada de ejemplares se distribuye en todos los campos de la sociedad malagueña, y que al cabo de 15 años se ha convertido en un referente cultural de la máxima relevancia en esta ciudad.

Igualmente, y fruto de su constante inquietud por la mejora y la calidad, inició y culminó un largo proceso de cara a la obtención de la Certificación de Calidad otorgada por Aenor, según la norma UNE-EN-ISO 9001:2000, en los servicios que el colegio presta a sus colegiados.

Contaba con innumerables distinciones, destacando entre ellas la Cruz de Alfonso X el Sabio, que le fue concedida recientemente. También destacaremos que hace unos meses el Ayuntamiento de Málaga había rotulado una plaza denominada Plaza del Decano Alonso Pedreira, en nombre de la ciudadanía malagueña.

La proyección nacional de la labor desarrollada por José María Alonso merece ser destacada por cuanto supone de reconocimiento a una constante labor en defensa de la formación y las atribuciones de nuestros colegiados. Cabe señalar, entre sus tareas más destacadas, que ha sido presidente del Consejo Andaluz de Colegios desde su constitución en 1998 hasta el año 2004, y que desde junio de 1989 a julio de 1990 desempeñó la presidencia del Consejo General de Colegios de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de España.

Como se puede observar en los aspectos más significativos que hemos reseñado, José María Alonso dedicó toda una vida al trabajo, a la docencia, a la profesión; en definitiva, a la sociedad y a su mejora, lo que constituye una ejemplar y fructífera trayectoria académica y corporativa. Todo ello no hubiese sido posible sin el apoyo de su querida esposa Maruja Aragón Sánchez, y el calor de sus hijos, que llevó tan dentro de sí mismo en toda su ejemplar trayectoria.

Desde esta nota de recuerdo queremos dejar testimonio de nuestro pesar por el compañero José María Alonso Pedreira, que destiló durante toda su vida, su ejemplo, su calidad humana y su amor a la Ingeniería, y que ha estado siempre presente en cada uno de los que le conocieron y en la inmensa mayoría de sus alumnos. Por ello, queremos expresarles a la viuda, sus hijos y a su familia nuestra más profunda condolencia y manifestarles que el compañero José María Alonso Pedreira sigue vivo entre nosotros por el pálpito que dejó en cada una de sus acciones.

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