ALEJO VIDAL-QUADRAS

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El eurodiputado del PP Alejo Vidal-Quadras (Barcelona, 1945) es, además de vicepresidente del Parlamento Europeo, miembro de la Comisión de Industria, Investigación y Energía de esta institución. En pleno debate sobre el futuro energético del Viejo Continente, este catedrático de Física Atómica y Nuclear analiza desde Bruselas su visión sobre la política energética diseñada por los Veinticinco.

LA POLÍTICA DE EFICIENCIA ENERGÉTICA TIENE LA VENTAJA DE QUE SUS BENEFICIOS SON INMEDIATOS

¿Qué cuestiones se están tratando ahora en la Comisión de Industria, Energía, Investigación y Desarrollo del Parlamento Europeo?

Sobre todo, el desarrollo del Libro Verde sobre Eficiencia energética y el desarrollo del Libro Verde sobre Seguridad de suministro y política energética. Dentro de poco tendremos también la segunda lectura de la propuesta directiva REACH sobre autorización, registro y evaluación de productos químicos que, aunque la comisión principal es la de Medio Ambiente, la de Industria tiene también una influencia decisiva sobre esta directiva. Además, también estamos trabajando en el VII Programa Marco de Investigación y Desarrollo, que ha pasado ya la votación en primera lectura y que ahora seguirá su curso.

Ha elaborado un informe en el que solicita una mejora de la eficiencia energética de la UE. ¿Cómo se puede lograr, a corto plazo, reducir la dependencia exterior?

La mejora de la eficiencia energética tiene dos efectos beneficiosos: disminuye la dependencia exterior y contribuye al combate contra el calentamiento global. Además, tiene la ventaja de que sus beneficios se recogen de manera inmediata y que, en términos de inversión, es también la más ventajosa. Estas políticas generan muchos puestos de trabajo y dan dinamismo a numerosos sectores de la economía. Con ellas se abre para la Unión un gran mercado mundial porque todas las economías emergentes que consumen energía de manera desaforada están por detrás de la UE en tecnología de eficiencia energética, por lo que serían un mercado ávido de adquirir tecnologías punta en estas materias. A muy corto plazo, no se puede tener una reducción drástica, pero a medio plazo y a largo, sí. Hay una directiva en vigor que se debe revisar porque tanto el sector de los edificios como el de los transportes tienen un enorme potencial para la mejora de la eficiencia energética.

¿Cómo se puede lograr esa eficiencia energética?

Se puede actuar sobre edificios en todos los aspectos de materiales aislantes, de iluminación… También sobre el consumidor final. Puedes poner en marcha campañas de concienciación de la ciudadanía, conseguir que los electrodomésticos cada vez consuman menos energías, mejorar las técnicas de stand-by en los distintos aparatos… En el caso del transporte, diseñar vehículos que cada vez consuman menos porque se mejoren los motores… También fomentar la cogeneración. De hecho, la UE ha actuado en todos estos campos mediante diferentes directivas.

Las directivas son de obligado cumplimiento para todos los Estados, ¿qué ocurre si un Estado no cumple?

Es cierto que algunos Estados miembros son poco diligentes a la hora de transponer las directivas. En esos casos, la Comisión les advierte y, si persisten en su falta de diligencia, al final puede haber una actuación y sanciones.

¿Hay algunos grupos de países que tienen intereses contrapuestos?

Sí, porque cada país tiene un nicho energético que puede ser muy distinto. Los intereses de un país que tiene su consumo energético básicamente cubierto con energía hidroeléctrica, biomasa y nuclear, no puede tener el mismo problema que un país como España, que depende de los combustibles fósiles en un porcentaje altísimo. Por ejemplo, Francia se abastece en un 80% de energía nuclear y no puede tener la misma posición frente a la utilización de esa energía que un país como Austria o Dinamarca. Por eso es importante que tengamos una política energética común. Porque, aunque la estructura del mix energético de cada Estado miembro es distinta, hay un mercado único. Si un país se equivoca y llega a una situación crítica, puede arrastrar a todos los demás. Se tienen que idear políticas comunes en las que los intereses de la Unión queden salvaguardados. Si se pone en marcha una política de mejora de la eficiencia energética, hay países que pueden estar menos necesitados que otros, pero hay que exigirles un esfuerzo porque, al final, la factura del petróleo y del gas es una factura europea porque es un solo mercado y lo que haga cada uno puede favorecer o perjudicar a los demás. En la medida en que hay un mercado único, estamos todos en el mismo barco. El problema es que en los tratados no hay base jurídica para hacer una política energética común. Todas las directivas se hacen utilizando bases jurídicas de medio ambiente, de mercado interior… Pero hace falta una base jurídica para energía que estaba en la Constitución que está, desgraciadamente, en la nevera.

¿Estará Europa preparada para abastecerse en materia de energía por sí misma a medio plazo?

No. Europa, en esos momentos, depende del exterior en un 50% y, si todo sigue como hasta ahora, en el 2.030 dependerá en un 70%. Europa no podrá ser nunca autosuficiente durante muchísimo tiempo, muchas décadas. Ahora, ¿qué puede hacer Europa para mejorar su seguridad energética? Trabajar en la línea de incrementar su eficiencia energética, fomentar las energías renovables, tener un mix energético equilibrado donde no se renuncie a ninguna fuente de energía –en particular me refiero a la nuclear, que hace mucha falta–, diversificar sus países suministradores de combustibles fósiles, sus rutas de suministro… En definitiva, hacer una diplomacia energética inteligente para no encontrarse con crisis graves que podrían poner a Europaa en un aprieto.

¿En qué situación se encuentra España en este contexto?

España es especialmente vulnerable porque depende de recursos fósiles en un porcentaje muy alto. Sería uno de los países con más problemas porque tenemos una importante dependencia exterior. Lo que quiere decir que el Ministerio de Industria tiene que “ponerse las pilas”, nunca mejor dicho.

Uno de los grandes debates que está abierto ahora en España es el de la energía nuclear. Se había prometido que se cerrarían, pero ahora parece necesaria una revisión de esa política…

El PSOE en su campaña electoral anunció que, a medida que las centrales fueran alcanzando el final de su vida útil, se desmantelarían y que no se construirían nuevas instalaciones. Curiosamente, el ministro de Industria ha hecho declaraciones en el sentido de revisar esa política. Ha dicho que no se puede prescindir de las centrales nucleares y que fijar una fecha límite para la eliminación de la energía nuclear sería irresponsable. Creo que el lenguaje ha cambiado con respecto a la campaña electoral. Es lo que pasa cuando uno se enfrenta con la realidad, se suele cambiar de opinión. Es más fácil cambiar de opinión que cambiar la realidad.

LA DEPENDENCIA ENERGÉTICA EUROPEA DEL EXTERIOR ES DE UN 50% Y, SI TODO SIGUE IGUAL, EN 2030 DEPENDERÁ EN UN 70%

¿Qué riesgos tendría seguir promocionando la energía nuclear alargando la vida útil de las centrales?

La extensión de la vida útil requiere una serie de medidas de renovación y de mejora que son perfectamente conocidas y que funcionan sin ningún problema. Muchas centrales del mundo han extendido su vida útil 15 o 20 años sin dificultades. Extender esa vida útil requiere una inversión, que se recupera con el tiempo, por lo que tampoco tiene ningún riesgo. Lo que pasa es que eso no es suficiente. También tendríamos que pensar en nuevas centrales porque al ritmo de crecimiento de consumo de electricidad que hay en España, y por esos problemas del cambio climático y del suministro, un incremento de la contribución de la energía nuclear a la producción de electricidad sería muy beneficioso para nuestra seguridad e independencia energética, además de para la economía española. Lo que pasa es que las centrales nucleares requieren una fortísima inversión inicial. Después, son muy rentables. Además, el período de licenciamiento es largo y también hay que llevar a cabo un proceso de debate público abierto, de conseguir el acuerdo de la opinión pública… Todo eso lleva tiempo. Si se decide extender la vida útil de las centrales que tenemos o construir nuevas centrales, habría que tomar medidas de inmediato. Y para que las compañías eléctricas se metan en una inversión de esta magnitud deberían tener una seguridad jurídica y la certidumbre de que, a largo plazo, esas inversiones van a poderse recuperar.

Uno de los principales problemas es el almacenamiento de los materiales utilizados una vez que se cierra… ¿Qué se puede hacer?

Para los residuos radiactivos de baja y media actividad está perfectamente resuelto y tenemos la instalación de El Cabril, que reúne todas las condiciones. Para los de alta actividad, hay varias opciones que se manejan y que también están perfectamente probadas. La que tiene más aceptación es el depósito en formaciones geológicas estables a gran profundidad. En Finlandia ya tienen en marcha una solución de este tipo con la aprobación del Parlamento y la plena aceptación de la opinión pública. En Alemania, en la Baja Sajonia, hay una instalación magnífica a 900 metros de profundidad que lleva invertidos 1.500 millones de euros y está perfectamente equipada con todas las garantías, un proyecto paralizado de forma irresponsable por el gobierno rojiverde del señor Schroeder y que ahora es de esperar que el gobierno de coalición de la señora Merkel revise, porque enterrar 1.500 millones de euros para nada no parece lo más inteligente. Esa instalación está perfectamente preparada para recibir los residuos de alta actividad alemanes y muchos más. Y en España habría que encontrar un emplazamiento adecuado y construir una instalación de este tipo.

Una apuesta por ese tipo de energía chocaría frontalmente con numerosas asociaciones ecologistas y con parte de la opinión pública. El debate ya está abierto, pero…

El problema es que no hay debate. Lo que hay es una sarta de prejuicios ideológicos y de demagogia desatada. Lo que necesitamos es un debate abierto, riguroso, serio… Como se ha hecho en Finlandia o en Francia. Un debate de verdad. Que la gente tome conciencia de la gravedad del problema, porque cuando a la gente se le explica es muy capaz de hacer un análisis riesgobeneficio. Y ahora tenemos gravísimas amenazas con la inestabilidad política de los países suministradores de crudo, la volatilidad del precio del crudo, el cambio climático… La gente ha de ser consciente de la gravedad del fenómeno y de que existen soluciones posibles: eficiencia energética, diversificación de fuentes, energías renovables… Pero parte de la solución es tener un parque nuclear suficiente para cubrir un porcentaje amplio de nuestro consumo eléctrico.

La UE en esto más bien deja hacer y da total libertad a los Estados. ¿Debería coger la sartén por el mango?

La decisión sobre qué mix energético tiene cada país es competencia exclusiva de cada Estado miembro. La UE lo que puede hacer es diseñar políticas comunes valiéndose de bases jurídicas indirectas pero el mix energético y sus fuentes energéticas es una decisión soberana de cada país.

¿La energía nuclear podría salvar a Europa del cambio climático?

La palabra salvar es excesivamente ambiciosa, pero lo que es seguro es que por seguridad de suministro y para luchar contra el cambio climático necesitamos un componente significativo de electricidad producida por energía nuclear.

Con el escenario energético que ha descrito, ¿cómo cree que se verán afectadas las industrias europeas?

La industria para ser competitiva necesita un precio razonable de la energía, porque un incremento del precio de barril de crudo repercute directamente en la competitividad de nuestra economía y en la inflación. Por otro lado, la Unión Europea también necesita que el combate contra el cambio climático no tenga consecuencias negativas para la competitividad y el crecimiento económico. Aunque tampoco sería justo que sólo la UE fuera la que acometiese medidas mientras el resto del mundo no.

¿Cuáles son los problemas a los que se enfrentan a corto, medio y largo plazo?

La industria europea necesita que se acometan las reformas estructurales en el campo de la flexibilidad de sus mercados –también el del trabajo-, la culminación del mercado único, la investigación, el desarrollo, las facilidades para la financiación. Por eso las políticas europeas deben ir encaminadas a realizar reformas estructurales profundas.

¿Debe cada sector regularizarse por sí mismo o cada Estado debe intervenir? Y Bruselas, ¿debe establecer unas normas comunes en casos como la OPA de Gas Natural a Endesa?

El mercado energético europeo está liberalizado. Cuando se producen actividades de fusión de empresas entre diferentes Estados miembros, la única limitación es el respeto a las reglas de la competencia. Cualquier medida proteccionista es perjudicial. Lo que hay que hacer es evitar los monopolios porque los gigantes nacionales, a nivel mundial, son unos enanos ridículos. Y lo peor es cuando encima se politiza.

La mejora de la competitividad en la UE, ¿debe pasar por la alianza entre las industrias de varios países miembros?

Las empresas europeas han de tomar decisiones y hacer operaciones transnacionales. Precisamente para eso existe la Unión Europea y un mercado común.

¿Puede la UE seguir destinando ayudas a la modernización y al equipamiento en algunos sectores por un tiempo indefinido?

A la larga, tendrán que desaparecer o, al menos, moderarse para que no se distorsione el precio del mercado mundial y que no repercuta en la competencia de los productos agrícolas. Ésa debería ser la tendencia.

EN ESPAÑA NO HAY UN DEBATE SOBRE LA ENERGÍA NUCLEAR. HAY UNA SARTA DE PREJUICIOS IDEOLÓGICOS Y UNA DEMAGOGIA DESATADA

¿Qué sectores industriales tienen más futuro en Europa? ¿Y los que menos?

Las que más futuro tienen son todas las aeronáuticas, y algunos sectores como la energía, etc. Las que menos, algunas industrias del automóvil, textil, producción manufacturada como muebles, calzados, juguetes…

¿Qué papel juega la industria europea en el contexto internacional? ¿Y España en Europa?

Juega un papel enorme el sector industrial, es un factor muy significativo. La industria europea es un sector declinante porque cada vez es más necesario emprender reformas estructurales. Es precisamente la rigidez de la economía europea la causa de que eso ocurra, algo que nos hace menos competitivos. Con respecto a España dentro de la UE, nuestro país está especialmente necesitado de reformas estructurales. Creo que se adelantó algo con los gobiernos de centro-derecha en la liberalización de mercados, el fomento de I+D, la racionalización del estado de bienestar, políticas fiscales y el fomento también a la actividad empresarial.

Entre los objetivos marcados en Lisboa se encuentra que Europa encabece la apuesta por I+D en el mundo dentro de algunos años. Desde su punto de vista, ¿se trata de una meta viable?

El problema de I+D es doble. La aportación de las instituciones privadas al I+D no es suficiente. Por eso el Gobierno tiene que hacer atractiva la inversión en I+D, hacer que las empresas vean la utilidad de invertir en innovación. En esto, España también está con un importante retraso con respecto a muchos otros países miembros.

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