Domingo Jiménez Beltrán

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“El objetivo es que el sistema de depósito, devolución y retorno sea una realidad”

Tras más de una década de implantación del Sistema Integrado de Gestión de Residuos y de machacar a los ciudadanos con la necesidad de separar las basuras generadas en sus hogares y depositarlas en el contenedor de tal o cual color, ahora se dice que lo mejor es volver a lo de antaño, a devolver el casco, una idea que defiende la asociación Retorna, creada a finales del pasado año con el objetivo de impulsar un cambio de modelo de gestión de los residuos, el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). Su presidente, Domingo Jiménez Beltrán, señala que las ventajas económicas, sociales y ambientales de este sistema están más que demostradas en países como Alemania, donde la eficacia en la recuperación es del 98,5%. Estas razones, en su opinión, deberían convencer al estamento político y legislador de nuestro país para iniciar los trámites de su implantación lo antes posible y caminar así hacia la meta final del residuo cero.

La aprobación de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados (LRSC), ¿les ha planteado la necesidad de reciclarse y buscar un nuevo frente por el que luchar?

Su aprobación no nos ha llenado de entusiasmo, ya que aborda tímidamente cuestiones que necesitaban una respuesta más enérgica; especialmente en lo que se refiere a una gestión innovadora de los envases y residuos de envases, que es la fracción que más crece. Sin embargo, hay aspectos positivos en la LRSC, ya que reconoce que el sistema de depósito para envases que impulsa Retorna es un sistema ecoeficiente, capaz de responder de una vez al gran desafío creciente de estos residuos en nuestro país y, sobre todo, habilita al legislador para que una vez mostrada su viabilidad ambiental y socioeconómica pueda exigir mediante real decreto su implantación. Retorna promueve recuperar el antiguo sistema de depósito o Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) recurriendo, eso sí, a las nuevas tecnologías. Frentes de trabajo quedan muchos. En primer lugar, hacer llegar a todos los sectores implicados, desde las Administraciones y sectores industriales hasta la sociedad en su con-junto, lo que significa el SDDR en sí: la transformación de los residuos en recursos, y con ello avanzar en el cambio de modelo de producción y consumo, que es lo importante. Gracias al SDDR, que permite recuperar hasta el 98% de los residuos, nuestro país se incorporaría a un modelo moderno y sostenible de gestión de residuos en el que todos ganamos ambiental, social y económicamente. Desaparecerían los envases de nuestros espacios públicos, ahorraríamos 700.000 toneladas de materias primas al año, reduciríamos la factura energética y las emisiones de CO2, habría menos gastos de limpieza municipales, se crearían hasta 14.000 empleos… Todo ello debería convencer al estamento político y al legislador para iniciar los trámites para su implementación. El objetivo de Retorna a corto y medio plazo es propiciar que el SDDR sea una realidad en el Estado español lo antes posible. Sus beneficios son tan claros que su entrada en vigor es inexorable. Lo que hace falta es que sea lo antes posible.

¿Puede demostrarnos que el SDDR es técnica y económicamente viable?

La demostración de que técnica y económicamente es viable el SDDR se encuentra en los 35 países y regiones que han adoptado ya este sistema. En los últimos meses, tres más se han incorporado al sistema, y en algunos de los que ya lleva tiempo implementado se está estudiando ampliar los materiales integrados en el sistema, debido a su efectividad económica y ambiental. Ninguno de los países que lo implantaron en su día ha dado marcha atrás. Eso significa que funciona. Tanto los ciudadanos como las Administraciones de estos países están satisfechos con los resultados logrados. Por citar un solo caso, en Alemania, donde la eficacia en la recuperación es del 98,5%, es casi imposible encontrar un envase de bebidas tirado en la calle o abandonado en una papelera. La ciudadanía se ha volcado con el SDDR y acude masivamente con sus envases vacíos a devolverlos porque sabe que lo que antes iba al vertedero o incineración ahora es una materia prima de primera calidad, y que todo ello se traduce en ahorro y calidad de vida para la sociedad en su conjunto. Es un sistema que compensa al ciudadano y consumidor que cumple y que grava al que no lo hace. Y no como ahora, que el ciudadano que acude con sus envases a los contenedores ve que su esfuerzo no se ve recompensado, ni por la calidad de lo poco que se recicla ni por la limpieza del entorno, mientras que el menos cívico se va de rositas. Para que se haya logrado tan elevada cifra de recuperación y sobre todo de satisfacción en Alemania (que incluye, además de los ciudadanos y consumidores, a grandes y pequeños distribuidores y productores) no hay otra explicación que las ventajas económicas, sociales y ambientales que el SDDR representa.

Y los años que llevamos funcionando con el Sistema Integrado de Gestión de Residuos, ¿los hemos tirado a la basura?

No se han tirado estos años a la basura, aunque se podía haber hecho mucho mejor, porque, entre otras cosas, se ha montado una infraestructura de recogida selectiva de envases que, hasta que se pueda hacer una recogida selectiva en origen o se pueda extender el SDDR al resto de envases, es de gran utilidad. También ha servido para recuperar y promover la cultura del reciclaje, que pareció perderse en las décadas de 1980 y 1990, con la irrupción de las grandes marcas de bebidas y grandes superficies a las que siempre ha parecido incomodar el SDDR. Curiosamente, en Alemania muchos de estos grandes productores y distribuidores se han dado cuenta de las ventajas también para ellos, ya que el negocio sostenible es también negocio con más futuro si se renuncia a beneficios especuladores y cortoplacistas.

Su caballo de batalla son los residuos que van a parar al contenedor amarillo. De la gestión de los otros ¿también se ocuparán algún día?

De hecho, las propuestas de Retorna, aunque se centran en la implantación de un SDDR para envases de bebidas, van más allá. Muestra de ello son las propuestas de enmiendas realizadas para el proyecto de la LRSC, dirigidas a conseguir el nada utópico “residuo cero”, que se logra al transformar un residuo en algo que ya no se destina al abandono y, por tanto, en un recurso. Además de pretender en el futuro maximizar la reutilización de envases de bebidas y extender el SDDR al resto de envases, para Retorna es particularmente importante la recogida selectiva de la fracción orgánica –la mayor junto con los residuos de envases– y su compostaje, que la convierte en un valioso recurso. Además, contribuye a mejorar mucho la calidad del resto de los residuos que se deterioran al estar mezclados con esta.

“EL SISTEMA DE DEPÓSITO, DEVOLUCIÓN Y RETORNO SIGNIFICA LA TRANSFORMA-CIÓN DE LOS RESIDUOS EN RECURSOS Y, CON ELLO, AVANZAR EN EL CAMBIO DE MODELO DE PRODUCCIÓN Y CONSUMO”

En alguna ocasión, usted ha señalado que la política de residuos, tanto en España como en Europa, es errónea y un fracaso. Es una dura afirmación que cobra mayor importancia al ser pronunciada por quien fue el primer director de la Agencia Europea de Medio Ambiente. ¿Ya lo veía así entonces?

Lo veía así entonces, porque entre otras cosas lo demostraban, desde el año 1994, los informes de la Agencia y lo reconocía la Comisión Europea y los propios Comisarios de Medio Ambiente, que sabían que la política de residuos era la tarea más ingrata a la que tenían que enfrentarse. Por una simple razón, porque dependía de un cambio radical en los sistemas de producción y consumo, a lo cual esta sociedad que parece depender del consumo para reactivar la economía y crear empleo –con esfuerzos simétricos en consumo y trabajo– se resistía y sigue resistiéndose. Además, la gestión de la basura era y es un negocio que, curiosamente, crece cuanta más basura se genera, por lo que los gestores se resisten al cambio. La reducción de los residuos, y en particular de envases y residuos de envases, no interesa a los gestores de los mismos. La prueba es que, en la práctica, la producción de residuos es un indicador de la afluencia y riqueza medida en términos de PIB y que solo últimamente hemos conseguido desacoplar ambos indicadores aunque únicamente de manera relativa, no en términos absolutos. La propia Comisión reconoce que esta política es uno de los fracasos del VI Programa de Acción en Materia de Medio Ambiente. La buena noticia es que la situación es tan mala que se imponen medidas drásticas y la Estrategia EU 2020, para una UE del futuro, más inclusiva y competitiva, basada en el conocimiento y la ecoinnovación, incorpora como uno de los siete buques insignias una hoja de ruta para la Eficiencia de Recursos, para lo que es clave maximizar la prevención, la reutilización y el reciclado de residuos. Es decir, la UE debe ir avanzando hacia el residuo cero. Este es el objetivo final de Retorna, de lo cual el SDDR es un primer paso, porque un residuo no es más que un recurso mal utilizado.

La Unión Europea establece una clara diferenciación jerárquica de las erres: reducir, reutilizar, reciclar, recuperar y, sólo finalmente, eliminar en vertedero. ¿Retorna está de acuerdo con este orden?

Sí, y creo que nos quedaríamos solo con las cuatro erres y por ese orden ya que la disposición final, sea la del incinerador –o eufemísticamente en recuperadores de energía– o vertedero debe desaparecer. Su mera existencia es una muestra del fracaso de la política de residuos que, en lugar de reducirlos, se ha concentrado en gestionarlos. ¿Se imaginan que hubiéramos decidido gestionar el CO2 (como quieren algunos países con la llamada geoingeniería y el secuestro y almacenaje de CO2) en lugar de reducir sus emisiones?

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