Ladrillos de lana y arcilla, nueva fórmula para conseguir una construcción más sostenible
Investigadores españoles y escoceses han añadido fibras de lana al material arcilloso con el que se fabrican los ladrillos y las han unido con alginato, un polímero natural que se extrae de las algas. El resultado son unos ladrillos más resistentes y ecológicos, según acaba de publicar la revista Construction and Building Materials. Las fibras de lana se han añadido al material arcilloso del ladrillo, que utiliza como conglomerante el alginato, un polímero natural de las paredes celulares de algas marinas. Según los tests mecánicos realizados, el compuesto es el 37% más resistente que otros ladrillos de tierra estabilizada, sin cocer.
Los suelos arcillosos han sido proporcionados por fabricantes de ladrillos escoceses, de donde también proviene la lana, ya que la industria textil local no consume toda la que produce. El enfoque es obtener un material adecuado para condiciones climáticas adversas, como las específicas de Reino Unido.
Los investigadores han analizado el efecto del reforzamiento con lana de oveja en distintos suelos, y han llegado a distintas conclusiones: estas fibras mejoran la resistencia de los ladrillos a la compresión, minimizan las fisuras y deformaciones por contracción, reducen el tiempo de secado y aumentan su resistencia a los esfuerzos de flexión. Esta investigación es una de las iniciativas que fomentan el desarrollo de materiales de construcción cada vez más sostenibles. Se incluye dentro de la fabricación de ladrillos que no requieren cocción, por lo que contribuye al ahorro energético.