Vicenta Gómez Garrido
“Las mujeres debemos convencernos de que enciencia y tecnología podemos lograr al menos el mismo nivel que los hombres”
Vicenta Gómez inició sus estudios de ingeniería técnica industrial en la Escuela de ITI de la Universidad de Extremadura (Badajoz) en 1976 y obtuvo el título en 1980. Su primer trabajo llegó tres años después, y posteriormente, en 1985, comenzó a trabajar como técnica del Servicio de Industria de la Junta de Extremadura en Badajoz, hasta que, en 1988, se convocaron las oposiciones al cuerpo técnico y consiguió una plaza de ingeniera técnica industrial en el mismo servicio. Cinco años después, pasó a ocupar la Sección de Energía en la Dirección General de Industria, Energía y Minas en Mérida. Actualmente trabaja como jefa de sección de Ahorro Energético. En 1994 entró a for-mar parte de la junta de gobierno de la delegación en Mérida del Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Badajoz, con el cargo de vicesecretaria. Unos años después pasó a ocupar la presidencia, hasta 2011, cuando fue elegida decana del colegio, cargo que sigue teniendo en la actualidad.
¿Qué opina sobre la presencia que tie-ne la mujer hoy en día en el ámbito de la ingeniería?
Aunque en las últimas décadas ha ido incrementando de forma progresiva el número de mujeres en las escuelas universitarias de ingeniería, a día de hoy estamos aún muy lejos de alcanzar las cotas normales que deberían existir en una sociedad igualitaria. Las mujeres en la ciencia y la tecnología podemos alcanzar “al menos” el mismo nivel que los hombres, no hay ningún argumento científico que demuestre lo contrario.
En su caso, ¿qué le llevó a cursar estudios de ingeniería técnica industrial?
Las materias que más me atraían en el bachillerato eran matemáticas y física, mi inclinación era una carrera de ciencias, pero no me atraía dedicarme a la enseñanza. Cuando cursaba COU, mi profesor de matemáticas me prestó un manual en el que se recogía el contenido de todas las carreras. Eso me ayudó a decidirme por las carreras técnicas.
¿Recuerda cuántas alumnas había en su clase?
Cuando empecé éramos seis mujeres en la escuela, y cuando terminé, siete u ocho.
Las mujeres son mayoría en las Universidades españolas, pero solo representan el 25% de los alumnos de las ramas de ingeniería y arquitectura, según datos del Ministerio de Educación. Sin embargo, las estudiantes sacan mejores notas de media que los chicos en la educación secundaria. ¿Por qué piensa que las chicas no se deciden en mayor medida a estudiar una ingeniería? ¿Es una cuestión de estereotipos sociales, porque se siguen considerando las carreras técnicas más bien como estudios de hombres?
Son varios los motivos, no sabría ordenarlos por orden de importancia, si bien la visión desconocida o equivocada de las tareas profesionales de la ingeniería es muy importante a la hora de descartar esta profesión por las mujeres, sin dejar atrás la creencia, aun en el presente, de que es una profesión de hombres y que las mujeres estamos en desventaja. Además, está la fama de la dificultad para obtener el título en comparación con otras; tampoco debemos descartar un componente de miedo a tener que desarrollar la labor profesional en un mundo donde la gran mayoría son hombres y el temor a las experiencias negativas que ello pudiera acarrear.
¿Qué diría a las jóvenes estudiantes para animarlas a estudiar y dedicarse profesionalmente a la ingeniería?
Les explicaría en qué consiste la ingeniería y lo que hacemos los ingenieros. Les hablaría de las funciones de un ingeniero buscando soluciones a las necesidades sociales, industriales y/o económicas, y de la importancia de la ingeniería para el progreso económico y social. Les diría que analicen lo que les gusta y atrae profesionalmente. Si su opción es la ingeniería, les diría que no tengan miedo, ni a la dificultad para la obtención del título ni a su desarrollo profesional.
En general, ¿cómo cree que ha evolucionado el perfil de los estudiantes de ingeniería en los últimos años? ¿Y en el caso de las mujeres?
El motivo principal que un estudiante tiene para elegir esta profesión, y que no ha cambiado, es la vocación. Donde se está produciendo el cambio más profundo es precisamente en el incremento de la velocidad de los cambios en todos los campos, y que no deja de aumentar. Cada día se habla más de la cuarta revolución industrial, la industria 4.0, en la que la automatización tendrá un papel muy importante. Los alumnos que hoy llenan las aulas de las escuelas de ingeniería van a ser los protagonistas y los conductores de esta transformación. Respecto a la evolución del perfil de las mujeres que estudian ingeniería, entiendo que no tiene que ser distinto al que ha experimentado el hombre.
¿Costará todavía llegar a una paridad en el ámbito científico-técnico?
Rotundamente sí. No tanto por la incorporación de la mujer a estas profesiones, que va avanzando pasito a paso, como por los obstáculos que siguen existiendo a día de hoy para nuestro desarrollo profesional y para acceder a puestos de alta dirección en las empresas. Esta circunstancia da lugar a que muchas mujeres con capacidades para la ingeniería elijan otras profesiones más asimiladas por la sociedad como “de mujeres”.
¿Cómo fue su incorporación al mercado laboral como ingeniera?
Bastante laborioso y desmoralizante, me rechazaron en más de una ocasión para un puesto de trabajo por el hecho de ser mujer, alguna vez de forma más o menos indirecta con la frase: “Ha superado usted las pruebas, pero por razones especiales de la empresa no puede ser admitida su solicitud como válida”; o muy directamente, como cuando después de presentarme en dos ocasiones a la selección en una empresa constructora, un amigo me aconsejó que no volviera a presentarme, pues el jefe de obra había manifestado que mientras él mandara no entraría ninguna mujer en un puesto técnico.
¿Qué puede aportar de especial una mujer a la ingeniería y qué cualidades son las que más valoran las empresas?
La mujer puede aportar a la ingeniería lo mismo que aporta el hombre; en principio no tiene que haber ninguna diferencia entre uno y otra. Lo que no debemos hacer nunca las mujeres es intentar competir con los hombres imitando comportamientos puramente masculinos. Por el contrario, debemos aplicar nuestros propios roles y perspectivas. Lo ideal sería que mujeres y hombres reconozcamos mutuamente la importancia que el otro tiene para la sociedad, en cualquier ámbito; no por ser mujeres los logros son mayores o menores que los de un hombre, pero sí deberían ser igual de reconocidos.
¿Cree que una mujer tiene más complicaciones que un hombre para llegar a un alto cargo?
Es una realidad en la sociedad actual. Solo tenemos que observar los consejos de dirección de las empresas y quién ocupa los puestos directivos. A lo largo de mi trayectoria profesional, he asistido a un sinfín de reuniones y foros de trabajo en los que las mujeres somos la excepción. El “techo de cristal” está ahí, es difícil de traspasar y nos impide seguir avanzando. No existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos que impongan estas limitaciones. Los motivos son muy complejos, gran parte de la discriminación no se percibe directamente, por lo que es complicado de analizar y demostrar. Esperemos que en un futuro las nuevas generaciones no se encuentren con obstáculos adicionales por razón de su sexo.
¿Qué responsabilidades desempeña en la actualidad?
Trabajo en la Junta de Extremadura, como jefa de sección de ahorro energético. Mi trabajo consiste en diseñar y gestionar las ayudas de la comunidad autónoma en todo lo relacionado con el ahorro y la eficiencia energética, así como las instalaciones de producción de energías renovables para consumo propio en los sectores industrial y de servicios.
Como mujer ingeniera, ¿tiene alguna anécdota que nos pueda contar que le haya ocurrido en el desempeño de su trabajo?
Muchas y muy variadas, algunas positivas y muchas negativas. Durante varios años, parte de mi trabajo consistía en realizar inspecciones y comprobaciones de las instalaciones industriales, y es en esta parte quizás donde las anécdotas han sido más frecuentes. Han sido no pocas las veces que tenía que mostrar mi acreditación para que el propietario de la instalación se convenciera que era inspectora de industria. Pero, sin duda, lo que más me ha molestado es cuando quien tenía delante era una mujer, como cuando llegó una preguntando por un técnico para hacer una consulta, y al preguntarle “¿dígame, qué es lo que de-sea?”, respondió: “No, si yo con quien quiero hablar es con un técnico”, al volver a preguntarle y decirle que yo era técnico soltó una carcajada. En el aspecto positivo, quizás destacar la acogida entre el colectivo de instaladores. Un año me concedieron el premio naranja, lo cual me hizo mucha ilusión; aunque me consta que algunos rehuían que yo realizara la inspección de sus instalaciones (decían que era muy estricta).
¿Qué es lo que más le gusta de su profesión y de su trabajo?
Si tuviera que responder con una palabra, de la profesión diría la “diversidad”, diversidad de campos de actuación, de materias, de fines y objetivos. Somos, como dice un compañero, “todoterreno”, podemos diseñar, construir y mantener industrias e instalaciones industriales de todo tipo, dirigir empresas, optimizar procesos productivos ahorrando costes y energía, planificamos procesos y organizamos actividades, enseñamos a los futuros profesionales.
Como decana del Colegio de Badajoz, ¿cómo ve la situación actual de los profesionales colegiados y cómo se les puede ayudar desde el colegio?
Si bien se ha producido cierto repunte en los últimos meses, no se alcanzan los niveles de actividad económica anteriores a la crisis, por lo que se puede definir la situación como difícil. Con ello, se ha incrementado el número de compañeros que se encuentran en situación de desempleo; son muchos, sobre todo los jóvenes, los que deciden probar suerte en otro país, incluso algunos, obligados por las circunstancias, están trabajando en actividades muy distintas de las que son propias a la ingeniería. Desde el colegio se están llevando a cabo varias medidas y actuaciones para ayudar y solventar en la medida de lo posible estas circunstancias.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
El más inmediato es sobre los derechos de visado. Queremos proponer una reducción, sobre todo para aquellos trabajos de bajo presupuesto, y que a nuestros compañeros les puede resultar poco competitivo proponer el visado. Estamos trabajando de forma constante en la defensa de nuestras atribuciones ante las distintas Administraciones, con un protocolo de actuación para estas circunstancias. También nos hemos marcado como objetivo buscar líneas de colaboración con la Administración, que faciliten la labor de nuestros compañeros a la hora de presentar documentación y obtener autorizaciones.