Economía circular: compromiso con el desarrollo sostenible

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La economía circular está cada vez más en boga. Gobiernos, emprendedores, investigadores, y destacadas organizaciones y empresas se afanan en implementar medidas que ayuden a proteger el medioambiente y optimizar los recursos. Además, se prevé que este nuevo modelo económico genere miles de puestos de trabajo a corto y largo plazo.

Cada vez se oye hablar más de la economía circular, y a “estas alturas de la película” nadie duda de sus bondades y de la necesidad de llevarla a cabo en la sociedad actual, pero ¿sabemos qué es realmente y los propósitos que persigue? La Fundación para la Economía Circular la define como “un concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible y que se reduzca al mínimo la generación de residuos”

Bien se podría afirmar, entonces, que se trata de un nuevo sistema económico y social que tiene como finalidad la producción de bienes y servicios, al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía. Al tratarse de un modelo que prima el aprovechamiento de los recursos, se convierte en una alternativa al sistema actual de extracción, producción, consumo y eliminación, es decir, el modelo económico lineal, que agota los recursos naturales y genera más contaminación. Se pretende, por tanto, alargar la vida útil de los materiales y residuos, y dotarlos de “una segunda vida”.

Este concepto, abarca sectores tan diferentes como la fabricación y producción, la construcción y la movilidad. Además, está previsto que este nuevo modelo económico, que está en auge, genere miles de nuevos puestos de trabajo a corto y largo plazo. Un informe de la Unión Europea prevé la creación de 700.000 empleos netos hasta el año 2030, de los cuales 160.000 se generarían en las pymes españolas. Por este motivo, es de vital importancia contribuir al conocimiento de la economía circular entre las pymes, ya que constituyen el 95% del tejido productivo español.

Un operario trabaja en una planta de reciclaje de residuos electrónicos, en Turquía. Foto: Shutterstock

A pesar de ser un referente europeo en innovación y competitividad, todo apunta a que nuestro país necesita invertir en mejorar la reducción y el reciclaje de los residuos. Según el informe Economía Circular en Pymes en España, que presentaron a finales del pasado mes de marzo la Cámara de Comercio de España y MAPFRE, cerca de la mitad de las pymes españolas (46%) conocen las ventajas de la economía circular, una cifra que varía según el sector de actividad, y que mejora a medida que crece el tamaño de la empresa. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas avanzan en la promoción de este modelo económico, basado en la reutilización, reparación y reciclaje, y que permite alargar la vida útil de cualquier producto. En este sentido, cada vez es mayor el número de ellas que adopta medidas para reducir la generación de residuos (94,4%), así como las que venden o ceden sus desechos a otras empresas para que los aprovechen(56%), las que separan en origen una parte o todos los residuos que generan, sobre todo papel y plásticos, y las que recurren a gestores privados para desprenderse de residuos más contaminantes, como la chatarra y el aceite. Según este informe, dos tercios de los residuos corresponden a las pymes, por lo que el paradigma de la economía circular pasa por la evolución de las pequeñas y medianas empresas hacia este sistema.

Estas son algunas de las conclusiones extraídas del citado estudio, que pone de manifiesto que las pymes también se caracterizan, cada vez en mayor medida, por utilizar materias primas secundarias o recicladas en sus procesos productivos (60%), principalmente papel y cartón (71,3%); y se comprometen más a reducir el consumo de recursos (80%), fundamentalmente electricidad, con el objetivo principal de ahorrar. Por su parte, entre las áreas de mejora, destaca el hecho de que las pymes siguen sin tener en cuenta el diseño ecológico en sus productos (21,1%), un elemento clave para lograr incrementar la tasa de reciclaje. Además, el informe indica que no eliminan en la medida que sería deseable los plásticos de un solo uso (16,2%); y no creen que deban tomar medidas para recuperar y reutilizar el agua (88%), excepto las del sector industrial. En el estudio se han analizado los datos del registro estatal de emisiones y fuentes contaminantes, por lo que recoge una información muy detallada en esta materia desde el año 2001.

Nuestro planeta corre el riesgo de quedarse sin recursos naturales si seguimos con el modelo de negocio actual. Según las previsiones de la ONU, la población mundial se incrementará en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, y para mantener nuestro nivel de vida actual “necesitaríamos 3 planetas”. Por ello, los expertos insisten en la necesidad imperiosa de corregir los patrones de consumo actual, a nivel empresarial, con una producción sostenible y solidaria para toda la población mundial.

Estrategia Española de Economía Circular (EEEC)
El 93% de las empresas europeas cree que la economía circular es importante para el éxito de su negocio en el futuro y un 85% prevé realizar inversiones en este modelo, según los datos manejados por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), la organización de referencia en el ámbito de la sostenibilidad empresarial en el mundo.

La respuesta española para impulsar una economía circular en nuestro país es la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), aprobada por Acuerdo de Consejo de Ministros el 2 de junio de 2020. Dicho documento sienta las bases para impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible, en la que se reduzcan al mínimo la generación de residuos y se aprovechen con el mayor alcance posible los que no se pueden evitar. La Estrategia contribuye así a los esfuerzos de España por lograr una economía sostenible, descarbonizada, eficiente en el uso de los recursos y competitiva.

Por tanto, lo que se pretende es eliminar determinado tipo de productos que no son susceptibles de una segunda vida futura y alargar la de otros que sí cumplen con este modelo, para favorecer la adaptación de las empresas en favor de la economía circular.

La EEEC fija unos objetivos para 2030, y contempla su desarrollo y concreción a través de sucesivos planes de acción trienales, llamados a recoger las medidas específicas que prevé poner en marcha la Administración General del Estado para hacer posible alcanzar los objetivos planteados dentro de una década.

Las pymes utilizan materias primas secundarias o recicladas en sus procesos productivos (60%), principalmente papel y cartón (71,3%), según el informe Economía Circular en Pymes en España. Foto: Pexels.

El primer Plan de Acción, sometido a información pública, tiene un marco temporal de 2021 a 2023. Dicho plan contiene 112 medidas lideradas por distintos centros directivos de la Administración General del Estado(AGE) y distribuidas en 5 ejes y 3 líneas de actuación: producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua; y, con carácter transversal, sensibilización y participación, investigación, innovación y competitividad, y empleo y formación, que dan respuesta a los principales planteamientos de la economía circular.

Producción, consumo y gestión de residuos
El primer eje de actuación, centrado en la producción, incluye 16 medidas destinadas a la inclusión de la economía circular en diversas áreas, desde la industria alimentaria al sector forestal, pasando por el impulso al ecodiseño o la inclusión de requisitos puntuables relacionados con economía circular en los pliegos y programas de ayudas públicas, préstamos y líneas de crédito públicas.

En el segundo eje de actuación, dedicado al consumo, con 13 medidas, destacan las relacionadas con la información al consumo, como el fomento de la Etiqueta Ecológica Europea (ECOLABEL) y el desarrollo de una etiqueta en la que se informa sobre la vida útil del producto, especialmente el índice de reparabilidad; así como medidas para la reducción de los residuos alimentarios, tanto de carácter normativo como de colaboración público-privada con el sector HORECA (acrónimo de Hoteles, Restaurantes y Cafeterías).

También se incluyen medidas para fomentar un consumo sostenible, como la promoción de mercados de segunda mano o la reutilización de infraestructuras públicas; y, por último, medidas relativas a la inclusión de la economía circular en la contratación pública, tanto centralizada como la individualizada.

Por su parte, el eje destinado a la gestión de residuos contiene 29 medidas destinadas a la adecuación a los criterios de economía circular en la normativa y planes de residuos: desde la futura Ley de Residuos y Suelos Contaminados, hasta la nueva normativa de envases, pasando también por la de aparatos eléctricos y electrónicos, y pilas y baterías, entre otros. Se prevé también el desarrollo de nuevas exigencias para textiles y plásticos agrarios, y la elaboración de nuevos programas de prevención y de planificación de residuos.

Materias primas secundarias y reutilización de agua
En el eje destinado a las materias primas secundarias, compuesto de 12 medidas, se incluyen actuaciones para aplicar y fomentar el uso de los subproductos, así como para desarrollar criterios de fin de condición de residuo, y para analizar sus implicaciones en el mercado de las materias primas secundarias.

El eje dedicado a la reutilización del agua cuenta con 4 medidas destinadas al apoyo a regadíos que usen aguas regeneradas, a mejorar la información sobre los usos del agua para una mejor planificación, incluyendo la reutilización de agua entre los volúmenes disponibles, y a revisar el marco normativo de la reutilización del agua.

El eje dedicado a la Sensibilización y Participación contiene 19 medidas destinadas a la sensibilización en el ámbito de la empresa, mediante, por ejemplo, la elaboración de buenas prácticas de economía circular o de boletines periódicos; y en el ámbito del consumo, mediante diferentes campañas de sensibilización.

Investigación, innovación y empleo
En el ámbito de la investigación, innovación y competitividad se incluyen 8 medidas destinadas a promover la innovación en el ámbito de la bioeconomía, la investigación y difusión de resultados sobre economía circular, en general, y en algunos ámbitos, como es la I+D+i, incentivadores de soluciones de EC para las palas de los aerogeneradores eólicos, en particular.

Por último, la línea de Empleo y Formación incluye 11 medidas destinadas a programas de formación e inserción para determinados colectivos, como el minero, los jóvenes, el desarrollo de programas de escuelas-taller y casas de oficios, y la revisión de las especialidades del Catálogo de Especialidades Formativas del SEPE. También se incluyen medidas para impulsar el empleo en el ámbito de la economía circular, como es el Programa Emprendeverde, impulsado por la Fundación Biodiversidad, o el impulso de las entidades de economía social dedicadas a estas actividades, entre otros.

Ecodiseño
Para alcanzar un desarrollo sostenible, el producto deber ser diseñado para ser reutilizado y reciclado. Se trata del ecodiseño, que tiene en cuenta la variable ambiental como un criterio más a la hora de tomar decisiones en el proceso de diseño de los productos. Para ello, es necesario el concepto de las 7Rs, que corresponden a las iniciales de las siguientes palabras: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, recuperar, renovar y reciclar. El ecodiseño se enmarca en el concepto de “rediseñar”, que consiste en introducir la ecología en el diseño de un producto. Cuando se aplica el ecodiseño, los productos son diseñados y fabricados teniendo siempre en cuenta el medio ambiente y el impacto que se pueda generar en él. De este modo, se busca que los productos alcancen un alto grado de sostenibilidad, a través del estudio de materiales y de los diseños que se van a utilizar. Gracias al ecodiseño, desde la primera hasta la última pieza pueden reutilizarse o reciclarse una vez terminada su vida útil.

La economía circular trata de convertir los residuos en materias primas, y al mismo tiempo generar empleo en el contexto de la denominada “economía verde”. La impulsora de este modelo fue Ellen MacArthur, y desde la Fundación que lleva su nombre, se han puesto en marcha numerosas iniciativas en este sentido. Recientemente ha publicado “Innovación en origen: una guía de soluciones para empaques”, una guía práctica para la eliminación de la contaminación por plástico mediante soluciones de economía circular. Con una gran cantidad de orientaciones prácticas y ejemplos reales, este manual fue creado para cualquier persona que, directa o indirectamente, tome decisiones sobre envases de productos. Al centrar los esfuerzos en la innovación en origen, es decir, en la etapa de diseño de un producto en lugar de al final de la cadena, como es el reciclaje, las empresas pueden evitar que los residuos ni siquiera sean generados.

Estudios de casos de empresas como Tesco, Lush, Walmart y Abel & Cole, entre otros, muestran cómo las empresas de todo el mundo están utilizando soluciones de economía circular en diversos sectores. “No podemos salir de esta crisis de contaminación por plástico a través del reciclaje. Tenemos que mirar al origen, y ver, en primer lugar, qué se pone en el mercado. De esa manera podemos eliminar los residuos desde el diseño, y no simplemente gestionarlos mejor. La economía circular nos permite rediseñar todo el sistema de plásticos para no sólo superar el desafío mundial de la contaminación por plástico, sino hacerlo de forma que nos permita crecer mejor y crear soluciones rápidas y en escala. Los diseñadores y las empresas están en el centro de esta transición y esperamos que esta guía les ayude en el proceso”, señala Sara Wingstrand, Gerente del Programa de Innovación en la Fundación Ellen MacArthur

La Guía de Innovación en el Origen se publicó pocas semanas después de que la Fundación, en colaboración con la ONU Medio Ambiente, divulgara el segundo informe del Compromiso Global por una Nueva Economía del Plástico, que ha demostrado que las empresas tendrán que dar un paso al frente en sus esfuerzos de eliminación y reutilización, si quieren alcanzar los objetivos fijados para 2025 con el fin de abordar la contaminación por plástico.

Figura 1. Distribución del tratamiento de residuos municipales por habitante en España y la UE-27 (%). Fuente:
Fundación COTEC para la Innovación, Informe Situación y evolución de la economía circular en España (2019).

Oliplast: bioplástico orgánico
En España ya encontramos algunas iniciativas originales y prometedoras. En Andalucía, la cooperativa olivarera Olipe de Pozoblanco (Córdoba) y el Instituto Tecnológico del Plástico han presentado un novedoso, versátil y ecológico bioplástico orgánico.

Nuestro país es el primer exportador mundial de aceite de oliva y durante el proceso de producción se desechan unas 360 mil toneladas de huesos de aceituna al año. Hasta ahora, se incineraban como recurso de biomasa, para su valorización energética, pero ¿por qué no ir más allá y reutilizarlos? Se ha descubierto que a partir de un cuidadoso procedimiento de los huesos es posible obtener un material bioplástico, que resulta muy apropiado para la fabricación de envases sostenibles.

Es así como nace el proyecto GO-OLIVA, grupo operativo financiado con fondos Feder de la Unión Europea y del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cuyo objetivo se centra en desarrollar un producto bioplástico versátil y ecológico a partir del hueso de la aceituna, y que permitirá encontrar una aplicación de alto valor añadido a este residuo para la fabricación de nuevos envases sostenibles para el propio aceite y sus derivados.

Se trata de Oliplast, un nuevo material plástico compuesto biodegradable, compostable y elaborado con materiales procedentes de fuentes renovables. Concretamente, el nuevo material estará compuesto por una carga o refuerzo procedente del aceite de oliva y un material termoplástico. Oliplast podrá ser procesado mediante extrusión o inyección para la elaboración de nuevos productos, como una bandeja o plato para apoyar la botella y tapones para envases de cremas cosméticas elaboradas con aceite de oliva.

A finales del pasado mes de abril se presentaba el resultado del proyecto GO-OLIVA, que comenzó en 2019, con un presupuesto que ha ascendido a 340.000 euros, gracias a la puesta en común de ideas para desarrollar acciones de economía circular entre la Cooperativa y el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS). De ahí surgió la posibilidad de convertir los restos de hueso provenientes de la molturación en un elemento base para la fabricación de bioplásticosorgánicos, que permiten generar un producto de alta calidad y que sorprende por su resistencia en todos los usos en los que se ha probado: bandejas, platos, maceteros, vasos y recipientes de todo tipo. En este sentido, Juan Antonio Caballero, presidente de Olipe, señala que “cualquier valor añadido que podamos obtener de los subproductos del olivar es bueno porque siempre va a contribuir a la economía de los agricultores, que es nuestro objetivo final como cooperativa”. Además, explica que el proceso comienza con la limpieza, el desecado y la molienda del hueso, que se lleva “casi en polvo” a las instalaciones de Aimplas para comenzar el proceso.

Por su parte, la responsable de Marketing de Aimplas, Elisa Cones, destaca el carácter innovador del producto como ejemplo de la valorización de un residuo, que se convierte en un elemento útil y que además es biodegradable. Tras el uso de Oliplast, que incluso podría llegar a convertirse en envase de aceite, este producto podría ser de nuevo procesado y ser incorporado como compost al propio olivar.

El proyecto se basa, por tanto, en la economía circular, ya que avanzar hacia este modelo económico, “podría generar beneficios, como reducir la presión sobre el medio ambiente, mejorar la seguridad de suministro de materias primas, más competitividad, innovación, crecimiento y empleo”, indica el presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO), Antonio Díaz, Antonio Díaz, quien añade que este tipo de iniciativas “constituyen unejemplo de cómo empresas y entidades avanzan en su desarrollo, preocupadas por el modelo de sociedad que todos queremos”.

Figura 2. Número de actores y buenas prácticas centradas en Economía Circular que se analizaron en el 1er
Informe (2017) y en la actualización del informe (2019), incluyendo también los proyectos LIFE, distribuidos en
las principales categorías. Fuente: Fundación COTEC para la Innovación, Informe Situación y evolución de la economía circular en España (2019).

Obsolescencia programada
Sin embargo, la economía circular no afecta solo a los envases y al gran consumo, sino también a otros sectores, como la construcción (en los estudios del ciclo de vida de los materiales y en el uso optimizado de los espacios construidos), en la gestión del agua (con procesos de mejora y reutilización) o la movilidad (análisis de los costes de un vehículo en relación a su vida útil y los tiempos de uso).

En la actualidad, Europa genera más de 2,5 millones de toneladas de residuos al año, con especial incidencia en las ciudades, y en el caso de España, cada ciudadano genera una media de 460 kg de residuos urbanos.

Por ello, con el objetivo de conseguir que la Unión Europea utilice de forma eficaz sus residuos, el Parlamento Europeo ha aprobado una serie de medidas encaminadas a la economía circular. Esta hoja de ruta se plantean unos objetivos de reciclado que, en el caso de los envases plásticos, se sitúa entre el 55 y 60% en 2025.

El Parlamento señala que, en una economía circular, al contrario que en la basada en el principio de “usar y tirar”, el ciclo de vida de los productos se extiende gracias a un mejor ecodiseño que facilita las reparaciones, la reutilización y la refabricación de viejos productos.

En este sentido, el Parlamento Europeo pidió, el pasado mes de febrero, que el plan de acción para la economía circular, ya presentado en Bruselas, sea más ambicioso y contemple objetivos vinculantes en materia de huella ecológica por el uso y consumo de materiales. De este modo, se pone el foco en la necesidad de profundizar en los estándares que garanticen que los productos sean duraderos y no tengan la conocida obsolescencia programada.

El objetivo es evitar a toda costa las graves consecuencias que las “montañas de basura”, que se producen de forma constante, tienen para el medioambiente. Y esta situación atañe también a los productos tecnológicos, que podrían seguir usándose mucho más tiempo si no fuera por la citada obsolescencia programada.

Para contrarrestar este efecto y fomentar un mercado más sostenible, la Unión Europea ha anunciado un nuevo plan de medidas con las que fomentar la reutilización y reparación de los productos. Este nuevo proyecto forma parte del Plan de Acción de Economía Circular presentado por la Comisión Europea, y que se engloba dentro del Pacto Verde Europeo. Su principal objetivo es alargar la vida útil de los dispositivos.

De este modo, el principal foco de responsabilidad recaerá sobre los fabricantes, que deberán producir dispositivos y electrodomésticos más sostenibles, e informar mejor a los consumidores sobre las posibilidades de reparación del producto en caso de avería.

Además de fomentar la reparación de los productos, frente a la comodidad de comprar otro modelo más nuevo, la UE quiere también mejorar el reciclaje de los materiales. Una vez que se haya alargado la vida de los productos lo máximo posible, sus piezas y materiales tendrán que tratarse de manera que puedan reutilizarse o contaminen lo menos posible.

En el fondo de este ambicioso plan subyace el deseo de minimizar al máximo los residuos y transformarlos en recursos secundarios de alta calidad, que se beneficien de un mercado que funcione bien para las materias primas secundarias.

Estas medidas se aplicarán tanto para los electrodomésticos y productos electrónicos (móviles u ordenadores, por ejemplo), como para las baterías de los coches, el embalaje de nuevos productos, impresoras e, incluso, textiles. No obstante, aunque principalmente se refiere a productos tecnológicos, el plan de la Comisión Europea se puede aplicar a una gran variedad de sectores comerciales, que ahora tendrán que adaptarse a estas nuevas medidas.

Reciclaje en España
El 17 de mayo se celebra el Día Internacional de Reciclaje, promovido por la UNESCO desde 2005, para concienciar a la población sobre la importancia de generar menos residuos para reducir la huella de carbono.

Con los últimos datos disponibles, correspondientes a 2018, en España cada habitante generó 391,3 kilos de residuos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), por lo que una correcta gestión es clave para evitar que acaben en el vertedero y, por tanto, conseguir que un elevado porcentaje se reciclen.

En palabras de Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), la celebración de este día debe servir para “homenajear a todas aquellas empresas que forman la industria del reciclaje de nuestro país, por llevar a cabo una labor indispensable para alcanzar un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente”.

Los nuevos instrumentos comunitarios de financiación ‘Next Generation EU’, en línea con el Plan de Acción de Economía Circular y el Pacto Verde Europeo impulsados por la Comisión Europea, dotados con 140.000 millones de euros en transferencias y créditos para el periodo 2021-2026, “son una constatación de que urge acelerar la transición hacia la economía circular y, para ello, la industria del reciclaje es y será clave”, señala el presidente de FER.

Según los últimos datos aportados por la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), en 2019 se gestionaron 6,1 millones de toneladas de chatarras férricas, 119.840 toneladas de baterías de plomo ácido, 249.420 toneladas de envases metálicos, 813.768 vehículos dados de baja y reciclados ese año, 299.595 toneladas de grandes electrodomésticos, 1.689 toneladas de equipos informáticos y de telecomunicaciones recuperados en 2018, y 271.933 toneladas de neumáticos fuera de uso reutilizadas y recicladas dicho año.

Además, la industria española del reciclaje cuenta con más de 6.000 empresas, una cifra superior de empleos directos y más de 10.000 millones de euros de volumen de negocio, el 1% del PIB.

España se encuentra por debajo de la media europea en generación de residuos, pero este valor empezó a crecer en 2014.

Por su parte, Ecoembes, la organización medioambiental sin ánimo de lucro que promueve la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente a través del reciclaje, dentro de su apuesta por la economía circular, en mayo de 2017 puso en marcha TheCircularLab, el primer centro de innovación sobre esta materia en Europa. Se trata de un laboratorio que, mediante investigación colaborativa, estudia, prueba y aglutina las mejores prácticas y líneas de innovación en el ámbito de los envases y su reciclado. Situado en Logroño, este centro de investigación analiza todas las fases del ciclo de vida de los productos y envases: la recepción, el diseño e incluso la reintroducción al ciclo de consumo a través de nuevos productos, trabajando en cuatro áreas de investigación muy diferenciadas. De esta manera, trabajan con las empresas para promover y poner en marcha acciones de ecodiseño e impulsar la fabricación de envases más sostenibles, como el nuevo envase bio bio. Durante el primer año del PEP 2018-2020, 2.179 empresas implantaron 3.653 medidas de ecodiseño, y desde que comenzaron a trabajar en los Planes Empresariales de Prevención, las medidas de ecodiseño ascienden a 48.819. Esto ha permitido generar un ahorro de más de 528,691 toneladas de materias primas.

Informe COTEC
La Economía Circular es una de las grandes transiciones en las que la Fundación Cotec, que promueve la innovación como motor de desarrollo económico y social, está inmersa, y una de sus líneas prioritarias en las que está centrando sus esfuerzos. Por ello, ha elaborado un informe sobre la “Situación y evolución de la economía circular en España”.

El informe de la Fundación Cotec refleja que España se encuentra por debajo de la media europea en generación de residuos, pero este valor empezó a crecer en 2014, mientras que se ha mantenido estable en el resto del continente, lo que invita a tomar medidas para no invertir la tendencia.

En cuanto al tratamiento de esos residuos, los vertidos representan en España el 54% del volumen total (el resto se reparte entre incineración, reciclado y compostaje), más del doble de la media de la Unión Europea (24%), y muy lejos todavía del objetivo establecido por la Comisión Europea para 2030 (10%).

Según el citado informe, España mantiene patrones de producción y consumo con fuertes rigideces estructurales, que dificultan la introducción de modelos más circulares y sostenibles. Otra dificultad para la implantación del nuevo modelo es la falta de indicadores específicos para medir la circularidad en la economía.

El estudio recuerda que, en los últimos años, en nuestro país, se han desarrollado acciones e iniciativas en administraciones, empresas y organizaciones sociales, pero la implantación de estrategias circulares es todavía incipiente. Asimismo, insiste en la necesidad de que haya una voluntad política para favorecer la transición hacia una economía circular. En este sentido subraya la importancia del ámbito local, debido a su proximidad con los ciudadanos, las empresas y los trabajadores.

El estudio recuerda, además, que la hoja de ruta estatal ayudará a definir marcos estables, a superar las actuales barreras técnicas y regulatorias, así como a diseñar políticas e inversiones específicas.

En el informe se recogen, además, 167 casos de éxito relacionados con la economía circular, más del triple de los que aparecían en el informe de 2017. La mayoría de estas iniciativas están relacionadas con el reciclaje de residuos, el ecodiseño y las nuevas formas de producción y generación de productos.

En definitiva, habrá que tener en cuenta el estudio, la reflexión, la conciliación y la acción en los medios científicos, empresariales, sociales y políticos para favorecer la puesta en práctica eficaz de conceptos cardinales como economía circular, y contribuir entre todos a mantener nuestro planeta con la mejor salud posible, ya no que no tenemos otro.

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