El gran salto chino

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Desde el empobrecido sur de Europa observamos con asombro, noexento de envidia, la extraordinaria pujanza de la actual China. Nuestras estancadas economías palidecen ante los prodigiosos crecimientos económicos que registra el gigante asiático. Y no solo escuestión de tamaño, el de los mayores rascacielos, la presa más grandedel mundo o incluso la red de alta velocidad china, que deja en mantillas a la española, orgullo de nuestra clase política. Es que, además,China se está convirtiendo en el banquero del mundo y hoy es uno delos mercados más golosos para el comercio internacional.

El crecimiento económico de China está rompiendo todos los pronósticos, lo que le ha permitido afrontar en mejores condiciones laactual crisis económica. El actual peso económico de China no dejade reflejar el de su población: el 20% de la población mundial, aunque solo posee el 10% de la riqueza mundial. Desde luego, lascifras son elocuentes: China cuenta con el 15% de los usuarios mundiales de Internet, el 20% de las emisiones de CO2 y de las reservas de divisas, el 27% del número de fumadores en el mundo, el 29%del consumo de objetos de lujo y el 40% de la producción de acero.

El subdesarrollo, como el igualitarismo maoísta, lo mismo que lascien flores, la revolución cultural y la joven guardia roja. Incluso, en algunas cosas, China se está acercando al mundo occidental y a sus rasgos menos favorables, como las desigualdades sociales, la especulación inmobiliaria, el consumo automovilístico o el turismo de masas (40millones de chinos viajan por todo el planeta). En China se dan las disparidades más inauditas: la pobreza de la población rural del interiordel país y la gran cantidad de tiendas de marcas de lujo, como Vuitton o Gucci. Se calcula que en China hay 250 millones de personascon medios para comprar productos de marcas internacionales.

Cuando se marchitaron las “cien flores” del Libro Rojo, Mao propuso (y dispuso) el programa económico llamado Gran Salto Adelante, que consistía básicamente en alcanzar el nivel económico deInglaterra en 15 años. El resultado fue un caos y el desastre económico. Como consecuencia de las energías utilizadas en la producciónde acero se descuidaron las cosechas. El país conoció una hambrunamientras la producción industrial y el comercio caían en picado.

A la muerte de Mao, el nuevo líder, Deng Xiaoping, decidió que noimportaba que el gato fuera negro o blanco: lo que importaba esque cazara ratones. En diciembre de 1978 formuló ante el comité central del partido comunista chino su nuevo programa de reformas. Erala política de las “cuatro modernizaciones”. Desde entonces, la modernización se convirtió en una prioridad, sustituyendo la planificación porel mercado, movilizando sus ingentes recursos humanos, abriéndoseal exterior y convirtiéndose en la “fábrica del mundo”.

El escritor Yu Hua cuenta de un programa de televisión en el cualse interroga a niños chinos sobre sus sueños. Un niño de Pekín responde que querría un Boeing, pero de verdad, no de juguete. A unaniñita del noroeste del país le gustaría tener unas zapatillas de deporte.Y Yu Hua añade que seguramente las zapatillas son más inaccesiblespara la niñita que el Boeing para el pequeño pequinés. Mao decía queel imperialismo americano era un “tigre de papel”. ¿Tendría razón?

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