La dependencia energética en España por sectores y su impacto económico

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Energy dependence in Spain by sectors and its economic impact

RESUMEN

En este artículo se describe la situación histórica de España frente a la dependencia energética y la evolución en los últimos años. Se analiza la dependencia energética en función de los diferentes sectores, en concreto el sector industrial, el transporte y el de usos diversos, en el que estarán incluidos agricultura, pesca, comercio, servicios y Administraciones públicas, el residencial y otros. A partir del análisis del mix de consumo energético de cada uno de los tres sectores objeto del estudio, se realizan una serie de propuestas para reducir la dependencia energética en los mismos, comprobando los importantes beneficios económicos directos que tendrán para la economía española.

Este estudio permite concluir que, con una correcta planificación a medio y largo plazo, se pueden poner en marcha medidas encaminadas a la reducción de la dependencia energética y que, a su vez, sean menos contaminantes, sin que ello tenga un coste adicional en nuestra economía. En este estudio solo se han considerado los beneficios directos por el ahorro de los intereses para financiar las importaciones de energía que se evitan, sin tener en cuenta el ahorro en los bonos de emisión de CO2, los beneficios medioambientales ni la generación inducida de empleo y riqueza que se desprenderían de la puesta en marcha de las acciones propuestas y de una mayor utilización de fuentes de energía propias.

Recibido: 28 de marzo de 2016
Aceptado: 3 de junio de 2016-06-09

Palabras clave

Sistema energético, dependencia energética, gestión energética, energía por sectores, déficit energético

ABSTRACT

This paper describes the historical situation of Spain regarding its energy dependence and how it has been developed in recent years. Energy dependence is analyzed in terms of various sectors, particularly industrial and transport sectors, and the sector of mixed use, which includes agriculture, fishery, trade, public services and Administration, residential and others. Based on the analysis of mixed energy consumption of each analyzed sectors, in which the study is focused, some proposals are made to reduce the energy dependence of these sectors. Furthermore, the considerable direct economic benefits expected for the Spanish economy obtained by the implementation of proposed measures are analyzed.

The study leads to the conclusion, by setting desirable medium to long-term planning measures, that some measures can reduce Spain’s energy dependence. The implementation of proposed measures will reduce the pollution in the country without generating any additional cost on the economy. However, in the scope of this study, only the direct benefits achieved by the savings of interest payments to finance energy imports have been addressed. Further benefits such as savings of bonus related to CO2 emissions, environmental benefits and induced generation of employment and wealth generation that would result from the implementation of the proposed actions related to a more intense use of own energy resources have not been considered.

Received: March 28, 2016
Accepted: June 3, 2016

Keywords

Energy system, energy dependence, energy management, energy by sector, energy deficit


Introducción

Uno de los grandes retos para cualquier país, su economía y desarrollo es la energía y todos los factores que le afectan, desde la dependencia energética, el precio, la estabilidad, la contaminación, la fiabilidad del suministro, etc., y del correcto equilibrio entre to-dos ellos dependerá en gran medida las posibilidades de crecimiento y competitividad de un país.

En este artículo se analizará uno de los grandes problemas que presenta el sistema energético español, que es la gran dependencia energética, y que conforme a los datos extraídos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo se encontraba en el año 2014 en el 70,61%, frente a la media de la UE, que está en el 53%. Este hecho presenta una influencia muy negativa en nuestra balanza de pagos con el exterior y, por tanto, un desequilibrio en nuestra capacidad de endeudamiento, en el riesgo país (prima de riesgo) y, por supuesto, un alto coste económico para financiar esas importaciones.

Para el correcto análisis de la dependencia energética, es importantísimo realizar un estudio pormenorizado de las fuentes de energías consumidas y el uso al que se destinan las mismas. En este caso se han analizado los tres grandes sectores de consumo energético como son el industrial, el transporte y el de usos diversos, en el que estarán incluidos agricultura, pesca, comercio, servicios y Administraciones públicas, residencial y otros, y de esta forma se conocerá cuál es la dependencia energética media de cada uno de ellos. Para ello, se utilizará el estudio realizado por el IDAE de los balances de energía final por sectores y fuentes de energía con los datos de los años entre 2009 y 2013, para tener una muestra significativa.

Una vez obtenidos los datos de la dependencia energética media de los diferentes sectores, se realizarán una serie de propuestas encaminadas a la reducción de la misma en cada uno de los sectores, y se analizará el impacto económico que tendría la puesta en funcionamiento de las mismas.

Para ello, deberá modificarse nuestro modelo de consumo energético en los diferentes sectores, donde se prime en este caso la utilización de fuentes de energía de las que podamos autoabastecernos como la energía eléctrica o las renovables (solar térmica, biomasa, etc.).

Como todos sabemos, la energía el éctrica se puede obtener a través de recursos propios (eólica, nuclear, fotovoltaica, hidráulica, etc.), por lo que aumentando el grado de autoproducción de la misma, y aumentando el consumo eléctrico frente a los fósiles, disminuiremos la dependencia energética y obtendremos considerables beneficios económicos, medioambientales y de estabilidad para nuestro país1.

Todo ello, como se podrá comprobar en las conclusiones del artículo, tendrá un enorme impacto económico solo considerando los intereses para financiar el exceso de importaciones energéticas y, por tanto, todo ese dinero podría ser destinado a poner en marcha las medidas de disminución de la dependencia energética que se proponen.

El objetivo del artículo será demostrar que con una correcta planificación a medio-largo plazo, podríamos reducir nuestra dependencia energética, mejorar la estabilidad de los precios de la energía, reducir la contaminación, mejorar la garantía de suministro, etc., sin que ello suponga un coste añadido para nuestra economía, generando al mismo tiempo mayor actividad económica en nuestro país.

Evolución de la dependencia energética en España

Como introducción resulta muy gráfico
comprobar la evolución de la dependencia
energética de España durante
los últimos 45 años en términos económicos,
para lo que se han analizado
las importaciones de energía respecto
al total de las energías consumidas y
otro valor muy significativo como es
la evolución del consumo de energía
procedente de combustibles fósiles
respecto al total.

En la figura 1 se muestra la evolución
del consumo de combustibles
fósiles desde el año 1960, pasando del
92% al 73% para el año 2014, en dos
escalones, uno de ellos desde 1984 hasta
1990, cuando comienzan a entrar en
funcionamiento las centrales nucleares
y, por tanto, sustituyen el 10% del consumo
de combustibles fósiles, y otro en
el año 2007, cuando comienzan a incorporarse energías renovables a nuestro sistema y comienza otra etapa de descenso de combustibles fósiles1,2.

En cuanto a la dependencia energética medida en términos globales, vemos cómo se produce una variación menos uniforme en la evolución de los años. Se observa que hay una primera etapa de crecimiento de la dependencia energética desde el año 1960 con el 40% hasta el año 1976, cuando se alcanza el 80%, por la sustitución progresiva del consumo de carbón nacional por derivados del petróleo que hay que importar, para posteriormente sufrir un descenso por la incorporación de las nucleares1, y nuevamente otro aumento provocado por la incorporación del gas natural a nuestro sistema energético, hasta el año 2007 con casi el 80% y cuando se reduce la dependencia
por la incorporación de las
fuentes de energía renovables, hasta
alcanzar el 70,61% en el año 20143,4.

Esta evolución en los hábitos del
consumo de energía depende de muchísimos
factores no solo económicos
y demográficos, sino también políticos,
que han influido de manera decisiva,
y para ello solo hace falta observar la
gráfica en la década de 1980, cuando se
ponen en funcionamiento la mayoría
de centrales nucleares, o cuál es la evolución
de la energía alternativa a partir
del año 2005 cuando se introducen políticas
de fomento de las mismas1.

Con ello, se quiere dejar constancia
de que los hábitos de consumo energético
se pueden modificar en función de
las políticas que se adopten, y en función
de los objetivos que se persigan, y
queda patente en vista de los resultados
obtenidos que no ha existido una
política energética clara, con objetivos
de reducción de la dependencia o estabilización
de precios, sino que se han
seguido parámetros estacionales y ocasionales
en función de la oportunidad.

Si se analiza cuál y cómo ha sido el
consumo energético en los últimos 25
años, tal como se muestra en las figuras
2 y 3, se comprueba cómo de nuevo
son las políticas las que modifican
los hábitos de consumo5.

Se observa por ejemplo que el gas
natural pasa de ser una fuente energética
prácticamente residual en la
década de 1990, a convertirse en la segunda
fuente de energía más utilizada
gracias no solo a la instalación de
ciclos combinados para la generación
de energía eléctrica, sino a su paulatina
utilización en industrias y en el
sector terciario y residencial, algo que
vuelve a suponer el aumento de la dependencia
energética española. Otros
claros ejemplos son el aumento de los
consumos de las energías renovables
(eólica, solar, geotérmica, etc.) y los
biocarburantes o residuos en la última
década, aunque se mantienen en
niveles muy bajos respecto al porcentaje
total6,7.

De esta forma, nuestro mix energético
primario medio de los últimos
25 años representa una utilización de
combustibles fósiles (petróleo, gas natural
y carbón) del 79,42% (v. fig. 2).

Este hecho hace que nuestro consumo
energético esté totalmente
desproporcionado frente a nuestros
recursos, teniendo que importar en
la actualidad casi el 71% de toda la
energía que consumimos, algo que
provoca no solo la inestabilidad de
los precios8 y el suministro, sino también
unos efectos devastadores para
nuestra economía.

Según todo lo anterior, se hace necesario
analizar el porqué y el cómo
de nuestro consumo energético final,
para ver cuáles serían las principales
actuaciones que llevar a cabo a fin
de reducir la dependencia energética
a nivel estatal. El estudio se basa en
tres grandes sectores como el sector
industrial, que incluye todo el sector
manufacturero no energético;
el sector del transporte en todos sus
ámbitos, y un sector de usos diversos
que incluye comercio y servicios, residencial,
Administraciones públicas,
pesca, etc.

En la figura 3 se muestra la evolución
del consumo energético en los
diferentes sectores, comprobando que
mientras que todos ellos experimentan
un crecimiento más o menos similar
desde el año 19909,10, el sector del
transporte en el año 2007 alcanza el
máximo y comienza un descenso hasta
2013 (coincidiendo con la crisis), al
igual que ocurre con el sector industrial,
aunque en este caso se produce
en 2005 y se estabiliza en 2009 y, sin
embargo, el sector de usos diversos
mantiene una tendencia creciente desde
1990, reflejando en menor medida
los efectos de la crisis económica11.

En la figura 3 también se puede
ver el porcentaje medio del consumo
energético durante los últimos 24
años, desde el año 1990 hasta 2013
de cada uno de los tres sectores de los
que se ha hecho el estudio, comprobando
que el sector transporte es el
que más consume con poco más del
41%, seguido de los usos diversos
con el 34,12% y de la industria con el
24,71%11.

Estudio de la dependencia energética por sectores

El estudio se centra en el análisis pormenorizado
en los años comprendidos
entre 2009 y 2013 de los consumos
energéticos de los diferentes sectores
(transporte, industria y usos diversos),
a los que se les aplicará los coeficientes
medios de autoabastecimiento obtenidos
previamente para cada una de las
fuentes de energía final y que quedaría
como en la tabla 1, extraída de los
datos facilitados por el Ministerio de
Industria Energía y Turismo5. Hay
que tener en cuenta que en cuanto al
mix de generación de energía eléctrica
se considera la energía nuclear 100%
autoabastecida.

Análisis del sector industrial

De los datos extraídos del estudio realizado
por el IDAE, obtenemos el mix
energético medio del consumo del
sector de la industria española durante
los años 2009-2013, y que se puede
ver en la figura 4. En ella podemos
comprobar que casi el 40% de la energía
consumida es gas natural, seguido
de la electricidad con casi el 30%, y
casi el 20% de productos petrolíferos,
estando alrededor del 6% el consumo
de carbón y el de fuentes renovables11.

En función de los consumos de
energía de las distintas fuentes y considerando
el grado de dependencia
que se desprende de la tabla 1, tendríamos
el siguiente resumen que se
detalla en la tabla 2, en la que se puede
observar el porcentaje de dependencia
energética de los diferentes tipos de
industria y que quedará representado
en la figura 5.

Análisis del sector transporte

Respecto al sector del transporte,
que, como se ha expuesto anteriormente,
es el sector que más energía
consume, extraemos del estudio del
IDAE, se obtiene el mix energético
medio durante los años 2009-2013 y
que se ve reflejado en la figura 8, que
indica claramente que casi el 96% de
la energía consumida son productos
petrolíferos, lo que nos da de por sí
una idea de la alta dependencia energética
de este sector11.

En la figura 7, se muestra la dependencia
energética de los diferentes
medios de transporte en función del
grado de dependencia de las fuentes
de energía recogidos en la tabla 1.

Usos diversos

Dentro de los usos diversos se considera
la agricultura, la pesca, el comercio, servicios, Administraciones
públicas, el sector residencial y otros
no especificados. Se observa que el
mix energético va a resultar muy diferente
al de los sectores anteriormente
analizados.

En la figura 8, se muestra el mix
energético del sector de usos diversos
en su conjunto, y se incluyen también
los específicos del comercio, servicios,
Administraciones públicas y el residencial,
ya que cuantitativamente son
los más importantes de este sector y
es relevante tener una visión particular
de los mismos11.

Resumen de los tres sectores

Según todos los datos analizados
y como resumen de los mismos se
obtiene que la dependencia energética
de los diferentes sectores es la
que se presenta en la figura 12, en la
que se observa que el transporte tiene
el 95,35% de dependencia frente
al 74,70% del sector industrial y del
62,08% de los usos diversos.

Por tanto, relacionando los porcentajes
de energía consumida por cada
uno de los sectores y la dependencia
energética de los mismos, se obtiene
una dependencia energética media
respecto del consumo final o secundario
de energía entre los años 2009 y
2013 del 79,12%.

En la tabla 2 se muestran las variables
concretas sobre las que habría
que actuar para reducir la dependencia
energética global.

Acciones posibles para reducir la dependencia energética

Se exponen a continuación una serie
de actuaciones que realizar en cada
uno de los sectores y de forma global,
para conseguir disminuir nuestra dependencia
energética.

Dado que España no es un país
productor de gas y petróleo, y solo un
pequeño porcentaje del carbón que
se consume es de origen nacional, se
debe disminuir el consumo de dichas
fuentes energéticas, en detrimento
de energías generadas con fuentes
de energía propias, o de las que sea
posible el autoabastecimiento, por
ejemplo la electricidad y las energías
renovables.

Para ello, lo primero que habría que
realizar es un plan para aumentar el
grado de autoabastecimiento del sistema
de generación eléctrico español,
donde se vayan sustituyendo las centrales
térmicas de carbón, y los ciclos
combinados, por fuentes de energías
renovables como la eólica, la solar fotovoltaica,
la termoeléctrica, biomasa,
etc., y lograr un equilibrio para que
por lo menos el sistema se autoabastezca
en el 80%.

Pero es más, habría que sustituir
paulatinamente los consumos de gas
natural y de derivados del petróleo en
los diferentes sectores en detrimento
de la energía eléctrica producida por
fuentes propias.

En este sentido son muchas las propuestas
que se pueden realizar, pero algunas caen por su propio peso como
son la paulatina incorporación de los
vehículos eléctricos o la sustitución
de las calefacciones de gas o gasoil
por bombas de calor eléctricas, pero
además, todo ello debería venir acompañado
de un aumento de la eficiencia
energética en todos los sectores, con
lo que se conseguirían los fines perseguidos
de reducción de nuestra dependencia
energética.

Y como resumen de todo ello, vamos
a realizar un estudio de la dependencia
energética, considerando las
siguientes actuaciones que realizar:

1) Aumento del grado de autoabastecimiento
del sistema de generación
eléctrica desde el 58,78%, que es la
media entre los años 2009 y 2013,
hasta el 80% que se propone.

2) En el sector industrial:

– Sustituyendo el 30% del consumo
de gas por energía eléctrica.

– Sustituyendo el 30% el consumo
de fuel por energía eléctrica.

– Sustituyendo el 30% el consumo
de carbón por energía eléctrica.

3) En el sector del transporte:

– Sustituyendo el 10% del consumo
de gasóleos y gasolinas del transporte
por carretera, por electricidad,
mediante la incorporación del coche
eléctrico.

4) En el sector de usos diversos:

– Sustituir el 30% del consumo de
productos petrolíferos y de gas en el
subsector comercio, servicios, Administraciones
públicas y otros, por electricidad.

– Sustituir el 30% del consumo de
carbón, de productos petrolíferos y
de gas en el subsector residencial, por
electricidad.

Los resultados pueden verse en la
tabla 6 y en la figura 13, en las que se
puede comprobar que la dependencia
energética disminuiría en un 14,48%,
con los consiguientes beneficios económicos
y medioambientales que ello
conllevaría y que se enumeran en el
siguiente punto.

Repercusión económica de la
disminución de la dependencia
energética

La disminución de la dependencia
energética tiene efectos positivos sobre
la balanza de pagos, de manera
que esos efectos positivos se pueden
transformar en mejoras para la economía nacional. En primer lugar, la
disminución de importaciones energéticas
permite disminuir los pagos
al exterior y el endeudamiento, por lo
que mejora la prima de riesgo; y en segundo
lugar la autonomía energética
es uno de los objetivos de la política
energética puesto que nos aísla de las
variaciones de precios energéticos internacionales
y nos permite políticas
económicas más independientes.

En la figura 12 se muestra el valor
de las importaciones energéticas de los
años 2009 al 201312 y las que potencialmente
se habrían realizado aplicando
las medidas descritas previamente. Se
observa que existiría una reducción de
casi el 15% del valor de las importaciones
de energía, lo que a su vez quedaría
reflejado en nuestra balanza comercial
con el exterior.

Como se muestra en la figura 12,
durante los años 2009-2013 si se hubiesen
aplicado las medidas propuestas,
se habrían dejado de importar
27.522.130,79 € (190.069.964 € –
162.547.833 €) en fuentes de energía.

Valoramos la disminución de las
importaciones energéticas con el coste
medio de la deuda que proporciona
el Ministerio de Economía, y del que
podemos observar su evolución desde
el año 2001 hasta la fecha en la figura
1313.

Por tanto, y en función de los datos obtenidos tanto con la disminución en las importaciones energéticas como en los costes de financiación, se obtiene el ahorro estipulado solo en intereses, durante los cinco años objeto del estudio. Para ello hay que tener en cuenta que en el importe que hay que financiar año tras año, es necesario considerar el acumulado de los años anteriores, y todo ello se recoge en la tabla 4.

El importe del ahorro solo en intereses durante estos cinco años objeto de estudio sería de casi 3.000 millones de euros, lo que perfectamente podría utilizarse para financiar las políticas activas que pusiesen en marcha todas las reformas que se han propuesto en el punto 4.

Pero además de este considerable ahorro económico que sería totalmente tangible, habría que considerar la generación de empleo y la economía inducida, que traerían consigo todas las inversiones que realizar para poner en marcha dichas reformas (instalación de nuevas centrales de producción eléctrica con fuentes renovables, renovación de los sistemas de climatización, la instalación de electrolineras o puntos de recarga para el coche eléctrico, etc.), así como la reducción de emisiones de CO2 que, además del ahorro que supondría en derechos de emisión, tendría unos enormes beneficios medioambientales y para la salud.

Conclusiones

Este estudio presenta la novedad de haber realizado el análisis de la dependencia energética por sectores y, de esta forma, una información más concreta de las medidas que se podrían poner en marcha para reducir la misma y, por tanto, conseguir los beneficios esperados.

Hay que tener en cuenta que aunque en este artículo solo se reflejan los beneficios directos de la reducción de la dependencia energética, en cuanto al ahorro de los intereses destinados a provisionar las importaciones energéticas, serían objeto de estudios posteriores la considerable disminución de emisiones de CO2 a la atmósfera y, por tanto, el ahorro en los bonos de emisión, y por supuesto la generación de empleo y economía inducida no solo por el hecho de llevar a cabo las reformas propuestas, sino también por la mayor utilización de fuentes de energía propias en detrimento de las importaciones.

Además de lo expuesto, tendría otra serie de beneficios añadidos y relacionados con la balanza de pagos con el exterior, ya que al disminuir nuestras importaciones disminuiría también nuestro riesgo como país lo que se vería reflejado tanto en la prima de riesgo como en el coste de financiación de nuestra deuda pública.

Mediante una correcta planificación de los recursos energéticos a medio largo plazo, es posible reducir la dependencia energética del país sin poner en riesgo su capacidad energética ni aumentar el coste de la energía. Las medidas propuestas aportarían numerosos beneficios tanto a nivel económico y medioambiental como respecto a la estabilidad de precios y volatilidad de los mercados.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido parcialmente financiado por la
Generalitat valenciana en el marco del proyecto
Prometeus 2014/044.

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