El asfalto negro se transmuta en verde

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Incorporar el polvo de neumáticos usados mejora el firme de las carreteras. Este betún reciclado permite mejorar la eficiencia energética. 1.700 km de carreteras españolas ya lo emplean

La industria energética hace mucho tiempo que ha diversificado sus productos; ejemplo de ello es el Centro de Tecnología de Repsol situado en el madrileño pueblo de Móstoles y en el que trabajan 400 especialistas e investigadores. Sus desarrollos tienen el objetivo de obtener soluciones para los problemas de un futuro próximo. En 2010, la multinacional invirtió 64 millones de euros en actividades de I+D ejecutadas directamente por este centro, a los que hay que sumar otros siete millones de euros en proyectos llevados a cabo en diferentes unidades de negocio de la compañía.

Una de las investigaciones pretende conseguir la eficiencia energética mediante el desarrollo de asfaltos que la compañía denomina verdes. El hecho de que un vehículo consuma más o menos no solo es responsabilidad del propio coche y de su motor. También hay factores externos como el estado de las carreteras.

Conocer la influencia que el firme tiene sobre el consumo de combustible es fundamental para el ahorro. Los especialistas creen que el principal gasto de energía se produce fundamentalmente por el rozamiento entre el neumático y el pavimento. Este asfalto verde permite, además, eliminar y aprovechar más de 10.000 toneladas de neumáticos anualmente, lo que contribuye a minimizar los problemas medioambientales que genera su falta de uso.

Rozamiento

Su proceso de producción consiste en trocear los neumáticos y separar todos sus componentes (metales, tejidos y caucho) y elaborar un polvo de neumático que, al combinarse con áridos (gravas y arenas), forma las mezclas asfálticas que se han utilizado ya en distintas carreteras.

Por razones de seguridad, la capa de superficie de los pavimentos se construye de tal forma que haya un buen rozamiento entre el neumático y el pavimento. Para conseguir esto, las capas de la superficie de la carretera no son lisas, sino que tienen una cierta textura.

Repsol ha demostrado la efectividad de este sistema en vías públicas de Madrid, así como en diferentes carreteras de Andalucía, Castilla y León y País Vasco. Actual-mente, 1.700 km de carreteras han sido asfaltadas a partir del polvo de neumáticos usados. Se ha comprobado también que la utilización de este betún de neumáticos reduce el impacto acústico del tráfico, retrasa el deterioro del firme y mejora la adherencia a la ver que aumenta la seguridad de las carreteras.

El betún de neumático reduce el impacto acústico del tráfico, retrasa el deterioro del firme y mejora la adherencia aumentando la seguridad de las carreteras

Además de los llamados asfaltos verdes, Repsol desarrolla continuamente proyectos para mejorar sus procesos en esta área. Así se han aplicado varias tecnologías para disminuir la temperatura de trabajo de las mezclas asfálticas logrando una reducción de hasta 30-40 ºC en la temperatura de las mismas. La reducción de la temperatura, tanto en la fabricación como en la puesta en obra, permite disminuir los humos y gases contaminantes, ahorrar energía y combustibles en las plantas durante la fabricación y el almacenamiento. Se estima un ahorro energético del 20% al 30% en combustibles y una disminución de aproximadamente cuatro toneladas de CO2 por cada kilómetro asfaltado.

Otros proyectos

Repsol es una compañía conocida por la explotación de hidrocarburos. Por ello, este centro también se centra, a través de varios programas, en conseguir una mayor eficiencia en sus exploraciones. El proyecto Caledioscopio tiene como finalidad encontrar nuevos yacimientos mediante una nueva generación de chips capaces de manejar complejos algoritmos matemáticos que crean imágenes sísmicas con las que se puede “ver” el interior de la tierra y analizar, sin perforar la corteza terrestre, si hay hidrocarburos. Para ello, cuentan con una extensa plantilla de geofísicos, matemáticos, geólogos e ingenieros.

Esta tecnología eleva la fiabilidad de las imágenes sísmicas, aumentando las posibilidades de encontrar petróleo y gas a miles de metros bajo el subsuelo. Puede analizar zonas complejas y grandes reservas, como las que existen en el golfo de México y Brasil. Se estima que allí se esconden el equivalente a 100 millones de barriles de petróleo.

Conjuntamente y complementario es el proyecto Sherlock, que nació con la intención de disminuir el riesgo geológico y aumentar también el éxito de la exploración petrolífera. Esta área operativa consta de dos disciplinas relacionadas pero que están bien diferenciadas: por un lado el Laboratorio de Roca, que contiene en su mayor parte técnicas de caracterización geológica, y por el otro el Laboratorio de Fluidos, que reúne técnicas de caracterización de fluidos y aseguramiento de flujo. Al ser multidisciplinar, integra conocimientos de geología, geoquímica y química analítica de alta resolución.

El fin del mismo es el desarrollo y la implantación de una metodología basada en técnicas de microscopia petrográfica y análisis geoquímico de alta resolución, para la caracterización de los diferentes elementos de un sistema petrolero (almacén, sello, roca generadora y vías de migración) con la intención de disminuir el riesgo geológico.

En los laboratorios de Móstoles, rodeados de una gran seguridad, se trabaja con técnicas de preparación de muestras de roca, sierras de corte, preparación de láminas delgadas de roca y pulido, embutido en resina de muestras, lavado de ripios y archivo digital de las muestras mediante escaneado de alta resolución.

También se utilizan técnicas de observación y estudio mediante lupas binoculares, microscopia con luz transmitida/reflejada y ultravioleta, inclusiones fluidas, SEM (scanning electron microscope), difracción de rayos X (especialmente para la determinación de arcillas).

Durante este año, Repsol ha realizado varios estudios piloto en diferentes lugares del mundo con el fin demostrar el potencial de esta metodología tanto en proyectos exploratorios como de desarrollo de campos. Junto a estos, Repsol investiga en nuevos materiales plásticos, bioenergía, micro-algas y aceites vegetales. Todo ello demuestra la complejidad de la industria energética actual.

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