Educación, investigación y empleo se dan cita en la primera edición de Ágora Internacional

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La primera edición de Ágora Internacional sobre Educación, Investigación y Empleo se celebrará en Extremadura del 10 al 13 de septiembre de 2019. Su sede principal será la Escuela de Ingenierías Industriales de Badajoz, si bien muchas de sus actividades se llevarán a cabo en otros centros educativos y universitarios, así como en instituciones, en sintonía con su alcance holístico y transversal.

José Luis Canito Lobo es el presidente del Comité Organizador, además de director de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Extremadura. “No se trata de un evento tradicional, ni para un colectivo específico, sino que es concebido como un evento social, inclusivo y abierto a toda la sociedad, a todas las personas que piensen que es necesario y deseen mejorar la educación, la investigación y el empleo, como pilares de la misma”, señala. Por ello, el lema que vertebra esta primera edición es, precisamente, “Hablemos de competencias”.

El I Ágora Internacional sobre Educación, Investigación y Empleo tendrá lugar del 10 al 13 de septiembre de 2019, pero… ¿qué es el Ágora? ¿Cuál es su visión?

La visión que tiene el Ágora es crear un espacio de encuentro y conexión Internacional que integre, durante 365 días, todos los niveles o ámbitos educativos-formativos: el previo a la universidad, el universitario, y el del entorno sociolaboral en el que se mueve el egresado una vez finaliza sus estudios. Trata de emerger como un espacio donde integrar estos ámbitos, de los que cabría esperar una coordinación lógica, para mejorar el desempeño en un contexto mundial de aprendizaje basado en competencias.

Entonces, ¿es un encuentro educativo? ¿Empresarial? ¿Un multimeeting, un congreso?

Su alcance va más allá de todo esto, en tanto que abarca tres dimensiones: educación, investigación y empleo (empresas). La mejor forma de responder a las exigencias del mundo actual es actuar desde “la cuna hasta la tumba”; porque debe hacerse de forma integral a toda la sociedad, es decir, uniendo en un mismo escenario a agentes y partes interesadas que ejercen su labor tanto en dimensiones educativas, como de investigación y del empleo, incluyendo, lógicamente, a organizaciones empresariales, entidades de formación, etc.

Por eso se organiza como una suma de eventos tipo congreso (las personas innovadoras pueden enviar sus aportaciones), y de tipo foro-multimeeting, más centrados en conectar, mostrar, dar a conocer, experimentar,…

Y, ¿por qué lo llaman Ágora?

Cada vez se encuentran en la sociedad más señales que advierten de la necesidad de cambio, de crear personas competentes, en el más amplio significado de la palabra competencia. En uno de los últimos informes realizados por la Comisión Europea, por ejemplo, se advierte que en toda Europa hay casi un millón de puestos de empleo que no se pueden cubrir por falta de cualificación de los trabajadores. Y se añade, en otro de esos informes, que el 40% de las empresas no encuentra perfiles idóneos para cubrir sus puestos de trabajo.

Es necesario, pues, contar con un espacio donde, como en las Ágoras antiguas, se reúna la sociedad para debatir sobre los problemas actuales, orientando dicho debate a la búsqueda de soluciones, no de culpables.

Entonces, ¿creen que realmente responde a una necesidad social?

Es evidente que hay un desfase importante entre lo que los sistemas educativos formales, informales y no formales proporcionan a la sociedad, y lo que ésta parece necesitar en un mundo cada vez más cambiante. Y esto es difícil de digerir en el momento en el que las generaciones jóvenes cuentan con una media de titulaciones elevada, por ejemplo. Hay que hacer cambios para que su perfil se adapte realmente a lo que la sociedad requiere.

¿No parece ese objetivo una meta muy ambiciosa? ¿No producirá rechazo en algunos entornos de su alcance que podríamos calificar como “tradicionales”?

Puede que así sea, pero en el tiempo que se lleva trabajando en el proyecto se ha detectado que hay muchas personas convencidas de la necesidad de cambio y que quieren hacerlo, pero que necesitan recursos y herramientas para comenzar, y conexiones para continuar. Recuerdo que mi abuelo siempre decía que en la vida hay que “aportar o apartar”. Eso sí, cuando quieras, vuelve y aporta, y el proyecto mejorará contigo.

Antes hablaba de que Ágora resulta de aunar diferentes tipos de eventos, y la cuestión es ¿cómo se ha estructurado para hacerlos compatibles?

El Ágora responde a un formato 4+361; es decir, 4 días de encuentro en el que mostrar, demostrar, acercar, idear, crear, conocer, facilitar, experimentar, etc. En estos días se realizarán actividades relacionadas con los seis ámbitos del saber, distribuidas en 6 ámbitos temáticos (ZonAgoras), diseñados como las caras de un cubo Rubik: formación, experiencias, I+D, ideas, tecnología y empleo; y 361 días para darle continuidad gracias a la Red Ágora.

Comentan varias veces lo de una Red Ágora, ¿en qué consiste esa red y cómo funcionará?

En la actualidad, las redes sociales son una herramienta de conexión muy fuerte que, bien empleada, puede favorecer contextos colaborativos win-win don-de todas las partes mejoren y consigan avanzar; pero queremos que, en lugar de poner en su epicentro a la persona, se ponga al proyecto a llevar a cabo como colectivo.

Para ello nace la Red Ágora, una red online que bajo los principios de una red neuronal, permita conectar entre sí no-dos, de forma que, cuando un nodo proponga un posible proyecto a acometer, la red permita realizar una casación con otros nodos que puedan contribuir a que el proyecto tenga éxito, activándolos.

Y, ¿cómo se forma o crea un nodo en la Red Ágora?

Formar un nodo es tan sencillo como que una persona se proponga coordinarlo, lo registre en el Ágora e indique las personas que lo integran, sus fortalezas como grupo y en lo que están interesados. Con esa información, la red podrá aplicar el algoritmo de casación que permita, ante una propuesta de otro nodo, evaluar la idoneidad de incluirlo en el proyecto.

Un nodo puede ser cualquier grupo de personas con un objetivo común: un grupo de innovación, de investigación, una empresa, un colegio profesional, una universidad, un centro educativo, un grupo inversor, una fundación, una asociación, un clúster…, no hay límite.

La idea es apasionante, pero ¿cómo y de dónde surge la fuerza para convertirla en proyecto?

Pues surge de un grupo de personas que, durante años, comienzan a observar el fenómeno que se conoce como rust out, que cada vez parece estar más presente en la sociedad: personas que no disfrutan de lo que hacen y que, además, cuestionan la valía de hacerlo, y quieren ayudar a la sociedad.

El grupo lanzadera parte de la universidad, desde donde, como un virus, el rust out parece haberse extendido a otras estructuras y contextos sociales. Enseguida se fueron uniendo personas de otros ámbitos y con las mismas inquietudes. Es necesario encontrar un antídoto que tomarse para acabar con ese virus que nos amenaza.

Y dentro del contexto de nuestros lectores, ¿qué interés tiene el proyecto Ágora para los ingenieros?

Recientemente leíamos en el número 321 de Técnica Industrial, una entrevista a Chris Waters de EYE, en la que insistía en la importancia del ingeniero como motor de cambio social. Al ingeniero siempre se le ha buscado por ser solucionador de problemas. Y el Ágora busca desarrollar proyectos que solucionen problemas. Por eso la semilla ha germinado en una Escuela de Ingenierías, para convertirse después en un árbol social con ramas de todos los ámbitos y dimensiones.

¿Y qué tipo de nodos pueden constituir los ingenieros dentro de la Red Ágora?

Cualquiera. Imaginemos, por ejemplo, que el COGITI tiene, en un momento dado, dentro de su magnífica línea de formación a ingenieros, el objetivo de impulsar un proyecto que permitiese formar especialistas en riesgos eléctricos mediante dispositivos de gafas 3D/realidad virtual. El nodo COGITI podría, para facilitar el logro de este objetivo, lanzar en la Red Ágora esta propuesta de proyecto. La Red realizaría una casación con otros nodos: fabricantes de gafas 3D, desarrolladores de software, formadores, inversores, etc., acercándolos y facilitando el contexto win-win colaborativo necesario. Si entre los diferentes nodos seleccionados se llega a un acuerdo, sin duda el proyecto tendrá más posibilidades de tener éxito y en menos tiempo.

Es de suponer que el proyecto ha ido durante este tiempo de “germinación” consiguiendo apoyos. ¿Con qué apoyos cuentan para hacer realidad algo tan ambicioso?

El Ágora surge como un proyecto inclusivo de personas para personas, para la sociedad en general, sin ánimo de lucro, de forma que lo generado se reinvierta en fomentar proyectos en la Red Ágora, más allá de los propios proyectos que de forma autónoma lancen sus nodos.

Este concepto ha sido entendido por las muchas personas que, individualmente o en representación de algún tipo de entidad, empresa o institución, han ido conociendo estos años el proyecto, lo que ha facilitado su adhesión al mismo.

Nos complace contar con el apoyo, entre esas muchas personas que aceptan la visión del Ágora, de Su Majestad el Rey, que preside el Comité Honorífico, y desde el COGITI y la Fundación Técnica Industrial, con el de su presidente, D. Jose Antonio Galdón Ruiz. Además, contamos con el apoyo desde Asociaciones de Madres y Padres hasta de alumnos de diferentes niveles educativos; y en la empresa, desde directivos hasta empleados. Desde su carácter social y universal, el Ágora ha involucra-do a más de 100 personas en su organización.

¿Y para participar en este apasionante proyecto, una persona interesada, qué debe hacer?

Pues lo primero conocerlo bien, para lo cual dispone de la web www.agora2019. com, o bien puede asistir a alguna de las sesiones de presentación del proyecto que se están llevando a cabo desde noviembre, y que continuarán hasta mayo de 2019. Tras ello, registrarse en la web y, si lo desea, formar parte de un nodo, ya sea coordinándolo o siendo miembro del mismo, para así aprovechar las ventajas de la Red Ágora.

Y a partir de ahí, involucrarse en la medida que desee, como gota que llena un vaso o como ola que llena piscinas. Así, dispone de diferentes modalidades winAgora para participar: comités, sponsor&partnAgoras, comunicante, asistente, congresista, etc. Hay donde elegir.

Y a aquellas personas que no estén convencidas de que el cambio que pretende este proyecto en la sociedad sea necesario, ¿cómo podría convencerlas el Ágora?

No se trata de convencer. El lema del Ágora es “hablemos de competencias”. Hablemos, no impongamos. Por eso hace suyo el lema que mi abuelo me regaló en relación a “aportar o apartar”.

Para terminar, ¿tendrá continuidad en el tiempo?

Claro, un proyecto como este no puede nacer con fecha de caducidad. La segunda edición del mismo será en Madrid, donde los nodos podrán presentar los primeros resultados de los proyectos de la Red Ágora. Para entonces el objetivo es que nadie “se aparte”, y todos “apor-ten”, porque con cada gota se llenará el vaso del antídoto de cambio necesario para combatir el virus del rust out.

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