Begoña Cristeto Blasco
Begoña Cristeto es, desde febrero de 2014, la secretaria general de Industria y de la pyme, dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Entre sus principales funciones destacan la definición, la ejecución y el seguimiento de la política industrial, la elaboración de las políticas de apoyo y de promoción de empresas industriales, la elaboración de planes para el fomento de las iniciativas empresariales y la propuesta y ejecución de las políticas de emprendimiento, apoyo y promoción de la pequeña y mediana empresa.
La industria es un sector clave para la competitividad de la economía española por su efecto dinamizador de otras actividades y constituye el sector exportador por excelencia. Por ello, es prioritario integrar la competitividad industrial en todos los ámbitos de actuación con el fin de lograr el objetivo europeo de que el peso de la industria suponga el 20% del PIB en 2020. ¿En qué situación se encuentra nuestro país?
El valor de la producción del sector industrial a precios de mercado en España estaba muy cercano al 20% del PIB antes de la entrada en el euro. Cayó al 15,5% en 2009, el año de la crisis económica general. Desde ese año y hasta el 2017 dicho porcentaje se ha elevado hasta alcanzar recientemente el 16,5%, parecido al de 2007, año anterior a la crisis. El sector estrictamente manufacturero, es decir, industrial sin energía y extractivas, representa en la actualidad algo más del 13% del PIB español, se ha ganado un punto porcentual desde 2014, gracias al fuerte incremento de la producción industrial manufacturera desde entonces y que continúa en la actualidad.
En términos de empleo, ¿en qué se traduciría lograr dicho objetivo?
El 20% para 2020 no es un objetivo na-cional individualizado, sino una referencia para el conjunto de la UE-28, como área económica en relación con Estados Unidos o China. Dicho esto, no hay una referencia similar para el empleo. Sí podemos decir que el sector industrial mantiene y crea empleo de alta cualificación, con unos salarios más altos y con una mayor productividad que otros sectores de la economía. Desde el año 2014 el valor de la producción industrial y el crecimiento del PIB crecen conjuntamente a tasas medias en torno al 3% anual y también los ocupados en el sector y los afiliados a la Seguridad Social. El empleo en el sector representa hoy aproximadamente el 13,5% del total. Si hemos dicho que la producción industrial es el 16,5% del total, es claro que la productividad del empleo es mucho mayor que en otros sectores, por ejemplo, el sector servicios representa casi un 70% del PIB y emplea al 78% de la población activa.
En alguna ocasión ha destacado la necesidad de apostar por “una industria inteligente, conectada y colaborativa”, para conseguir que el sector industrial se convierta en los próximos años en uno de los motores de nuestra economía. ¿A qué desafíos y oportunidades se enfrenta nuestra industria en el corto y largo plazo?
Para nosotros este proceso es una necesidad ineludible. Nos gusta decir que nuestra industria será digital o no será. Desde luego, tenemos aún muchos desafíos que afrontar. Estamos ante un progreso tecnológico acelerado basado en innovaciones disruptivas que nos plantean una transformación total del modelo de negocio y de la cultura de la empresa. La orientación al cliente, la personalización, la flexibilidad, la reducción del tiempo de llegada del producto al mercado… Todos estos factores obligan a una adaptación rápida para lograr una mayor eficiencia y productividad a lo largo de toda la cadena de valor. Para ello, la transformación digital es fundamental y ofrece oportunidades inmensas. Todos los actores implicados debemos priorizar la digitalización en nuestra estrategia porque España tiene las condiciones para aprovechar todo el potencial de esta revolución. En cifras, podríamos estar ante una oportunidad de 120.000 millones de euros, según el informe de Roland Berger y Siemens, España 4.0: El reto de la transformación de la Economía.
Para facilitar el proceso de transformación digital de la industria española, en julio de 2015, la Secretaría General de Industria y de la Pyme puso en marcha, en el marco de la Agenda para el Fortalecimiento del sector industrial, la iniciativa Industria Conectada 4.0. ¿En qué consiste y cuál es la implicación de la Secretaría?
Es una estrategia integral, en cuanto que aborda todas las dimensiones de la digitalización, pero se caracteriza por colocar a la empresa en el centro de su concepción y desarrollo. Servicios como HADA, ACTIVA Industria 4.0, el apoyo financiero a la implantación de habilitadores digitales en nuestra industria o el reciente primer Congreso Nacional de Industria Conectada 4.0, apoyan a las empresas industriales durante su recorrido hacia la digitalización. También estamos haciendo hincapié en la formación en habilidades digitales de los trabajadores y en la comunicación sobre las ventajas de sumarse a la digitalización. Nuestro objetivo es lograr que la española sea una industria conectada e inteligente.
Ya han pasado, por tanto, más de dos años desde la presentación de esta iniciativa. ¿En qué punto nos encontramos en la actualidad? ¿Se está produciendo la transformación digital en el tejido industrial español?
Aunque hemos avanzado decididamente, queda mucho trabajo por hacer. Los últimos datos nos indican que solo un 10% de las empresas industriales afirman tener una estrategia digital formalizada, que tan solo el 35% de las empresas españolas invertirán en 2017 en procesos de digitalización y que el 55% no tiene previsto hacerlo. Hay una labor fundamental de concienciar a las empresas de la importancia de transformar sus organizaciones digitalmente. No nos sirve que 8 de cada 10 empresas españolas consideren que su nivel de digitalización es medio o alto; queremos ayudarlas a que cada vez más empresas se sitúen en la franja alta.
¿El déficit de productividad en I + D está lastrando la competitividad de las industrias españolas?
Según las cifras de la OCDE, estamos ligeramente por debajo en la inversión en I + D respecto a los países de nuestro entorno, y eso tiene una incidencia en la competitividad. Sin embargo, todos los estudios apuntan a que la mejora del capital humano y tecnológico será la base de la competitividad de la industria española a largo plazo. De ahí que estemos coordinando nuestros esfuerzos con to-dos los actores implicados para mejorar en esta faceta.
¿Qué recomienda sobre todo a las pequeñas y medianas empresas para no perder el tren de la innovación?
La innovación hay que verla como cultura de empresa. No puede quedarse en tener unos cuantos proyectos e ideas; toda la organización debe trabajar con motivación de innovar continuamente. Y en la pyme también hay mucho espacio para la innovación. Nuestras recomendaciones serían incorporar la innovación al día a día, informarse de las ayudas a las que pueden acceder, buscar socios en plataformas colaborativas y perder el miedo a crecer.
¿Qué mecanismos de financiación y ayudas se han puesto a disposición de las empresas para potenciar su competitividad en el mercado global?
El Ministerio de Economía, Industria y Competitividad está tratando de desarrollar fuentes alternativas a la bancaria para la financiación de la inversión en activos intangibles, que, por su naturaleza obtienen rendimientos a medio y largo plazo. Desde la Secretaría General de Industria y Pyme tenemos todo un marco de ayudas que tiene precisamente ese objetivo. Desde los programas de financiación de la industria, como el de Reindustrialización y Fomento de la Competitividad Industrial, hasta el ya comentado ACTIVA Industria 4.0, la convocatoria de financiación de proyectos de digitalización Industria Conectada 4.0 y otras líneas que estamos diseñando junto a CDTI para armonizar y facilitar el acceso a las mismas.
En líneas generales, ¿cuáles serían las claves para estimular la demanda de los bienes industriales y apoyar la internacionalización de las pymes y, por tanto, su crecimiento?
La nueva política industrial, según las directrices de la OCDE y la Comisión Europea, no contempla, como en el pasado, los estímulos directos a la producción o a la demanda de productos industriales. Pero sí cabe promover la inversión en activos intangibles como la I + D + i, los instrumentos alternativos de financiación de estos, la mejora del capital humano de los trabajadores y empresarios y el estímulo y acompañamiento en la internacionalización de las pymes industriales. Recientemente, el Ministerio de Economía, Industria y competitividad ha aprobado una estrategia de Internacionalización para el periodo 2017-2027 en la que destaca la incorporación de la innovación, la tecnología, la marca y la digitalización a la internacionalización de las empresas en la que también se promueve el capital humano específico para esta actividad de exportación e inversiones de la empresa industrial en el exterior.
Otro tema que se ha planteado des-de distintos foros es la necesidad de adaptar el modelo educativo a las necesidades de las empresas. ¿Qué opina sobre ello?
En efecto, estudios nacionales e internacionales, en especial la OCDE, nos sitúa casi a la cola en términos de empleabilidad, es decir, en habilidades y conocimientos de los trabajadores ante los retos de la nueva era digital. El sistema educativo y de formación posgrado está un poco de espaldas respecto a los per-files profesionales que necesita la industria avanzada del futuro en España. Esta falta de empleabilidad puede afectar negativamente a nuestra productividad futura. Es fundamental que la educación acompañe y potencie esta revolución tecnológica. Es necesario encontrar foros de diálogo entre empresa y sistema educativo para coordinar políticas ágiles que nos ayuden en esta tarea.
Los ingenieros de la rama industrial tienen un papel fundamental en el ámbito de la industria. ¿En qué medida pueden contribuir a mejorar la competitividad de las pymes?
El capital humano es esencial. En España tenemos la suerte de contar con grandes instituciones educativas de las que salen algunos de los mejores ingenieros del mundo que aportan a las empresas grandes avances en el ámbito de la innovación en procesos, en la digitalización, en el diseño de productos adaptados al cliente… Es fundamental que tengan condiciones para investigar, para experimentar, para probar y, finalmente, para aplicar su conocimiento.
En el I Barómetro Industrial 2017, elaborado por el COGITI, más de la mi-tad de los ingenieros encuestados valoraron de forma positiva la situación actual de la industria a nivel nacional; sin embargo, un 67% de ellos opinaba que desde la Administración central no se están llevando a cabo los incentivos necesarios para desarrollar y fomentar el sector industrial, ¿qué les diría a todos ellos?
Nosotros también pensamos que existen áreas de mejora. Por eso, trabajamos día a día para fomentar la actividad industrial, la modernización, la investigación, la digitalización…